Enzo • Lunes 19 de Diciembre de 2022

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Me desperté con Juli entre mis brazos y no pude hacer otra cosa más que quejarme cuando se movió para apagar la alarma del celular.

Después, me dio un beso agarrándome la cara con las manos.

—Despertate amor que tenemos que irnos.

—Creo que sigo en pedo —le respondí cuando me di cuenta de que la cabeza me seguía dando vueltas.

—Yo también —dijo riéndose.— Vamos a bañarnos.

—Un ratito más, ¿cuánto dormimos, dos horas?

—Me parece que menos.

Se salió de mi abrazo para levantarse e irse al baño. Yo me quedé ahí, pensando en todo lo que había pasado. Todavía no caía en la realidad que estaba viviendo en donde habíamos ganado el mundial y encima todo el plantel se había enterado de nuestra relación.

Cuando al fin me decidí a irme a duchar con Juli, él ya estaba saliendo con la toalla atada en la cadera.

—Eeh —le reclamé.— No me esperaste.

—No, tardaste mucho —contestó.

Lo manoseé un poco a la pasada mientras él se reía y me metí al baño.

***

Apenas nos subimos al avión empezó la joda ahí adentro también. Y es que simplemente no podíamos parar.

La copa estaba dando vueltas por las manos de todos. Ya sentía que estaba toda babeada de la cantidad de besos que le habían dado, pero no importaba. Igual le pedí a Juli que me sacara unas fotos con esa cosa hermosa.

—No hay forma de que seas tan lindo —me dijo cuando me devolvió el celular.— Y con esa belleza en la mano...

—Bueno, dejen de ser tan trolos un ratito —dijo el Dibu que justo pasaba por ahí a buscar la copa.

Me reí y se la di a cambio de la cerveza que tenía. No tenía planeado dejar de tomar hasta Navidad, como mínimo.

Le ofrecí a Juli después de tomar, pero no quiso.

—Tengo sueño y me duele un poco la cabeza —se quejó.

—A ver, vení —le dije estirando los brazos para que se acerque.

Se sentó al lado mío y se acomodó en mi pecho mientras yo lo abrazaba. No me importó mucho que algunos empezaran a silbarnos porque sabía que ahora iban a jodernos cada vez que nos vieran juntos. Al menos hasta que se acostumbraran.

—Dormí que total faltan unas cuantas horas para llegar a Buenos Aires.

Le di un beso en el pelo antes de acomodar mi cachete ahí para descansar un ratito también.

Me desperté como a la hora, y Juli seguía en la misma posición, completamente dormido. Así que me lo saqué con cuidado de arriba para irme con los demás a ver quién seguía festejando.

—Mirá —me dijo Ota apenas me vio.— Qué tiernos los pibitos.

Me mostró una foto que nos había sacado a Julián y a mí mientras dormíamos abrazados en los asientos.

—Pasámela —le dije sonriendo.— Y después borrala que si eso llega a las redes...

—Las minitas se vuelven locas —respondió riéndose.

—La decepción que se van a llevar si se enteran que a Sexito le gustan los nenes —acotó el Papu.

Aunque estaba serio, todos sabíamos que lo que decía siempre era una joda.

Desde tu primera sonrisa - Julián y EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora