Enzo • Domingo 28 de Marzo de 2021

4.2K 268 95
                                    

Terminamos el partido cerca de las cinco de la tarde. Y cuando agarré mi celular después de bañarme vi que tenía un mensaje de Juli. "Querés venir a cenar conmigo esta noche?", decía. Qué pregunta.

Habíamos hablado en las semanas anteriores y decidimos que teníamos que concentrarnos en el fútbol. Estábamos a un poco más de un año del mundial y el sueño de ambos era poder llegar a jugarlo. Queríamos estar ahí como sea, y para eso teníamos que demostrar lo mejor de nosotros en lo deportivo.

La diferencia era que esta vez decidí que no iba a dejar a un lado mi relación con él por mis metas profesionales. Entendí que podían ir de la mano, y además no quería volver a alejarme de Juli, me gustaba pasar tiempo juntos y también me ayudaba a mejorar, me potenciaba en todos los sentidos.

Lo malo era que estando en distintos equipos se nos hacía muy difícil poder encontrarnos. Ya no teníamos la posibilidad de vernos todos los días en el club y terminábamos siempre demasiado cansados después de los entranamientos. De todas formas, un par de veces había ido a visitarlo solo porque quería dormirme abrazándolo. Descansaba muchísimo más tranquilo cuando podía sentirlo al lado mío.

En mi departamento era imposible estar juntos porque había cometido el error unos meses atrás de darle una copia de las llaves a Valen y nunca sabíamos cuándo podía aparecer por la puerta. Ni siquiera a ella me animaba a decirle la verdad. No solo porque no quería lastimarla sino también porque me daba miedo que, de despechada, pudiera contárselo a más gente. Ya suficiente tenía con que últimamente estaba evitándola lo más que podía y algunas noches no aparecía poniendo la excusa de irme a alguna fiesta. Esperaba que fuera ella la que se cansara de mí y terminara dejándome, pero todavía no había pasado.

***

Llegué al departamento de Juli cerca de las nueve. Cuando abrió la puerta no pude evitar reírme.

—¿Qué es eso que tenés puesto? —le dije señalando el delantal de cocina todo roñoso.

—Es una sorpresa —respondió dejándome pasar.

Cerré la puerta atrás mío y lo agarré de la cintura para acercarlo a mí.

—¿Cómo estuvo tu día? —me preguntó sonriendo pero sin abrazarme porque parecía tener las manos también sucias.

—Ahora que te veo puedo decir que muy bien.

Me acerqué a besarlo. Juli, cuando vio que yo no tenía intenciones de parar, apoyó sus antebrazos en mi pecho.

—Esperá que se me quema la comida.

Lo solté y empecé a caminar con él para la cocina, pero volvió a pararme.

—No, no, es una sorpresa dije.

Sonreí y me mordí el labio levantando los hombros por la ocurrencia.

—Está bien, me quedo acá viendo la tele. Pero apurate.

—Sí, sí —respondió dándome un besito antes de desaparecer por la puerta de la cocina.

Mientras hacía zapping escuchaba ruidos y a Juli hablando solo. La verdad es que no quería saber lo que estaba haciendo porque cocinar nunca había sido su fuerte y me daba un poco de miedo lo que pudiera darme de comer.

Como a la media hora salió y empezó a poner la mesa. Estaba sucio como si le hubiera explotado un paquete de harina adelante suyo. No pude evitar reírme, pero él seguía muy concentrado en lo que estaba haciendo.

Cuando terminó, me dijo que ya podía sentarme. Había dejado una botella de vino así que la descorché y nos serví en unas copas. Juli apareció con dos platos y dejó uno en mi lugar.

Desde tu primera sonrisa - Julián y EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora