Una vez que empezó a llegar gente, el departamento se puso en clima de fiesta. No sabíamos bien cómo festejaban los ingleses pero igualmente pensábamos llevarlos un rato a Argentina con la música y el ambiente.
Más me alegré cuando cayeron los chicos de la scaloneta que vivían cerca: el Dibu, Cuti, Licha, Alexis. Sobre todo porque yo de inglés tenía poco y nada y me estaba costando bastante relacionarme con los demás. Así que me quedé mayormente toda la noche con ellos.
El que se robó toda la atención, más que el cumpleañero, fue Fernet. No lo dejaron un segundo tranquilo, entre que lo alzaban, lo hacían jugar o lo molestaban. Y me pareció perfecto, porque lograron cansarlo tanto que terminó yéndose a dormir a la habitación para poder estar en paz.
Yo estuve mirando bien de cerca a Julián para ver qué hacía. Quería identificar con quiénes se llevaba mejor y cuáles podrían ser un futuro peligro. Y, aunque me pareció que Haaland era por momentos demasiado cariñoso, también creía que era así como había decidido relacionarse con Juli por lo poco que se entendían hablando. No sé por qué no lo consideré como una amenaza. Tal vez porque pensaba que no era para nada el tipo de hombre que podría gustarle a mi futuro esposo.
—Che, dejá de mirar a todos así que parecés el guardaespaldas de Juli —me dijo Alexis codeándome.
—A veces eso soy —le respondí sin prestarle demasiada atención.
Yo no había hablado con el después del mundial, porque tampoco es que nos habíamos hecho amigos, ni mucho menos. Pero sí sabía que Juli se seguía manteniendo en contacto con él. No me gustaba, pero lo toleraba por el bien de nuestra relación.
Alexis se rió y me ofreció de lo que estaba tomando.
—La verdad es que es tan tierno que te dan ganas de cuidarlo.
—No empieces, colorado infeliz —le contesté mirándolo.
—Tranquilo —volvió a reírse.— Yo ya entendí cómo son las cosas.
Después me felicitó por mi pase al Chelsea, que ya se había hecho público por todos lados, y seguimos hablando de cualquier cosa.
Me pasé creo que un par de horas más tomando y socializando todo lo que pude. Cada vez que me cruzaba o coincidía con Juli en algún lado lo tocaba disimuladamente solo para que supiera que yo estaba ahí. Y él todas las veces me sonreía, feliz.
En un momento de la noche, como a la una de la mañana supongo, tuve que ir al baño. Elegí el de la habitación, porque sabía que nadie iba a meterse ahí.
Estaba abriendo la puerta para salir cuando me crucé a Licha demasiado cerca, porque estaba queriendo entrar. Me pareció raro que haya encontrado ese baño. Igualmente lo dejé pasar, y cuando cambiamos las posiciones y ya estaba por irme de nuevo a la fiesta, él habló.
—Che Enzo, ¿puedo pedirte algo?
Lo miré, parecía medio borracho, y la forma en la que me había hecho la pregunta un poco lo confirmaba. Pero no era quién para juzgar, porque no es que yo estuviera muy sobrio.
—A ver —le respondí, para que siguiera.
—Bueno... vos sabés que yo tengo novia y la amo y todo pero... desde que nos contaron lo de ustedes, lo de Juli y vos digo, como que me entró una curiosidad...
—¿Qué cosa? —le pregunté porque ya estaba dando muchas vueltas.
Sinceramente no entendía a dónde quería llegar. Tal vez yo también estaba más ebrio de lo que pensaba.
—La cosa es que si tuviera que elegir a un hombre para darle un beso, sería a vos.
—¿Cómo? —me reí.
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Desde tu primera sonrisa - Julián y Enzo
FanficSEGUNDA PARTE YA DISPONIBLE! Julián creyó que iba a tener un entrenamiento más hasta que le presentaron al nuevo integrante del equipo: Enzo. A partir de ese día, los dos jugadores de River dibujaron el camino hacia una amistad que se iba a ver com...