acto 6 nosotros los ayudamos pibes

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- ¿Puede repetir cómo exactamente pasó esto? - preguntó Shirou, observando el cadáver del demonio que yacía frente a ellos, portando un arma consigo.

- Ah, eso es una larga historia, pero se las contaré - respondió la anciana, acomodándose en una silla mecedora.

Flashback:

Después de la guerra en la que participó Shirou, el pueblo comenzó a ser acosado por los demonios, que rondaban por la localidad y aterrorizaban a los ciudadanos. El miedo se apoderó del lugar y la gente se resguardó en sus hogares, sin atreverse a salir.

Sin embargo, en un momento dado, los sonidos de la pelea afuera cesaron. La anciana, cansada de la situación, decidió arriesgar su vida y salir a investigar. Para su sorpresa, encontró que los demonios que los acechaban estaban siendo brutalmente eliminados por un grupo de pieles verdes, orkos enojados que parecían inquebrantables.

Los orkos se abrieron paso a través de los demonios, y cuando sus miradas se cruzaron con la de la anciana, se acercaron hacia ella. A pesar del temor, la anciana mantuvo su compostura.

- ¿Pertenecer al imperio del Kaudillo Shirou? - preguntaron los orkos con un tono amenazante.

La anciana se encontró sin saber qué decir, pero asintió con la cabeza en respuesta.

- ¡VIERON TODOS, ELLA PERTENECE AL IMPERIO DE SHIROU, ELLA ES ALIADA! - exclamó uno de los orkos, haciendo que el resto se uniera en un clamoroso coro.

Fin del flashback

Desde ese día, los orkos habían estado ofreciendo su ayuda a los humanos en todo sentido. Construían casas, cazaban comida y se encargaban de la agricultura de una manera peculiar, incluso araban la tierra a golpes y regaban utilizando la saliva de los garrapatos, lo cual resultaba bastante extraño.

Mientras observaban desde la ventana, Shirou, Kiken y Zoru presenciaron cómo los orkos llevaban a cabo sus tareas de manera única y entretenida. Golpeaban la tierra como si estuvieran peleando, araban el suelo con sus espadas y regaban de manera poco convencional utilizando la saliva de los garrapatos.

La atención de Shirou fue atraída por una granja de animales que estaba cerca. Reconoció a los pollos, cerdos, vacas y toros, aunque habían crecido considerablemente y parecían estar en perfectas condiciones. Incluso notó una granja de garrapatos, algo que lo hizo sonreír de manera curiosa.

- Me parece impresionante cómo han logrado establecer una comunidad autosustentable aquí. Los orkos parecen haberse convertido en una parte esencial de este lugar - comentó Kiken, elogiando a la anciana por su esfuerzo.

- Oh, no es para tanto. Los orkos pueden ser un poco... peculiares, pero resultan ser una excelente mano de obra. Trabajan con entusiasmo y disfrutan de lo que hacen, lo que los convierte en trabajadores bastante eficientes , mejor dicho son como esclavos - intervino Zoru con una sonrisa burlona, observando cómo los orkos realizaban algunas acciones bastante inusuales.

Kiken solo sonrió nerviosamente ante el comentario de Zoru, mientras que Shirou suspiró profundamente, dándose cuenta de que la relación entre Zoru y los orkos seguía siendo complicada.

Habían llegado a un acuerdo con la anciana, un pacto que sellaba su unión bajo el estandarte del imperio de Shirou. Los recursos fluyendo entre planetas, la promesa de protección y avances tecnológicos habían traído una sensación de éxito a Shirou. La victoria sobre el demonio y la seguridad que brindaba su nuevo aliado eran razones suficientes para considerar ese día como uno de los mejores.

Sin embargo, el tono positivo se desvaneció cuando Zoru buscó una conversación en privado con Shirou. Ambos se encontraban en una habitación vacía, y el ambiente estaba cargado de tensión.

Zoru se aproximó a Shirou de manera desafiante, y sus palabras se clavaron como dagas en sus oídos: "Aléjate de Kiken". Shirou frunció el ceño, confundido por el mensaje directo de Zoru. La sorpresa inundó sus ojos cuando Zoru se alzó y colocó sus manos en la cara de Shirou, tomando su atención por completo.

- ¿En serio crees que un Mon'keigh como tú tiene alguna oportunidad con Kiken? Ella es una eldar con más de 5 mil años de vida. Hasta me das lástima, humano. Es mucho más de lo que podrías comprender. ¿Te rendirás? - burló Zoru, dejando caer una sombra de duda en Shirou.

Shirou nunca había considerado su relación con Kiken bajo esa perspectiva. Sus pensamientos se mezclaron con el sarcasmo de Zoru, pero no podía quedarse callado.

- ¿Y tú? ¿Tienes oportunidades? - contraatacó Shirou, desatando la furia de Zoru que se manifestó en una cachetada abrupta.

- Mira, Mon'keigh, el único motivo por el que mi raza y yo estamos contigo es porque Kiken así lo quiso. Si dependiera de mí o de ellos, habríamos preferido morir antes que unirnos a esta "sociedad pacífica". Suena estúpido, ¿verdad? Yo solo espero el momento en que despiertes de tus ilusiones y veas la galaxia por lo que es. ¿Tus propios congéneres no te quisieron, verdad? - arremetió Zoru con una mezcla de furia y sarcasmo.

La tensión en la habitación escaló a un punto crítico cuando Shirou se levantó de su asiento y agarró el cuello de la camisa de Zoru, enfrentándolo con determinación. Zoru parecía sorprendido por la reacción de Shirou, pero su rostro reflejaba un enojo igualmente intenso.

- Escúchame bien, maldito. Nadie te está obligando a quedarte. La cápsula de escape está ahí, y puedes largarte cuando quieras. No me importa si estás celoso o resentido por lo que sientes que te "robo". Solo me importa mi imperio. Yo creí en ti como amigo, no como un amargado celoso. Pensé que... que éramos amigos - murmuró Shirou, dejando escapar sus pensamientos con una mezcla de amargura y nostalgia.

"Como sea, 'Su Majestad', voy a estar en otro lugar lejos de ti. De todas maneras, solo tengo que esperar 100 años para que te mueras..." - dijo Zoru con amargura, su voz resonando en la habitación antes de que saliera, dejando a Shirou solo con sus pensamientos. Un amargo eco de esas palabras quedó suspendido en el aire, como un recordatorio de la distancia que había crecido entre ellos.

La discusión había dejado una marca en ambos, y Shirou se hundió en una sensación de amargura. A pesar del éxito que había tenido en este día, se sintió afectado por la confrontación con Zoru.

El día que había comenzado con tanta promesa y logros había terminado en una nota amarga.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora