acto 5 viaje por el desierto

302 42 11
                                    

-Oye, Draco, ¿puedo hacerte una pregunta? - dijo Shirou mientras se encontraba sobre una especie de tanque


-Claro, ¿qué quieres saber? - respondió Draco, manteniendo la vista al frente.

-¿Por qué, después de unas horas de viaje, estamos en un desierto si estamos en una zona completamente diferente? - preguntó Shirou, resguardándose del potente sol del planeta.

-Este planeta es bastante peculiar, tiene una amplia variedad de ecosistemas. Ahora mismo estamos en un desierto, pero si viajamos unos días, nos encontraremos en un lugar completamente diferente - explicó Draco, mientras observaba una proyección de mapa en tiempo real que mostraba los eventos en el planeta, incluyendo la incursión contra los demonios.

-¿Y cuándo van a atacar? - inquirió Shirou con cierta inseguridad.

-Justo en este momento - respondió Draco, sacando su martillo en preparación para la batalla.

-Maldición, aquí vamos de nuevo - suspiró Shirou profundamente, resignado a lo que se avecinaba.

En cuestión de momentos, el ejército se vio rodeado por una multitud de demonios que se lanzaron en su dirección.

Shirou extrajo sus dos bólteres y comenzó a disparar, mientras Draco usaba sus lanzallamas para incinerar a los demonios que se aproximaban.

Shirou se acercó cada vez más a los demonios, materializando sus dos espadas para tener un combate más equilibrado.

Una cosa peculiar que notó en estos demonios es que, a pesar de todo, eran hábiles luchadores. Si tan solo no estuvieran sirviendo a la causa equivocada.

A medida que avanzaba, Shirou eliminó a varios demonios en combate cuerpo a cuerpo. Sin embargo, en un momento dado, sus oídos captaron un sonido inusual: ¿ladridos de perro?

Shirou se detuvo por un instante, sorprendido por la extraña presencia de lo que parecían ser perros en medio del conflicto demoníaco.

Shirou divisó a lo lejos una bestia demoníaca que se acercaba directamente hacia él. Se preparó para atacar, pero Draco la eliminó de un solo golpe de su martillo, dejando a Shirou sorprendido por la tremenda fuerza del Salamandra.

"Es así como se ve un verdadero comandante de los Marines Espaciales", pensó Shirou mientras disparaba múltiples veces contra los demonios que se aproximaban.

-Draco, eres increíble en la batalla. Debes ser muy reconocido en tu legión - comentó Shirou, impresionado por las habilidades de Draco.

-Y eso que apenas soy un simple soldado con 150 años de experiencia. Debes ver a los otros - respondió Draco, mientras aplastaba a varios demonios con su martillo.

Mientras tanto, Yarrick estaba teniéndoselas bastante fácil. Los orkos lo miraban como a un dios de la guerra, alguien que solo podría morir enfrentando al jefe más poderoso de los orkos. Por eso, Yarrick no podía permitirse morir ese día.

Usando su astucia táctica característica, Yarrick lanzó un golpe estratégico contra los demonios, inspirando a los orkos a luchar con mayor ferocidad y brutalidad que antes.

Bruz se lanzó directamente hacia una bestia demoníaca, agarrándola por las mandíbulas y torciéndole el cuello con fuerza. Yarrick demostró la acción y suspiró, sintiendo cierto orgullo por la audacia de Bruz.

-Él... se fijó en mí - exclamó Bruz, con orgullo por su hazaña mientras continuaba combatiendo.

Por otro lado, Lisa no había tenido muchos encuentros con demonios, pero ese día sabía que debía darlo todo en el campo de batalla si quería sobrevivir. Utilizando sus poderes psíquicos, creó rayos de energía que atravesaban las defensas mentales de los demonios, destruyéndolos por completo. Aunque no les daba una muerte rápida, al menos causaba suficiente dolor como para impedir que volvieran a atacar.

Con un solo movimiento de su espada, Shirou logró cortar a múltiples demonios. No era de extrañar que se le considerara casi una santa en la vida debido a sus habilidades en combate.

Mientras tanto, en otro lugar, el Licenciado montaba a lomos de un garrapato, pero este era mucho más grande de lo habitual. Devoraba demonios mientras el Licenciado barría desde arriba, disparando y controlando la situación de manera efectiva.

A pesar de las fuerzas demoníacas, no eran rivales para la alianza. Parecía que todo estaba bajo control y en orden, hasta que algo cambió.

En medio del caos y la batalla, un demonio encadenado repetía incansablemente: "Matar, matar, matar". Sus cadenas estaban enredadas por todo su cuerpo y empuñaba dos grandes hachas demoníacas a cada lado.

-¿Será realmente necesario liberarlo? - cuestionaba un marine traidor, dudando de la decisión.

-Sí, nuestro dios ha dicho que es momento de que se luzca en un duelo digno, y creo que él tiene muchas ganas de pelear - respondía un marine del Caos, desatendiendo al demonio mientras se preparaba para el enfrentamiento.

Finalmente, el demonio logró liberarse de sus cadenas. Con una imponente estatura de más de 10 metros de alto, mató a los dos traidores que estaban cerca y se abrió paso hacia la salida de la prisión.

-¡TE VOY A MATAR, SHIROU! - rugió el demonio, desatando su furia mientras se dirigía hacia los portales.

Múltiples demonios y marines del Caos lo siguieron, siguiendo a este imponente ser lleno de ira. Era evidente que se trataba de un gran demonio, uno que estaba lleno de un deseo incontrolable de destrucción y muerte.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora