acto 0 la captura de shirou

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Shirou había vivido durante un año en la parte más sombría del submundo, un lugar lleno de desolación y peligro. Durante ese tiempo, había crecido en altura, alcanzando los 1,80 metros a sus 17 años. Se había adaptado a la vida en ese lugar inhóspito, sobreviviendo bebiendo agua radiactiva y alimentándose de ratas. Había momentos en los que incluso había considerado la posibilidad de recurrir a la carne humana para sobrevivir, pero esa idea se desvaneció inmediatamente.

En su último día en ese lugar, Shirou encontró un ascensor que solía ser utilizado por las tropas del Imperio para acceder a la zona. Después de repararlo, se preparó para dejar atrás esa parte del submundo, pero su mente no dejó de girar en torno a una pregunta: ¿Vox seguía con vida?

En ese momento, sacó un pequeño papel con un dibujo hecho por uno de los miembros de la pandilla que sabía dibujar. Era un retrato de Arturia, una figura que le recordaba tiempos más simples y menos crueles. Guardó el dibujo con cuidado y se permitió recordar su vida anterior, cuando las cosas eran más sencillas y predecibles.

Todo parecía más fácil en comparación con su vida actual. Suspirando, se encaminó hacia el elevador que había reparado. Sin embargo, se encontró con una sorpresa desagradable: una gran manada de ratas lo rodeó, amenazándolo. Shirou sabía lo que iba a suceder a continuación.

Con determinación, desenvainó su espada motosierra y comenzó a enfrentarse a la embestida de las ratas. La masacre continuó durante un rato, y finalmente, Shirou logró exterminar a todas ellas. Sin embargo, algo captó su atención: unas ratas anormalmente grandes, con un tamaño de hasta 4 metros.

Estas ratas atacaron a Shirou, hiriéndolo en el proceso. Era un fenómeno desconcertante, ya que nunca había visto ratas de tal tamaño. Luchó contra ellas con su espada motosierra, defendiéndose mientras sus heridas se multiplicaban. Pero lo que vio después lo dejó asombrado: una rata aún más grande, de 8 metros de altura, emergió.

La rata atacó con furia y vio morder a Shirou en el cuello, causándole una grave hemorragia. Shirou respondió con valentía, luchando contra la monstruosa rata y logrando herirla varias veces. Sin embargo, la rata contraatacó, golpeándolo con su cola y estrellándolo contra una pared.

A pesar de sus heridas y el sangrado, Shirou no se rindió. Materializó un arco y disparó repetidamente, debilitando a la rata. Con determinación, arrojó una de sus espadas hacia la cabeza de la rata, perforándola en el cráneo y finalmente derrotándola.

Shirou se vendó las heridas, intentando detener la hemorragia mientras reflexionaba sobre la situación. Pero su breve respiro se vio interrumpido por un nuevo enemigo: el elevador, que repentinamente se puso en funcionamiento con personas en su interior.

Shirou intentó reaccionar, pero antes de que pudiera hacer algo, recibió varios disparos en su cuerpo. Cayó al suelo, desangrándose y luchando por mantenerse consciente. Reconoció a sus atacantes como los super soldados que había visto en una ocasión previa, incluido aquel que lo había arrojado por el borde en su encuentro anterior.

Uno de los marines espaciales se adelantó y lo elevó del, mientras que otro comenzaba a hablar con voz severa y autoritaria: "Shirou EMIYA, eres culpable de múltiples crímenes suelo contra el Imperio, intento de rebelión y, muy posiblemente, herejía. Estás sentenciado a un juicio para responder por tus actos". Sin más contemplaciones, le propinaron un fuerte golpe en la cara, dejándolo inconsciente y poniendo fin, al menos por el momento, a su cruda lucha por la supervivencia en las profundidades del submundo.

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