acto 4 la caída de los Titanes

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Sin embargo, en ese momento de extrema adversidad, Shirou no se detuvo. Corrió directamente hacia las imponentes figuras titánicas que se alzaban en el horizonte, una visión que inspiraba tanto temor como determinación.

En su camino, Shirou pasó junto a los cuerpos sin vida de los orkos, una evidencia desgarradora del enfrentamiento anterior. La confusión se apoderó de él mientras avanzaba, pero no tenía tiempo para detenerse y reflexionar. Pronto se encontró frente a frente con el titán de 14 metros de altura, una máquina de guerra implacable.

El titán fijó su mirada en Shirou y comenzó a disparar sus armas. Shirou respondió con movimientos ágiles, esquivando las primeras balas, pero fue acorralado rápidamente por la lluvia de plomo. Buscó refugio entre los cuerpos inertes de los orkos, utilizando su cobertura improvisada para protegerse.

El suelo temblaba con cada paso del titán mientras se acercaba a Shirou con determinación. En medio de la desesperación, Shirou materializó todas las espadas que pudo y las lanzó hacia el colosal enemigo, logrando impactar cada una en su objetivo. A pesar de los cortes profundos, el titán siguió avanzando sin detenerse.

Shirou cambió de táctica y, sosteniendo sus dos espadas, se movió con destreza entre los puntos vulnerables del titán. Asestó cortes certeros en las articulaciones y otras áreas débiles, buscando desequilibrar al coloso metálico. Pero incluso sus esfuerzos parecieron insuficientes ante la determinación inquebrantable del titán.

En un rápido contraataque, el titán golpeó a Shirou con su brazo, enviándolo al suelo con dolor. A pesar de la brutalidad del impacto, Shirou se esforzó por ponerse de pie, se enfrentó al titán que estaba a punto de rematarlo.

El titán desató una ráfaga de disparos a una velocidad asombrosa, perforando el cuerpo de Shirou. Aunque se protegieron sus partes vitales, el resto de su cuerpo quedó destrozado por los proyectiles. Shirou cayó al suelo, al borde de la muerte, sus órganos internos apenas se sostenían.

El titán se preparó para el golpe final, pero en ese momento crítico, un poderoso misil impactó con fuerza en su estructura. El titán se tambaleó y cayó, su amenaza finalmente neutralizada.

Shirou yacía en el suelo, exhausto y herido, pero con una sensación de alivio al ver que la amenaza había sido eliminada. Sin embargo, su situación era grave y necesitaba ayuda urgente para sobrevivir.

El licenciado llegó corriendo hacia Shirou, quien yacía gravemente herido en un charco de su propia sangre. Con determinación, el licenciado levantó a Shirou y comenzó a cuidar sus heridas mientras aplicaba sus conocimientos técnicos para acelerar la recuperación. Pasaron unos minutos intensos antes de que Shirou finalmente se recuperara.

-¿Qué diablos era eso? No eran demonios, ¿verdad? - exclamó Shirou, confundido por la aparición de los titanes y el caos que habían desatado.

El licenciado respondió con su característica actitud despreocupada: - Parece que me equivoqué en mi suposición inicial. Pero, mira el lado positivo, no todo es malo. Aunque casi mueres y perdimos gran parte de nuestros chicos, encontré algunas piezas nuevas entre los restos del titán. ¡Puede ser útil para mis creaciones! - Dijo con entusiasmo mientras mostraba las piezas recuperadas.

Shirou soltó un suspiro, no seguro de cómo sentirse ante la actitud optimista del licenciado en medio de la adversidad. Sin embargo, su mente se centró en las palabras clave: "Viene otro titán en camino justo ahora". La gravedad de la situación comenzó a hundirse en su mente mientras se percibía la amenaza inminente.

Sin embargo, el evento tomó un giro inesperado cuando Shirou notó que otro titán se acercándose. Este titán en particular parecía lanzar un líquido inflamable desde sus cañones. Shirou se movió con agilidad para esquivar el peligro, aunque sufrió quemaduras en sus brazos mientras lo hacía. El sigilo de semejante criatura gigante desconcertó a Shirou, quien se encontró en una lucha intensa para sobrevivir.

Las llamas ardían a su alrededor mientras el titán disparaba, y Shirou materializó múltiples espadas para crear una barrera protectora. Sin embargo, el titán precedió a penetrar la defensa con su potente fuego, lo que dejó a Shirou en una situación desesperada. Decidió recuperar sus habilidades mágicas y materializó "Gáe Bolg", un arma legendaria, para contrarrestar la amenaza.

Con su nuevo arsenal en mano, Shirou se movió ágilmente para esquivar los disparos y disparó su "Gáe Bolg" contra el titán. El impacto dañó la armadura del titán y provocó estragos en su estructura. Sin embargo, el titán siguió en pie y avanzó, determinado a eliminar a Shirou a toda costa.

Shirou sabía que necesitaba más que una sola arma para enfrentarse a un enemigo de semejante magnitud. En un esfuerzo desesperado, comenzó a materializar una variedad de armas a su alrededor, desde espadas hasta arcos y flechas, y disparó una salva de ataques contra el titán. La combinacion de explosiones y proyectiles reparar causar danos significativos al titan, lograndolo tumbar 

Múltiples proyectiles fueron lanzados contra Shirou, causando una devastadora explosión. A pesar de la magnitud de la detonación, Shirou milagrosamente sobrevivió, o al menos en la medida de lo posible.

La figura de Shirou era una imagen de devastación. Su mandíbula destrozada dejaba al descubierto la parte superior de su cara, sus brazos eran solo un amasijo irreconocible de carne destrozada y sus piernas parecían estar hechas pedazos. Apenas podía respirar, y el latido de su corazón era una melodía dolorosa en medio del caos. A pesar de las terribles heridas, seguía aferrándose a la vida, su determinación inquebrantable lo quizás luchando.

El titán, sin embargo, no tenía intención de dejarlo con vida. Estaba a punto de dar el golpe final cuando un proyectil impactó contra su armadura. La voz del licenciado resonó en el aire mientras luchaba valientemente: 

- ¡No dejaré que toques al jefe, maldito intento de titán! - Rugió mientras sostenía un lanzamisiles en su brazo derecho.

El titán se giró hacia el licenciado, sus cañones disparando en su dirección. El licenciado se cubrió hábilmente de los disparos y respondió con una metralleta. Sin embargo, las balas rebotaban inofensivamente contra la armadura del titán, que seguía avanzando imperturbable mientras lanzaba proyectiles mortales.

A pesar de la abrumadora desventaja, el licenciado demostró una tenacidad inquebrantable. Evitando cada proyecto, arrojaron granadas que, lamentablemente, no tuvieron efecto. - Maldita chatarra, me has obligado - gruñó el licenciado mientras desplegaba una nueva arma improvisada con los restos del titán.

El arma era una mezcla de rifle de asalto y potencia de fuego de una de las torretas de un titán. Las balas penetraron la armadura del titán, pero no fue suficiente. El licenciado cambió a un martillo con un misil en la punta, y corrió hacia el titán. El impacto fue tan poderoso que detonó el misil en una explosión final.

El estruendo resonó en el aire mientras el titán colapsaba, finalmente derrotado. El licenciado, con su peculiar entusiasmo, se acercó al titán desmantelado y comenzó a extraer partes mientras realizaba extrañas acciones como beber su "aceite".

Una hora después, Shirou forzó a regenerarse, aunque aún sintió un agudo dolor en todo su cuerpo. Aunque el dolor era intenso, no había tiempo para lamentarse. Había ángeles que derrotar, aquellos seres que seguían siendo una amenaza y cuyas alas estaba decidido a cortar. Con determinación renovada, Shirou se puso en pie, listo para enfrentar la próxima batalla en su camino.

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