Me desperté en el sillón cuando el cielo recién empezaba a aclararse. Y no solo me dolía el cuerpo por la posición en la que me había quedado dormido sino porque apenas abrí los ojos me acordé de lo que había pasado la noche anterior. Sentía la cara hinchada de tanto llorar y la cabeza que se me partía.
Aún así, no era suficiente. Solo pude mirar un punto fijo en el techo mientras las lágrimas empezaban a salir de nuevo sin permiso. Si bien no me había quedado ninguna duda de lo que había pasado, igualmente me hubiera encantado que haya sido una pesadilla, pero sabía perfectamente que era la realidad horrible en la que me iba a tocar vivir a partir de ahora.
Después de un rato, me di cuenta de que ya no sentía nada, ni hambre ni sed, ni frío ni calor. Solo había espacio para el dolor. Para las mil puñalas que se me clavaban mientras respiraba intentando dejar de llorar. Nunca en mi vida había sentido esa presión en el pecho. Parecía que me estaba consumiendo, comiéndome por dentro como si fuera un parásito divirtiéndose con mi sufrimiento.
Mientras tanto, mi cabeza no dejaba de funcionar a mil por hora. ¿Por qué había sido tan hijo de puta conmigo sabiendo todo lo que yo lo amaba? ¿Cómo había podido hacerme eso, aprovecharse así? ¿Mentirme por más de un año? ¿Y cómo yo no me había dado cuenta de nada? Él era muy inteligente, o yo muy estúpido. O tal vez simplemente estaba ciego por el amor irracional que le tenía y por eso fui lo suficientemente iluso como para llegar a pensar que Enzo podría quererme de igual manera. Pero era imposible, no creía que nadie pudiera ser capaz de amar como yo lo amaba a él. Y estaba comprobándolo de la peor manera.
Después de todo, ¿cómo pude creer que alguien como Enzo podía fijarse en mí? ¿Cómo pude imaginar que realmente me había elegido por sobre todas las opciones que tenía? No podía ser más imbécil al haber pensado que podía ser solamente mío, que podía enamorarse de mí. Tendría que haberme dado cuenta de que era demasiado bueno para ser cierto.
En cambio, él había jugado conmigo como si yo fuera su juguete favorito. Hasta que un día se cansó y decidió que ya estaba grande para eso, que mejor lo metía en una caja y lo dejaba olvidado al fondo de un placard para no usarlo nunca más.
Y por eso ahora me dolía tanto que se haya ido. Porque yo me había creído toda la fantasía. Porque cuando estás arriba de la nube más alta que existe viviendo el sueño más hermoso que tu mente podría imaginar, es obvio que despertarse se va a transformar en tu peor pesadilla.
Pensando, había muchas cosas que, de repente, empezaban a tener sentido. Como que no quisiera que nos viéramos todos los días. O las veces que iba a su departamento y él no estaba ahí. O como ni siquiera acordarse de las fechas importantes. O todo lo que tardó en "separarse" de Valentina mientras nosotros ya estábamos juntos. O esa vez en la fiesta de Año Nuevo cuando los vi bailando y charlando como si fueran pareja de toda la vida. Dios, qué imbécil que era. Demasiadas cosas que no había visto por estar ciego de amor.
Pero a la vez, ¿por qué se había esforzado tanto en mentirme tan asquerosamente por tanto tiempo? Me comía la cabeza, pero la respuesta a esa pregunta ya no importaba, ahora tenía que entender que para él yo era uno más, otra opción para cuando estaba aburrido, mientras que para mí Enzo era absolutamente todo.
Tendría que haberme imaginado que todo iba a terminar así después de las mil vueltas que había dado conmigo a principios del año pasado. El muy forro primero se había asegurado de que yo estaba completamente enamorado de él con cada centímetro de mi ser, y después empezó a manejarme como él quería. Y yo me dejé, porque creí que había logrado hacerlo cambiar de parecer. Pero las personas como Enzo nunca cambian.
Me saqué el anillo que tenía en el dedo recordándome que todo había sido una mentira asquerosa y que yo era la persona más estúpida del mundo, y lo revoleé lo más lejos que pude, esperando que quede olvidado abajo de un mueble para no tener que volver a verlo nunca más. Después me abracé a un almohadón y me giré para prender la televisión, necesitaba distraerme, ocupar mi mente en otra cosa. Pero mientras hacía zapping sin mirar nada, sus palabras no paraban de dar vueltas en mi cabeza.
"No te amo, nunca te amé Julián".
"Ya me cansé de actuar un amor que no sentí, no siento y nunca voy a sentir por vos".
"Flasheaste amor", me había dicho el muy hijo de puta, cuando fue él el que me hizo enamorarme cada día más con todo el cuento que había inventado solo para mí.
Me tapé la cara con las manos y volví a llorar como si la vida se hubiera terminado la noche anterior cuando Enzo salió por la puerta. Y realmente eso sentía. Porque yéndose así se había llevado mi felicidad con él. Todo lo que me había dicho iba a quedarme grabado para siempre en el alma. No tenía esperanzas de que algún día dejara de doler.
Había sido tan feliz con él que ahora no podía imaginarme una vida sin tenerlo al lado. Sin que me haga reír, sin que me toque, sin que me bese. Sin despertarme y sentir su respiración lenta mientras seguía abrazado a mí después de toda una noche durmiendo juntos. Estaba seguro que iba a extrañar hasta lo más chiquito, lo más rutinario y cotidiano que hacíamos juntos. Como cuando usaba su pierna de almohada mientras veíamos algún partido en el sillón, o cuando se metía a bañarse conmigo solo para quedarse mirándome. O cuando nos acostábamos solamente a abrazarnos y contarnos lo que habíamos hecho en el día.
Entré a su chat con la intención de borrarlo, pero en cambio me quedé demasiado tiempo viendo las fotos que a veces me mandaba de él mismo haciendo cualquier cosa. Cocinando, entrenando, recién salido de bañarse, apenas se despertaba, antes de irse a dormir. Siempre que le preguntaba qué estaba haciendo, él lo ilustraba con una foto. No podía eliminarlas, eran demasiado hermosas.
Para torturarme más, me puse a escuchar algunos de sus audios, los que tenía guardados en favoritos porque me habían encantado.
"Hola bebé, buen día. ¿Cómo se despertó esa belleza? Solamente quería decirte que te amo, te amo, te amo. Espero que te vaya muy bien en el partido de hoy, voy a estar viéndote como siempre. ¿Te dije que te amo? Hermoso".
"Amor de mi vida, vení a cenar conmigo que estoy haciendo tu comida favorita. Ponete lindo, más de lo normal, así después te agarro de postre arriba de la mesa".
"Feliz navidad para vos también mi amor. Me encanta cómo se te pega más el acento cuando volvés a tu casa. Es hermoso, vos sos hermoso, cordobés de mi vida. Te amo, no te imaginás cuánto. Ya quiero verte y llenarte de besos por todos lados. Volvé rápido que no aguanto, te extraño mucho".
"Sabés, mientras entrenaba hoy pensaba que este invierno podríamos irnos unos días a alguna cabañita olvidada en el sur. Los dos solos. En el medio de la nada. Al lado de un lago. Nos besamos en un bosque. Te pego una buena cogida contra algún tronco. Te llevo el desayuno a la cama a cambio de que me mantengas bien calentito a la noche. Vivimos como si fuéramos Blancanieves un fin de semana. Yo sería tu príncipe".
Dios, escuchar su voz diciéndome todas esas cosas hacia que me destruyera más el haberlo perdido. Por más de que buscara, no se me ocurría una sola cosa que no hubiera amado de él. Indudablemente, era demasiado perfecto para mí.
Al final, estaba tan cansado de solo existir que me volví a dormir pensando que no quería seguir viviendo una vida en la que Enzo nunca más me iba a mandar esos mensajes. En donde tampoco iba a volver a mirarme con esa sonrisa hermosa que tenía como si yo, tan solo por un instante, fuera todo lo que él siempre buscó.
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Desde tu primera sonrisa - Julián y Enzo
FanficSEGUNDA PARTE YA DISPONIBLE! Julián creyó que iba a tener un entrenamiento más hasta que le presentaron al nuevo integrante del equipo: Enzo. A partir de ese día, los dos jugadores de River dibujaron el camino hacia una amistad que se iba a ver com...