Julián ~ Sábado 26 de Agosto de 2023

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Vi el celular apenas entré al vestuario y tenía un mensaje de Emilia. "Qué hacemos hoy?", decía.

—No sé, pero me baño y estoy, ¿por dónde andan? —le mandé en un audio.

Desde que la había ido a buscar a la estación de Manchester nos habíamos visto, fácil, cuatro o cinco veces más. También nos escribíamos bastante seguido.

Qué podía decir. Mi única excusa era que el tiempo que ya no me gustaba compartir con Enzo, me interesaba pasarlo con ella. Desde la discusión que habíamos tenido volviendo de la pretemporada, sentía que algo había cambiado entre nosotros. Porque haberme negado eso en realidad era negarme un montón de cosas más que para mí eran demasiado importantes como para ignorarlas, aunque para él no significaran nada. Así que verla a ella era el escape perfecto para una realidad que me estaba costando cada día más.

Cuando Emilia me respondió, ya estaba yendo al estacionamiento a buscar el auto, así que la pasé a buscar por mi propio departamento, y como ya estaba afuera, le toqué bocina para que me viera.

—Hola —me dijo después de subirse, dándome un beso en el cachete de esos que daba ella.

—Hola —sonreí.— ¿Y tu prima?

Igualmente me alegré de que al fin pudiéramos estar un poco solos. Candela a veces era una intensa.

—Se fue con uno que conoció anoche en un bar —comentó como sin darle importancia.— ¿A dónde vamos?

—Depende lo que quieras hacer.

—Sorprendeme —me pidió sonriendo.

Sonreí también y empecé a manejar, ya se me iba a ocurrir a dónde llevarla.

—¿Y, te terminó de gustar Manchester?

—Me encanta. Me quedaría a vivir si pudiera.

—Quedate el tiempo que quieras en mi departamento, no me molesta.

—Gracias, pero no puedo estar más de tres meses. Acordate que tengo visa de turista. A menos que te quieras casar conmigo y ahí las cosas cambiarían.

Me reí pero no le contesté. Obviamente seguía sin saber nada de lo de Enzo. Y después de casi un mes viéndola tampoco pensaba contarle. ¿De qué me servía? Prefería mantenerlos alejados, que ni siquiera se acordaran de la existencia del otro.

Durante el resto del viaje no dijo nada más. Cuando la miraba de reojo veía que estaba muy concentrada enamorándose de cada rincón de la ciudad.

Terminé decidiéndome por llevarla a una cafetería a la que había ido con Alexis al poquito tiempo de haber llegado a Inglaterra y que me había gustado bastante porque tenía como un jardín con mesas entre las flores.

Apenas entramos me dio ternura lo encantada que parecía con el lugar. Tanto que tuve que esperarla a que sacara unas fotos antes de sentarse conmigo.

—Pasame una, que quiero mandarle a Alexis.

—¿Alexis Mac Allister? ¿Por qué le mandarías foto de este lugar?

—Porque lo conocí gracias a él. Cuando recién llegué a Inglaterra nos hicimos bastante amigos. Hace rato que no lo veo, pero ya voy a ir a Liverpool ahora que juega allá.

—A mí me gustaría conocer Liverpool, y a Alexis también.

—Mm, no sé. Voy a pensar si quiero llevarte.

Se rió pegándome en la mano.

—Hablando de eso... ¿vos cómo la llevás acá? Te veo medio solo.

No era la primera vez que mencionaba el tema, porque claramente quería saber qué le respondía, pero normalmente esquivaba sus preguntas.

Desde tu primera sonrisa - Julián y EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora