acto 7 pelea en el coliseo

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- Ustedes dos, imbéciles, díganme bien por qué generaron tanto caos para atrapar solo a un humano. Si Shirou se entera, estarán ustedes dos muertos - dijo Bruz hacia Barri y el Licenciado, quienes apenas se atrevían a mirar a Bruz.

- Saben, yo mismo me voy a encargar de ese humano. Ya verán, lo haré mierda - añadió Bruz antes de marcharse.

Bruz se alejó, dejando al Licenciado y a Barri solos en su preocupación.

- Oye, entonces... ¿me das un aventón en tu camión? - preguntó tímidamente el Licenciado.

- ¡CÁLLATE! - exclamó Barri, aún afectado por la reciente tragedia.

En otro lugar,

Caín seguía manejando la moto con tranquilidad, pero empezaba a notar que su dinero se estaba agotando. Comenzó a pensar nuevamente en la idea de robar, cuando vio un letrero justo a un costado de la calle: "Batalla Campal. El ganador recibirá 3 bolsas grandes de dinero".

Era una oportunidad que Caín no podía dejar pasar, pero había un problema: los humanos no estaban permitidos en el evento. Sin embargo, observó cómo uno de los orkos que iba a entrar al coliseo llevaba una armadura que cubría completamente su cuerpo. Caín sonrió al tener una idea.

Más tarde,

En el coliseo, la emoción era palpable entre los presentes mientras se alistaban para presenciar la batalla campal.

- ¡TODOS LOS PRESENTES ESTÁN A PUNTO DE PRESERENCIAR LA BATALLA CAMPAL POR LA RIQUEZA! ¡UN FUERTE APLAUSO PARA LOS PARTICIPANTES! - gritó el animado presentador, desatando un alboroto en la multitud.

Todos los orkos se reunieron en un círculo, listos para comenzar la batalla. Caín también estaba entre ellos, disfrazado con el traje del orko que había derrotado previamente.

- Las reglas son las siguientes: cada orko podrá tomar un arma del centro al momento de derrotar a un rival. Deberán tomar el arma del caído y continuar así sucesivamente hasta obtener la victoria. ¡QUE COMIENCE EL JUEGO! - anunció el presentador.

Los orkos se lanzaron hacia el centro, agarrando sus armas mientras comenzaban a enfrentarse en una lucha feroz. Caín no fue la excepción y también se apresuró a tomar un arma, pero para su sorpresa, solo pudo conseguir un... arpón.

- Y yo, ¿qué se supone que haga con esta cosa? - murmuró Caín para sí mismo, sintiendo cierta incredulidad por la elección de su arma.

Múltiples orkos comenzaron a disparar en dirección a Caín, quien hábilmente lograba esquivar los proyectiles mientras se movía para escapar de sus alcances. Uno de los orkos se lanzó hacia Caín con su akribillador con balloneta, pero Caín fue más rápido y le disparó con precisión en el brazo, haciendo que soltara su arma. Con el arpón en mano, Caín se lo clavó en la cabeza, acabando con su vida.

Rápidamente, Caín tomó el arma del orko caído y comenzó a disparar en múltiples direcciones, acertando en varios blancos. Uno de los orkos, armado con una escopeta, logró herir a Caín con varios disparos, haciéndolo tropezar y caer. Con determinación, el orko se aproximó para rematarlo, pero Caín había preparado una trampa. Clavó su bayoneta en el cuello del orko y abrió fuego, eliminándolo.

Con el arma del orko en mano, Caín continuó enfrentando a los demás orkos, que disparaban en su dirección. La armadura que había tomado como soporte le protegía de los disparos mientras se movía con agilidad.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora