acto 3 pelea contra los demonios

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En la nave, la batalla siguió en su punto más crítico mientras los demonios desangradores atacaban a los orkos. Vox, Shirou y el resto del grupo se enfrentaron a la amenaza, luchando con todas sus fuerzas para sobrevivir.

¿Qué está pasando? - preguntó Shirou, mientras sacaba sus espadas en preparación para el combate.

Esos malditos no esperaban que nos los íbamos a encontrar aquí - respondió Vox, preparando sus pistolas con determinación.

Shirou quería entender la situación, pero la lucha estaba en pleno apogeo y no había tiempo para detalles detallados.

¡Maldición, Shirou! Pasamos por el infierno más espantoso. ¿Realmente pensaste que nos bibliotecaríamos de esto? - exclamó Vox, mostrando su frustración mientras luchaba.

¡Bruuuuz! - gritó Shirou, finalmente comprendiendo lo que Vox quería decir. Habían enfrentado sus peores miedos y pesadillas en la deformidad.

Bruz entró en acción, arremetiendo contra los demonios con su hacha, disfrutando de la pelea. Sin embargo, las cosas no eran tan sencillas como parecían.

¿Y qué...? - comenzó a preguntar Shirou.

- ¡Maldición! Estamos en un infierno en el que cualquier cosa puede suceder. - interrumpió el licenciado mientras disparaba a los demonios.

Los orkos luchaban con valentía, pero la situación se volvía cada vez más complicada. Vox comenzó a disparar a los demonios mientras Shirou materializaba un bólter y se unía a la lucha.

Los demonios desagrabadores no dejaban de llegar, desafiando la determinación del grupo. A pesar de la lluvia de balas y los esfuerzos para repelerlos, los demonios seguían apareciendo y atacando.

Shirou notó cómo los orkos, aunque disfrutaban de la lucha, estaban siendo abrumados. Se arrojó al combate, blandiendo sus espadas con habilidad para repeler a los demonios que se acercaban.

Los cortes y las heridas se acumulaban, pero Shirou no se detenía. Mientras luchaba, notó que algunos de los demonios comenzaban a portar armas de fuego y estaban superando a los orkos en número y destreza.

-¡Cuidado, Shirou! Son desangradores de Krone, no los derrotarás tan fácilmente - vieron Vox.

A pesar del peligro, Shirou continuó luchando con determinación. Desenvainó una espada y usó su agilidad para esquivar y contrarrestar los ataques de los demonios. En medio de la batalla, Shirou tomó la iniciativa y cambió su estrategia.

Materializó una variedad de espadas de diferentes tamaños y formas, empalando a los demonios mientras se abrían paso hacia él. La lucha era intensa, pero la habilidad de Shirou y su determinación demostraron ser una fuerza a tener en cuenta.

Mientras tanto, Bruz continuaba combatiendo en los pasillos de la nave, aniquilando a los demonios con su máquina asesina. Barri y el licenciado luchaban codo a codo, disparando contra los demonios que se acercaban.

Vox se movía estratégicamente por los pasillos, eliminando a los demonios que se cruzaban en su camino. Parecía que estaban logrando hacer retroceder a la amenaza demoníaca, pero surgió un nuevo y gigante problema.

Apareció una bestia monstruosa, aniquilando a la mayoría de los orkos que se cruzaron en su camino. Vox, Bruz, Barri y el licenciado unieron fuerzas para enfrentar la nueva amenaza, mientras que Shirou continuaba luchando en otro frente.

La bestia estaba frente a Vox, quien la atacó con determinación, pero la criatura pareció resistir sus esfuerzos. A medida que la lucha continuaba, Shirou se unió al enfrentamiento, tratando de darle fin a la bestia que amenazaba a su equipo

Shirou se enfrentó al mastín demoníaco con determinación y agallas. La bestia se abalanzó hacia él con furia, sus mandíbulas abiertas y sus ojos brillando con una sed de sangre insaciable. Shirou sabía que esta era una pelea que no podía permitirse perder, no solo por su vida, sino por la de todos sus compañeros.

Con una reacción rápida, Shirou se agachó y esquivó esquivar el primer ataque del mastín. La bestia pasó de largo, chocando contra la pared con un estruendo. Shirou aprovechó esta oportunidad para levantarse y materializar sus espadas.

El mastín se giró rápidamente, lanzando otro feroz ataque contra Shirou. Sin embargo, Shirou usó sus espadas para bloquear el mordisco de la bestia, impidiendo que sus mandíbulas afiladas se cerraran sobre él. La fuerza del mastín era abrumadora, pero Shirou se elimina firme, luchando por mantener las fauces de la bestia a raya.

Con un giro hábil, Shirou perforó desarmar al mastín, alejando sus mandíbulas de sus espadas. En un rápido movimiento, aprovechó la oportunidad y se lanzó hacia adelante, perforando la piel del mastín con su espada. La bestia arrojó un aullido de dolor, pero no se detuvo.

El mastín reaccionó con ira, golpeando a Shirou con su pata delantera y haciéndolo caer al suelo. Shirou rodó para esquivar las garras afiladas del mastín y se puso en pie rápidamente. Sabía que debía estabilizarse en movimiento y encontrar una manera de debilitar a la bestia.

La lucha continuó, con Shirou esquivando los ataques del mastín y buscando su oportunidad para contraatacar. La bestia era implacable, pero Shirou estaba decidido a superarla. Materializó un bólter y comenzó a disparar a la bestia, apuntando a las partes más vulnerables de su cuerpo.

Las balas impactaban en el mastín, provocando que se tambaleara momentáneamente. Shirou aprovechó esta oportunidad para lanzarse sobre la bestia, apuñalando con fuerza su pata trasera. El mastín rugió de dolor y rabia, tratando de sacudirse a Shirou de encima.

Sin embargo, Shirou no se dejó intimidar. Agarró una espada adicional y, con un movimiento rápido, prefirió cortar una de las patas delanteras del mastín. La bestia cayó al suelo, herida y furiosa.

Shirou se puso en pie, jadeando pero sin retroceder. Miró al mastín con determinación en sus ojos y materializó una espada motosierra. Con un giro rápido, atacó el cuello del mastín, haciendo que la espada se hundiera profundamente en la carne de la bestia.

El mastín luchó por liberarse, pero su fuerza disminuyó rápidamente. Finalmente, con un último esfuerzo, Shirou cambió decapitar al mastín demoníaco. La bestia cayo al suelo, sus ojos perdiendo su brillo siniestro.

Bruz y Barri también luchaban, atacando a la bestia desde diferentes ángulos. La batalla era intensa y peligrosa, y el equipo luchaba por sobrevivir en medio del caos. Mientras tanto, Shirou se encontraba en otro rincón de la nave, enfrentándose a sus propios desafíos y enemigos.

La lucha estaba lejos de terminar, y el grupo estaba determinado a sobrevivir a esta pesadilla infernal.

- menos mal que lo derrotamos ahora solo falta los orkos piratas - dijo el licenciado con una sonrisa 

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora