acto 0 el infierno del imperio

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Shirou avanzó por los oscuros pasajes subterráneos, iluminando su camino con una espada envuelta en llamas. A pesar de las dificultades, su determinación se mantuvo firme mientras lidiaba con las desafiantes circunstancias. Sin embargo, las nieblas toxicas comenzaron a invadir el ambiente, haciendo que se sintiera un poco incomodo. Aunque las nieblas nunca antes le habían afectado, esta vez experimentó un malestar momentáneo que pronto desapareció.

A medida que avanzaba, llegó a un área más iluminada, solo para encontrarse rodeado por un grupo de maliantes. Aunque trataron de intimidarlo, Shirou no se inmutó. En un rápido movimiento, lanzó un puñetazo que destrozó la mandíbula de uno de los maliantes. Sin embargo, la situación escaló rápidamente, y antes de que pudiera darse cuenta, estaba en medio de un enfrentamiento contra estos criminales.

La habilidad de Shirou en la lucha a cuerpo fue evidente cuando rápidamente derrotó a los maliantes que lo rodeaban. Sus movimientos fluidos y precisos le permitieron evadir ataques y contraatacar con eficacia. A pesar de estar herido, su destreza y poder eran evidentes mientras se defendía de las amenazas.

Shirou materializó espadas para neutralizar las amenazas que se le acercaban, derribando a sus atacantes con fuerza y ​​habilidad. Sin embargo, su atención fue capturada por un sonido peculiar que resonaba en una de las calles cercanas. Antes de poder investigar más a fondo, unas ratas mutadas, más grandes y agresivas, surgieron del entorno, persiguiendo a Shirou.

"¡Maldición, son ratas!", exclamó Shirou con disgusto al darse cuenta de la presencia de las mutadas criaturas.

Recordando su experiencia con los guardias imperiales, Shirou materializó una nueva arma: la espada motosierra. Con esta potente arma, cortó a través de las ratas mutadas con facilidad, demostrando una vez más su habilidad para adaptarse y enfrentar situaciones adversas.

Mientras avanzaba, un torbellino de viento surgió repentinamente, enviándolo volando por los aires. Logró recuperarse antes de tocar el suelo, pero sabía que tenía que escapar de esa zona. Shirou finalmente encontró refugio en un campamento de una tribu local. Sin embargo, su llegada no fue bienvenida, ya que los miembros de la tribu lo atacaron inmediatamente, portando armas cortantes y mostrando una ferocidad desenfrenada.

Sin embargo, para Shirou, esto parecía ser un desafío más. Con su espada motosierra en mano, enfrentó a los miembros de la tribu con determinación. La potencia de su arma le permitió cortar a través de sus atacantes con una sola pasada, creando un escenario macabro y ensangrentado. Aunque la situación era intensa, Shirou se mantuvo sereno y concentrado en su objetivo.

"¡No puedo creer que aún no haya replicado esta espada! Es realmente asombroso", exclamó Shirou mientras observaba la espada motosierra en sus manos.

Mientras la batalla continuaba, Shirou notó que se acercaba un grupo especial de la tribu, liderado por un hombre montado en una rata gigante. Este líder parecía ser el desafío más grande hasta el momento, y Shirou sabía que tenía que enfrentarlo con toda su habilidad y astucia si quería sobrevivir.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora