acto 0 la guardia imperial entra en acción

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El líder mutante yacía en el suelo, su cabeza perforada por un disparo certero que había puesto fin a su amenaza. Una lluvia de balas de los guardias imperiales siguió, desencadenando un caos mortal en las calles. Vox y Shirou se separaron, cada uno buscando su propia vía de escape en medio de la confusión.

Vox zigzagueó a través de los callejones, su mente trabajando a toda velocidad mientras se transmitía de esquivar los disparos de los guardias. Sin embargo, se encontró acorralado, rodeado por los imperiales que se cerraban a su alrededor.

Con determinación, Vox arrojó una granada aturdidora en su dirección, cegando momentáneamente a sus perseguidores y ganando un breve respiro. Rápidamente subió unas escaleras y desapareció entre las sombras de los edificios, disparando a sus perseguidores para mantenerlos a raya mientras avanzaba.

Finalmente, Vox logró un nivel más alto del subsuelo y avistó un transporte de carga en el cielo. En un acto audaz, disparó al conductor y se apoderó del vehículo. Los guardias imperiales no tardaron en darle caza en motocicletas, persiguiéndolo sin piedad mientras disparaban a su vehículo.

A pesar de su habilidad para enfrentar a sus enemigos, la superioridad numérica y la ferocidad de la guardia imperial demostraron ser un desafío formidable. Vox luchó valientemente, disparando con precisión mortal mientras maniobraba el vehículo por las calles.

Sin embargo, la guardia imperial no se detuvo, y finalmente lograron reventar una de las llantas del vehículo. Vox perdió el control y chocó contra un muro, provocando una explosión que envolvió el vehículo en llamas.

Los guardias imperiales, convencidos de su victoria, se alejaron. Pero de entre las llamas emergió un Vox herido pero decidido. Arrastrándose, continuó su camino por los callejones, resistiendo el dolor y la adversidad mientras luchaba por mantenerse con vida.

-"Maldición, no debí hacer esto otra vez... ¡y me costó una pierna!" exclamó Vox entre jadeos mientras seguía avanzando. Preocupado por el bienestar de Shirou, se preguntaba cómo sería su compañero en este momento.

Con Shirou, la situación también era intensa. Corriendo por los tejados, esquivó los disparos de los guardias imperiales que intentaban rodearlo. Aunque reducir su número con flechas certeras, un disparo en el talón lo obligó a rodar hacia un respiro temporal entre las casas.

No dispuesto a rendirse, Shirou se puso de pie rápidamente y enfrentó a un grupo de guardias que lo acorralaron. Con una sucesión de movimientos rápida y fluida, desató su habilidad con la espada y derribar a varios de ellos, mostrando su habilidad y agilidad sobrenaturales.

Sin embargo, un grupo de francotiradores lo tenía en la mira. A pesar de sus esfuerzos, un disparo preciso en la cintura detuvo su avance. Mientras los posibles guardias se acercaban, Shirou descubrió su situación y sus rutas de escape.

Con una determinación inquebrantable, decidió su siguiente movimiento. Shirou miró a su alrededor, evaluando las distancias y los riesgos. Suspiró profundamente, asumiendo su destino mientras preparaba su cuerpo para el acto audaz que estaba a punto de emprender.

El tiempo pareció ralentizarse mientras Shirou saltaba hacia el borde del edificio, su cuerpo flotando en el aire por un momento fugaz antes de que la gravedad tomara su control. La tensión en el ambiente se intensificó mientras todos observaban su decisión en medio de la lluvia de balas.

El futuro de Shirou colgaba en el equilibrio, un salto hacia lo desconocido que definiría su destino en este oscuro y peligroso mundo.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora