acto 1 la lealtad hacia el emperador

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Los orkos cargaban a toda velocidad contra los soldados imperiales, llenos de una ferocidad desenfrenada y el estruendo de la batalla llenando el aire. Los guardias imperiales, aunque nerviosos y asustados, respondieron con un grito unificado de "POR EL EMPERADOR" antes de abrir fuego contra la marea verde que avanzaba.

La línea de orkos avanzaba sin detenerse, enfrentando la lluvia de disparos de los rifles de plasma enemigos. A pesar de la letalidad de las armas imperiales, los orkos seguían avanzando, sin retroceder ante el fuego enemigo. Los vehículos orkos lograron llegar lo suficientemente cerca para chocar con los guardias imperiales, causando caos y confusión en sus filas.

El estallido de los carros orkos resonó en el campo de batalla mientras se acercaban a los tanques enemigos. Algunos orkos lograron derribar los tanques, pero otros carros comenzaron a explotar en una lluvia de disparos y explosiones. Bruz, con sus dos hachas, cargó hacia un tanque y lo despedazó con golpes poderosos. Los orkos con martillos de misiles se enfrentaron valientemente a los tanques, con explosiones y destrucción en todas direcciones.

A pesar del feroz fuego enemigo, los orkos continuaron avanzando a través del campo de batalla gracias a la resistencia de Bruz, quien aguantaba los disparos enemigos mientras lideraba la carga. Mientras tanto, el grupo de Shirou estaba enfrentando a un pequeño ejército de guardias imperiales. Dividieron sus fuerzas en tres grupos: Shirou disparaba desde la distancia, el grupo de Vox preparaba un ataque sorpresa y el Licenciado y Barri avanzaban directamente hacia los guardias.

El vehículo del Licenciado y Barri se lanzó contra los guardias, atropellándolos y derribando tanques en el proceso. El grupo de Vox abrió fuego desde la retaguardia, manteniendo su posición contra las probabilidades. Shirou, con su arco, derribó tanques y soldados enemigos desde la distancia, aunque varios miembros de la pandilla perdieron la vida debido a los disparos enemigos.

Mientras tanto, el vehículo del Licenciado y Barri sufrió un accidente que lo dejó volcado de lado. La situación parecía sombría hasta que un tanque enemigo lo volcó por completo. Mientras los guardias imperiales se preparaban para abrir fuego

-BARRI, ¿cómo quedó el camión? - exclama el licenciado al salir del vehículo.

Barri simplemente cae de la torreta, y el licenciado mira con horror el estado en que ha quedado el camión.

-¡NOOOOOO, EL CAMIÓN! - grita el licenciado con desesperación.

Los guardias imperiales se preparan para abrir fuego, pero en ese momento, Shirou interviene, llamando la atención de los guardias.

-¡Esperen! - grita Shirou, tratando de detener la violencia. - No es necesario pelear. Pueden unirse a nosotros y mejorar sus condiciones de vida. No debemos permitir que más sangre sea derramada.

A pesar de las palabras de Shirou, los guardias imperiales no reaccionan como él esperaba.

-¿Por qué deberíamos creerle a un traidor como tú? - exclama un guardia imperial con desconfianza.

-No aceptaremos nada de alguien que le dio la espalda al imperio - grita otro guardia imperial, expresando su negativa.

-¡POR EL EMPERADOR! - grita un guardia imperial, a punto de abrir fuego contra el grupo.

Afortunadamente, en ese momento, el grupo de Vox toma acción y elimina a los guardias restantes, poniendo fin a la amenaza inmediata.

Vox intenta hacer que Shirou comprenda la profunda lealtad que estos guardias sienten hacia el Emperador y su imperio.

-Chico, no podrás convencerlos. Han dedicado toda su vida a creer en las palabras del Emperador y están dispuestos a morir por ellas.

Shirou, aunque desanimado por no lograr cambiar las creencias de los guardias, asiente en resignación.

Finalmente, el grupo entra en la nave enemiga y elimina a los guardias que custodiaban la zona. Mientras tanto, en el campo de batalla, los orkos liderados por Bruz han dejado una estela de caos y destrucción en las líneas enemigas. Sin embargo, un nuevo peligro emerge: cápsulas caen del cielo, aplastando a orkos y guardias imperiales por igual.

-¡Qué bien, aquí vienen más juguetes para jugar! - exclama Bruz con una sonrisa maliciosa, observando a sus próximos rivales que se acercan con paso firme.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora