Un chico con unos ideales de héroe luego de un gran viaje reencarna en un nuevo mundo desconocido con peligros desconocidos y aliados por venir
Será la esperanza del imperio y simplemente será una espada más enterrada en los sueños y esperanzas de...
Unos aplausos resonaron detrás de Shirou, quien se volvió para encontrarse con la sorprendente figura del mismísimo Comisario. Un hombre de mediana edad, con la misma estatura que Shirou, vestido con un traje de estatus militar y portando una arma de mano y una espada motosierra.
-Parece que lo has conseguido, vil hereje. Has llegado a la sala de control, ¿y qué harás? ¿Vas a apoderarte de esta nave y manchar el nombre del imperio? ¿O intentarás usarla para tu propio beneficio? ¿O quizás tienes alguna otra intención en mente? - dice el comisario con un tono desafiante mientras se acerca a Shirou.
-Estoy aquí para liberar a los prisioneros - responde Shirou con determinación, defendiendo su punto de vista.
-Qué curioso, hereje. Estás aquí aliado con esos sucios xenos llamados orkos, y crees que tienes el derecho de liberar a los prisioneros. Acepta la realidad, ya le has dado la espalda al imperio. Deja de intentar ser un redentor, no puedes ni siquiera salvarte a ti mismo de tus propias decisiones - dice el comisario, riéndose de Shirou con cinismo.
- Prefiero que estén conmigo a que estén atrapados en las ciudades colmena. Eso ni siquiera se llama vida. Ustedes solo se preocupan por rendir culto al Emperador, sin prestar atención a los inocentes. Yo nunca le he dado la espalda al imperio, simplemente no lo veo como tal - responde Shirou con un tono de enojo, molesto por las palabras del comisario.
El comisario simplemente levanta una ceja y se acerca a una pila de papeles, sacando uno. Con un gesto despectivo, continúa: - Así que tú eres el famoso Shirou, ¿eh? Cuando me contaron que había un hereje que criticaba al imperio, supe que sería un buen momento para usarlo como ejemplo. Pero veo que esta rata logró escapar de alguna manera, se alió con los orkos y ahora está aquí, tratando de actuar como un héroe cuando ni siquiera puede salvarse a sí mismo de sus propias decisiones.
Al escuchar esas palabras, Shirou no puede evitar pensar en Archer, aquel hombre que desde el principio le cayó mal y que quería matarlo. Ahora descubre que el Comisario era una manifestación de Archer, una personificación de las dudas y los conflictos internos de Shirou.
La revelación golpea a Shirou con fuerza. Se siente frustrado, enojado consigo mismo y con las complejidades de su propio ser. La lucha interna que siempre lo había atormentado se manifestaba de manera tangible ante él. No estaba para nada feliz con este giro de los acontecimientos.
A medida que la tensión aumenta, la ira de Shirou crece. No solo está enojado con el Comisario, sino consigo mismo y con las expectativas que tenía de ser un héroe justo y valiente. Estas emociones se mezclan en su interior, formando una tormenta que amenaza con consumirlo.
El enfrentamiento fue intenso. El Comisario tenía la experiencia y la fuerza, mientras que Shirou confiaba en su velocidad y habilidades. Aunque Shirou lograba esquivar algunos golpes, el Comisario lo golpeaba repetidamente. A medida que el combate avanzaba, Shirou se daba cuenta de la profundidad de sus propias limitaciones y errores.
En un momento de desesperación, Shirou reforzó su puño y logró golpear al Comisario con fuerza, haciéndolo retroceder. Sin embargo, el Comisario seguía luchando, y sus disparos y ataques continuaron.
Entonces, Barri intervino, sacrificándose para proteger a Shirou. A pesar de los disparos que recibió, logró matar al Comisario, finalmente poniendo fin a la lucha.
Después de la batalla, en un lugar elevado, Shirou tomó la palabra y habló frente a los humanos y orkos reunidos. Explicó su visión de un nuevo imperio donde todas las razas pudieran unirse bajo una sola bandera. Habló de liberar a los prisioneros y darles una vida mejor, y aunque algunos desconfiaban, otros decidieron quedarse y unirse a su causa.
-Comprendo que muchos de ustedes deben estar preguntándose qué hace un humano aliado con los orkos. ¿No es acaso un caso de herejía? Pero para mí, esto representa el nacimiento de un nuevo imperio, una oportunidad para unificar a todas las razas bajo una sola bandera. No estoy forzando a nadie a quedarse, no impongo un cambio en su manera de pensar ni exijo que crean en mí. Lo que ofrezco es la posibilidad de unirse a aquellos que deseen ver una espada brillante resplandeciendo a través de la densa niebla que la humanidad ha creado - dice Shirou, dirigiéndose al público presente.
Los orkos aceptan esto de buena gana; estaban contentos de pertenecer a algo más grande. Por otro lado, los humanos se enfrentan a una decisión complicada, pero muchas de sus opciones parecen limitadas. Al final, varios deciden quedarse y unirse a la causa.
-Está decidido. Ahora quiero reconocer a los líderes orkos de este nuevo imperio. El primero será Bruz, mi kaudillo orko, quien dirigirá a nuestras fuerzas en la batalla - dice Shirou, provocando aplausos entusiastas para Bruz.
-Luego tenemos al ingeniero y matasano que estará a cargo de nuestras operaciones tecnológicas, el orko conocido como el Licenciado - continúa Shirou, generando más aplausos para el Licenciado, que está montado en su garrapato.
-Y por último, quiero mencionar a alguien que me salvó la vida y que hizo posible todo esto. Quiero que Barri, el orko que está aquí, se acerque - dice Shirou, llamando la atención de todos hacia Barri, quien sube hacia donde está Shirou.
-Barri, tengo que agradecerte por salvarme la vida en el momento oportuno. Por eso, quiero entregarte estas ropas como símbolo de tu valentía y determinación - continúa Shirou, entregándole a Barri unas telas.
Barri abre las telas y queda asombrado al ver lo que hay dentro. Es un traje de comisario, un recordatorio tangible del conflicto que enfrentaron y del desafío que superaron juntos. Sin embargo, este traje ha sido modificado para que le quede a Barri, como una forma de reconocimiento por su contribución.
Ahora, Barri es conocido como El Comisario Barri, el primer comisario del nuevo imperio. El título es un símbolo de su valentía y liderazgo, marcando un punto de inflexión en su vida y en la historia del nuevo imperio que Shirou está construyendo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.