Shirou canalizaba su poder psíquico y mágico en sus dos espadas, infundiendo en ellas una combinación de rayos disformes y fuego de la disformidad. Las llamas negras y rojas envolvían las hojas de sus espadas mientras el poder distorsionado crecía a su alrededor.
Con esta energía recién encontrada, Shirou se lanzó al ataque con determinación. El Harlequín intentó bloquear sus ataques, pero notó algo diferente. Shirou se movía cada vez más rápido y sus golpes eran más intensos.
Los dos chocaron en un duelo frenético, pero el Harlequín pronto se percató de que Shirou estaba aumentando en velocidad y fuerza con cada instante que pasaba. Los golpes del joven mago eran implacables y agresivos, y el Harlequín luchaba por defenderse.
En un momento de pausa, el Harlequín trató de idear un plan para contrarrestar a Shirou, pero antes de que pudiera implementarlo, el mago creó un vórtice de fuego con sus espadas, envolviendo al Harlequín en llamas. Aunque el Harlequín erigió un escudo psíquico para protegerse, el fuego lo atravesó y lo dañó.
Shirou, aprovechando la oportunidad, lanzó un corte de fuego directamente hacia el Harlequín, quien logró esquivar el ataque pero se encontró cara a cara con Shirou. Antes de que pudiera reaccionar, Shirou descargó un puñetazo reforzado con energía psíquica que envió al Harlequín volando a través de varias habitaciones de la nave, que ya estaba siendo devastada por los ataques de Shirou.
El Harlequín, sorprendido por la fuerza del humano, se puso de pie nuevamente mientras murmuraba:
- Maldita sea, este humano es realmente hábil en la pelea.
Sin embargo, sus pensamientos se interrumpieron cuando comenzó a esquivar una serie de balas disparadas hacia él. Aunque esquivó las balas con destreza, pronto se dio cuenta de que eran explosivas, y las detonaciones comenzaron a acercarse peligrosamente. Se vio obligado a moverse con agilidad para evitar ser alcanzado por las explosiones, mientras la nave continuaba ardiendo y temblando bajo el impacto de la batalla.
El estruendo de las explosiones llenó la sala mientras las balas cargadas con energía disforme detonaban, generando ondas de caos y destrucción a su alrededor. El Harlequín se vio obligado a moverse con agilidad para evitar ser alcanzado por las detonaciones, mientras Shirou, con determinación, continuaba avanzando.
Shirou apareció de repente delante del Harlequín, empuñando su espada demoníaca con firmeza. El corte de la espada buscó alcanzar al Harlequín, pero este bloqueó el ataque con su propia espada, chocando metal contra metal. Sin embargo, Shirou no se detuvo ahí. Liberó un torrente de poder psíquico de su espada, que se materializó en rayos de energía que rodeaban al Harlequín.
El mago estaba a punto de asestar un golpe definitivo, estaba a centímetros de la cabeza del Harlequín, pero este último demostró su habilidad al usar sus poderes psíquicos para opacar y desestabilizar los de Shirou. Los rayos de energía se dispersaron y Shirou sintió cómo sangraban sus ojos debido a la presión y la diferencia de control de la disformidad entre los dos.
Agotado y debilitado, Shirou cayó al suelo, completamente rendido. El Harlequín lo elogió por su esfuerzo y le habló en tono juguetón, mencionando una profecía enigmática antes de despedirse. Shirou apenas tuvo fuerzas para procesar sus palabras antes de caer en un profundo desmayo.
En el exterior de la nave, la batalla continuaba con ferocidad. Explosiones, disparos y gritos llenaban el aire, mientras los aliados de Shirou luchaban contra los Harlequines y trataban de contener la situación. La nave estaba envuelta en caos y llamas, y el destino de todos pendía de un hilo.
La batalla había sido ardua y brutal, pero finalmente habían logrado mantenerse firmes el tiempo suficiente para repeler a los Harlequines invasores. Los Titanes de Zoru mostraban daños considerables: uno de los brazos del titán había sido destrozado y Zoru sangraba profusamente de uno de sus ojos.
Zoru se acercó a la escena, observando los cuerpos de los Harlequines esparcidos por el suelo. Aunque habían logrado vencer a sus enemigos, se preguntaba por qué los Drukhari habían considerado tan importante atacar este lugar en particular.
- Era hora de que se fueran... - murmuró Zoru, más para sí mismo que para los demás. - ¿Qué demonios estaban buscando aquí para montar semejante espectáculo?
Mientras tanto, Kiken había logrado vencer a uno de los Harlequines y se lanzó en busca de Shirou. Después de un rato de búsqueda, finalmente lo encontró tendido en el suelo, gravemente herido. No perdió tiempo en rescatarlo y llevarlo a un lugar donde pudieran atender sus heridas.
La recuperación de Shirou fue lenta, pero finalmente lograron estabilizarlo. Sin embargo, las palabras del Harlequín aún resonaban en su mente. ¿Qué significaba esa enigmática profecía que le había mencionado? ¿Qué era lo que estaba destinado a ocurrir?
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LA ESPADA DEL EMPERADOR
RandomUn chico con unos ideales de héroe luego de un gran viaje reencarna en un nuevo mundo desconocido con peligros desconocidos y aliados por venir Será la esperanza del imperio y simplemente será una espada más enterrada en los sueños y esperanzas de...