acto 2 La nueva hereje unida a la causa

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Shirou continuaba en el oscuro pasillo, rodeado por la pesadilla que el Imperio había infligido a sus ciudadanos. La visión de la muerte y la desesperación le recordaban la crueldad de este mundo, y sus instintos luchaban contra la náusea que amenazaba con superarlo. Sin embargo, sabía que debía mantenerse firme y continuar su misión.

El encuentro con Lisa, la comisaría que había hablado con él antes de su juicio, trajo una mezcla de sorpresa y esperanza a su mente. Aunque su estado era crítico, todavía respiraba, y eso era suficiente para él. Con cuidado, Shirou trató de ayudarla, liberándola de las cadenas que la aprisionaban. Sus palabras eran un intento de conectar con ella en medio de la desolación.

La voz débil de Lisa respondió, hablando sobre su juicio inminente y su terrible destino. Shirou podía ver las secuelas de la tortura en su cuerpo maltrecho, y su corazón se llenó de una mezcla de empatía y determinación. Estaba decidido a ofrecerle una oportunidad de escapar de esta pesadilla.

Las palabras de Lisa sobre la falta de esperanza en esta galaxia resonaron en el aire. Pero Shirou estaba decidido a demostrar que incluso en la oscuridad más profunda, aún había una chispa de resistencia. Le habló de su ejército de orkos y humanos sobrevivientes, una alianza improbable pero valiosa en su lucha contra el Imperio. Lisa pareció reaccionar primero con incredulidad, pero luego soltó una risa, una risa que parecía un poco de liberación en medio de la tragedia.

Sin embargo, el humor pronto se transformó en sorpresa y alivio cuando Lisa notó la bolter que Shirou había materializado a su espalda. En un acto de autodefensa instintiva, Lisa giró y activó sus poderes, desencadenando una serie de explosiones que acabaron con un grupo de soldados que se acercaba. La sangre y los restos de los soldados salpicaron el ambiente, y Shirou se encontró sorprendido por la eficacia de Lisa.

La presentación de Lisa, con su peculiar apodo "lisa lisa", dejó en claro que estaba dispuesta a abrazar cierto grado de camaradería incluso en medio de la destrucción. Su sonrisa, a pesar de las circunstancias, parecía transmitir una determinación y resistencia intrínsecas. El nombre "lisa lisa" parecía un símbolo de la esperanza que ella llevaba consigo, incluso en los momentos más oscuros.

Las tres condiciones de Lisa revelaron su pragmatismo y su conexión con su legión. Estaba dispuesta a unirse a Shirou y su ejército de manera condicional, y estaba dispuesta a pelear por su propia causa. Shirou reconoció la valentía y la determinación en sus condiciones y asintió en acuerdo.

- Lisa, acepto tus condiciones. No solo lucharemos por sobrevivir, sino también por unir fuerzas y cambiar el destino de esta galaxia. Juntos enfrentaremos lo que venga - respondió Shirou, mirándola con seriedad y convicción.

Lisa asintió con gratitud y, con un rifle de plasma en mano, estaba lista para acompañar a Shirou en su misión encontrar a los ogretes de lisa

Shirou y Lisa se encontraban ahora en un pasillo lleno de celdas donde los ogretes estaban recluidos. La situación en el pasillo no era diferente de lo que habían visto antes: desolación, destrucción y un rastro de sangre y sufrimiento. Sin embargo, había una oportunidad para hacer una diferencia, para liberar a aquellos que habían sido sometidos a la crueldad del Imperio.

Juntos, Shirou y Lisa se acercaron a la primera celda donde un grupo de ogretes esperaba. Los ogretes eran humanos gigantes, musculosos y formidables. Parecían sorprendidos y emocionados al ver a Lisa, su líder, en compañía de un nuevo aliado. Antes de que pudieran hablar, Lisa los saludó y explicó la situación.

-Chicos, es un placer verlos bien - dijo Lisa con una sonrisa, recibiendo una respuesta efusiva de los ogretes.

Los ogretes saludaron a Lisa con entusiasmo, demostrando una lealtad que era evidente en sus palabras y acciones. Lisa se dirigió a ellos y les presentó a Shirou como su nuevo líder, alguien que había venido a ofrecer su ayuda. Los ogretes observaron a Shirou, algunos con curiosidad y otros con una mezcla de cautela y respeto.

Uno de los ogretes, un poco más curioso que los demás, apuntó hacia Shirou con un dedo grande y preguntó:

-Jefe, ¿es bueno o malo?

Lisa intervino antes de que Shirou pudiera responder, explicando la situación y su alianza con él. La conversación entre Lisa y los ogretes dejó claro que los gigantes humanos eran leales y valientes, pero también necesitaban líderes y dirección en medio del caos. Shirou observó cómo Lisa interactuaba con los ogretes, notando la mezcla de camaradería y respeto en su interacción.

A medida que la conversación continuaba, Shirou empezó a sentir una conexión con los ogretes. A pesar de su apariencia imponente, veía en ellos una lucha similar por la supervivencia en un mundo hostil. Sentía una responsabilidad hacia ellos y una determinación de liberarlos de las cadenas literales y figuradas que los mantenían prisioneros.

Shirou se adelantó, materializando unas bolter para cada ogrete. Los ogretes observaron las armas con sorpresa y admiración, sus expresiones reflejando gratitud. Aunque Shirou no estaba seguro de cómo reaccionarían al tener armas, la respuesta de los ogretes fue clara. Se inclinaron y sonrieron, mostrando su agradecimiento y disposición para unirse a la lucha.

Lisa y Shirou compartieron una mirada, un entendimiento silencioso de que estaban uniendo fuerzas para enfrentar a un enemigo en común. La decisión de liberar a los ogretes no solo les otorgó la oportunidad de unirse a su causa, sino que también fortaleció su ejército en crecimiento.

- Bien, chicos, tenemos un largo camino por delante. Pero juntos, enfrentaremos cualquier obstáculo que se nos presente. Hoy, hemos dado el primer paso hacia la libertad - declaró Lisa con convicción.

Shirou avanzó junto a Lisa y los ogretes, su mente llena de pensamientos y reflexiones sobre la situación en la que se encontraba. A medida que subían por la colmena, su mente divagaba entre las vidas que había visto perdidas y las atrocidades del Imperio que había presenciado. La presencia de Lisa a su lado era un recordatorio constante de la lucha que enfrentaban y la importancia de su misión.

Los pasillos se volvieron más angostos y oscuros a medida que ascendían, y la tensión en el ambiente era palpable. Los ogretes, con sus bolters en mano, avanzaban con determinación, listos para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Shirou observaba la camaradería entre Lisa y los ogretes, una mezcla peculiar de unidad y respeto que le resultaba intrigante.

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