Shirou demostró desde su posición elevada mientras un gran contingente de orkos se aproximaba a su posición. Parecía que el número de enemigos era igual al de sus aliados, lo que generaba una incertidumbre sobre el resultado de la batalla. Sabía que los orkos eran conocidos por su ferocidad y su deseo de luchar, y no había duda de que esta batalla sería feroz.
-¿Bruz... el kaudillo? - preguntó, su voz entrecortada. - ¿Quién es ese orko? -
El licenciado rió, agitando su cabeza con asombro.
-¡Oh, humano, eres realmente algo! Bruz es uno de los kaudillos más temibles y fuertes de todos los orkos. Es un auténtico guerrero, un líder que ha conquistado y dominado a muchos otros orkos. ¡Vamos, debe ser un logro increíble haberlo dejado en ese estado! -
Shirou asintió lentamente, asimilando la información mientras se apoyaba en una mano y recuperaba fuerzas.
-Entonces... ¿qué significa esto para nosotros? - preguntó con cautela. - ¿Qué pasará después? -
El licenciado le dio una mirada de complicidad, como si compartieran un secreto.
-Mira, humano, la verdad es que Bruz no es del tipo que se rinde fácilmente. Es un superviviente, y si bien parece que le diste una buena golpiza, ten cuidado. Si logra recuperarse, te buscará con ansias. La posición de kaudillo es deseada entre los orkos, y no dudará en pelear por ella. ¡Así que prepárate para lo que venga! -
Shirou asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Sabía que su enfrentamiento con Bruz no era el final de la historia y que el kaudillo herido buscaría venganza. Se dio cuenta de que, aunque había logrado herirlo, Bruz no estaba derrotado por completo.
-Gracias por el aviso - dijo Shirou, esforzándose por ponerse de pie. - Tendré que estar listo para lo que sea que venga después. -
El licenciado sonrió con complicidad y asintió.
-¡Eso es lo que me gusta oír, humano! ¡La vida entre los orkos es dura y violenta, pero si sigues luchando como lo hiciste hoy, ganarás su respeto y tal vez, solo tal vez, te aceptan como uno de nosotros! -
Shirou se enderezó, mirando al licenciado con determinación en los ojos.
-No planeo rendirme fácilmente - dijo. - Si los orkos valoran la fuerza y el coraje, entonces les mostraré que tengo lo que se necesita para sobrevivir en este mundo. -
El licenciado asintió con aprobación, cambió una palmada en el hombro.
-¡Así se habla, humano! ¡Demuéstrales de lo que estás hecho y tal vez puedas cambiar el curso de la historia en este rincón del universo! ¡Ahora, levántate y sigue adelante! ¡La batalla aún no ha terminado! -
Un orko se acercó con un vehículo rojo y Shirou no pudo evitar recordar la frase que había resonado en su mente: "El rojo es el color de la velocidad". Aunque no estaba seguro de lo que significaba en ese contexto, tuvo que subirse al vehículo, que rápidamente se bajó a una asombrosa velocidad de 200 kilómetros por hora. La velocidad lo sorprendió, pero su viaje fue interrumpido cuando el vehículo chocó contra otros orkos y explotó.
Shirou demostró desde su posición elevada mientras un gran contingente de orkos se aproximaba a su posición. Parecía que el número de enemigos era igual al de sus aliados, lo que generaba una incertidumbre sobre el resultado de la batalla. Sabía que los orkos eran conocidos por su ferocidad y su deseo de luchar, y no había duda de que esta batalla sería feroz.
Un orko se acercó con un vehículo rojo y Shirou no pudo evitar recordar la frase que había resonado en su mente: "El rojo es el color de la velocidad". Aunque no estaba seguro de lo que significaba en ese contexto, tuvo que subirse al vehículo, que rápidamente se bajó a una asombrosa velocidad de 200 kilómetros por hora. La velocidad lo sorprendió, pero su viaje fue interrumpido cuando el vehículo chocó contra otros orkos y explotó.
Shirou salió del vehículo ileso, agradeciendo su decisión de abandonarlo a tiempo. La explosión había sido intensa, y si se hubiera quedado dentro, habría sufrido graves daños. Mientras los orkos rivales se acercaban, Shirou sacó su espada motosierra y comenzó a luchar contra ellos. Su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo resultó ser letal, ya que derribó a varios orkos en cuestión de segundos.
Los orkos lograron disparar en su dirección, pero Shirou logró esquivar los proyectiles y contraatacar con ferocidad. Siguió luchando, eliminando a más orkos mientras perdería la defensa contra los disparos enemigos. Notó que los orkos enemigos tenían problemas para apuntar alto, lo que le daba una ventaja estratégica.
Los chicoz de Shirou, sorprendidos por la valentía y la destreza de su líder, se unieron a la pelea con entusiasmo renovado. Comentaron con admiración sobre cómo Shirou estaba liderando el ataque, en contraste con el enfoque anterior del antiguo líder.
Sin embargo, la aparición de Bruz, el kaudillo orko, cambió el curso de la batalla. Bruz, un orko imponente de 7 metros de altura con hachas de motosierra gemelas, se presentó como un desafío formidable para Shirou. Bruz se burló de la situación y dejó en claro que no tenía la intención de dejarlo con vida.
Shirou se plantó firmemente ante Bruz, listo para enfrentar el desafío. La pelea comenzó con un ataque furioso de las hachas de motosierra de Bruz, pero Shirou logró esquivar sus golpes con agilidad. Materializó múltiples espadas y las hizo impactar en el cuerpo de Bruz, aunque apenas pareció afectar al kaudillo.
Shirou cambió a sus dos espadas principales y bloqueó un ataque de Bruz antes de asestar un golpe en su pecho. Aunque causó una herida, Bruz apenas pareció inmutarse y contraatacó, hiriendo a Shirou en el brazo derecho. Shirou rápidamente se vendó el brazo herido para detener la hemorragia y estabilizar la pelea.
Luego, Shirou materializó su arco y comenzó a disparar flechas a Bruz, apuntando a sus puntos débiles. Aunque existió herir al kaudillo, parecía que sus ataques no eran necesarios para detenerlo. Shirou continuó materializando espadas y atacando a Bruz, quien finalmente descubrió agarrarlo y arrojarlo contra un vehículo o un vehículo cercano.
Shirou se recuperó rápidamente y vio cómo Bruz cargó con su hacha motosierra activada. Con determinación, Shirou logrará agarrar el hacha justo antes de que lo alcancea, impidiendo por poco que le destrozara el cuerpo. En un acto de desesperación, arrojó una joya aturdidora a Bruz, lo que le permitió liberarse del agarre.
Con sus últimas fuerzas, materializó su espada especial, el "Rule Breaker". Aunque no estaba seguro de su efecto en un orko, sabía que era su última oportunidad. Con un movimiento rápido, previamente esquivar los ataques de Bruz y clavó la espada en su cuello.
Una explosión de rayos morados iluminó el lugar, y Shirou sintió cómo su energía mágica se agotaba rápidamente. Finalmente, cayó al suelo exhausto y herido, mientras observaba a Bruz, quien seguía de pie a pesar de todo.
El destino de Shirou pendía de un hilo. Aunque había luchado con valentía, Bruz todavía estaba de pie, aparentemente inquebrantable.
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LA ESPADA DEL EMPERADOR
RandomUn chico con unos ideales de héroe luego de un gran viaje reencarna en un nuevo mundo desconocido con peligros desconocidos y aliados por venir Será la esperanza del imperio y simplemente será una espada más enterrada en los sueños y esperanzas de...