Ayer perdimos. Después de que entró Enzo en el segundo tiempo nos hicieron dos goles más y solo pudimos meter uno nosotros.
Aunque no me gusta, sé que son cosas que pasan, pero Enzo no se lo tomó tan bien. Parece que sintió que era su culpa que el equipo no hubiera podido sumar puntos. Fue por eso que, después del entrenamiento, lo invité a la cafetería del club.
Pedimos que nos trajeran una gaseosa a cada uno y nos sentamos en una de las mesas más alejadas, para que no fuera tan fácil que pudieran escucharnos, o molestarnos.
—No puedo creer que hayamos perdido ese partido —empezó apenas se sentó.— Lo teníamos ahí, si hubiera metido el gol del empate, la historia hubiera sido distinta.
Mientras hablaba solo miraba la tapita de la botella con la que estaba jugando.
—Sabés que no fue tu culpa, estuvimos mal todos, y ellos jugaron mejor de lo que esperábamos —mi ánimo no estaba como para levantárselo a otra persona, pero sentí que por él tenía que hacerlo, fue su primer partido en primera y no quería que termine así de frustrado.
—La próxima no va a volver a pasar. Yo creo que tenemos que entrenar más —me dijo, y me miró directamente a los ojos como solía hacer cada vez que hablábamos. No sabía por qué eso me ponía tan incómodo. Sentía que podía ver más allá, adentro mío.
—Yo creo que ya entrenamos lo suficiente, pero podemos decirle a Marcelo.
—No, yo digo entrenar nosotros dos, después del entrenamiento que hacemos todos —lo miré extrañado.— Tenemos que ser mejores que los demás, tenemos que formar una dupla tan buena que no puedan, ni quieran, sacarnos de la cancha. Que los rivales nos tengan miedo cuando nos vean correr.
No pude evitar reírme. Parecía que estaba hablando de una película de superhéroes.
—¿Sabías que a mí me dicen "La araña"? Al principio era solo un apodo pero después lo empezamos a relacionar con Spiderman, y ahora los chicos creen que yo soy otro Peter Parker.
Se rió y a mí se me alegró el alma. No sé por qué, en ese momento sentí la necesidad de apoyar mi mano en la suya, un poco para que parara de hacer ruido con la tapita y otro porque... ¿por qué?
Él miró las manos diez segundos antes de sacarla dejándome solo con la tapa en mi palma. De repente me empezó a quemar la cara y sé que Enzo se dio cuenta. Pero no dijo nada, solo usó esos mismos dedos para agarrar la botella y tomar un trago de su gaseosa.
Se hizo un silencio incómodo por unos minutos hasta que me decidí a volver al tema principal.
—Está bien, entrenemos más. ¿Cuándo querés empezar?
Me miró y dio vuelta los ojos, quiero suponer porque estaba pensando, no porque no quería que nuestras miradas se cruzaran. En lo que a mí me pareció una eternidad, volvió a hablar:
—Podemos empezar mañana mismo —levanté una ceja y él se encogió de hombros.— ¿No querés?
—Sí quiero —me apuré a decir. De nuevo sentí que la cara me ardía. ¿Por qué me estaban pasando estas cosas?
—Bueno, entonces vení preparado mañana que nos vamos a quedar hasta tarde —apenas terminó de hablar se levantó de la silla y agarró su mochila. Puso la mano en mi hombro y me miró, esta vez sin vergüenza.— nos vemos, Juli.
—Chau, Enzo —llegué a decir, casi sin aire, mientras se estaba yendo.
Después de lo de la cafetería volví a midepartamento intentando descifrar en por qué estaba siendo un verdadero imbécil adelante de Enzo.¿Qué me estaba pasando? No terminaba de entenderlo. Mientras me tocaban bocina porqueno vi que el semáforo había cambiado a verde, solo podía pensar en laelectricidad que me recorrió el cuerpo cuando nuestras manos se tocaron.
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Desde tu primera sonrisa - Julián y Enzo
FanficSEGUNDA PARTE YA DISPONIBLE! Julián creyó que iba a tener un entrenamiento más hasta que le presentaron al nuevo integrante del equipo: Enzo. A partir de ese día, los dos jugadores de River dibujaron el camino hacia una amistad que se iba a ver com...