acto 3 viaje por las estrellas

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- Me llamaron para algo, ¿verdad? - preguntó Shirou, acompañado de Shidou, al licenciado ya Barri, quienes estaban cubriendo algo con una gran manta.

Barri y el licenciado compartieron su deseo de tener su propio taller de investigación, aunque no lo expresaron directamente. Sin embargo, Shirou entendió la petición y pidió de buena gana. Gracias a la abundante pila de materiales dejados por la ciudad colmena, tienen recursos de sobra. Aunque Shirou aclaró que el taller debía estar ubicado bajo tierra para evitar posibles... "accidente".

Jefe, ¡tenemos una noticia emocionante! Tenemos nuestra primera... ¡NAVE ESPACIAL! - exclamó el licenciado con entusiasmo, enviando la señal a Barri para que destapara lo que estaban ocultando bajo la manta.

A medida que la manta se retiró, se reveló una estructura masiva hecha de chatarra. Era una montaña de chatarra, pero aún más grande de lo que habían anticipado.

 Era una montaña de chatarra, pero aún más grande de lo que habían anticipado

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Parecía una nave espacial.

- ¿Nave espacial? - preguntó Shirou, sintiendo un nerviosismo en su voz.

- Sí, jefe. Es momento de que nos expandamos por la galaxia. No podemos quedarnos aquí para siempre - afirmó Barri, colocándose al lado de Shirou con entusiasmo.

- Vaya, por fin estos dos fabricaron algo útil - comentó Bruz mientras entraba a la base.

- Bueno, jefe, ¿vamos a viajar ya? - preguntó Bruz emocionado, golpeando la espalda de Shirou con entusiasmo.

- Jeje, voy a pensarlo un momento. Tengo algunas cosas que atender - respondió Shirou antes de salir del lugar.

Más tarde, mientras Shirou estaba en su habitación, Shidou lo acompañó y le preguntó:

Papá, ¿estás asustado?

- ¿Qué clase de pregunta es esa? - respondió Shirou, un poco sorprendido por la franqueza de la pregunta.

- Es que parece que no estás muy emocionado por la idea de viajar - continuó Shidou, con una expresión inocente en su rostro.

La verdad es que Shirou sí tenía miedo. No solo temía a la inmensidad de la galaxia ni a la apariencia poco confiable de la nave. Su mayor temor era perderse en el espacio y no poder regresar. Pero lo peor de todo era que sabía que viajar entre las estrellas era la mejor opción en este momento para buscar supervivientes y aliados.

Sumido en sus pensamientos, alguien llamó a la puerta de su habitación.

- Puedes pasar - dijo Shirou mientras estaba recostado en la cama.

- Oye, comandante, no te veo muy bien. ¿Es por el espacio? - preguntó Lisa mientras entraba al despacho de Shirou.

Shirou se puso de pie, tratando de ocultar su preocupación.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora