Enzo • Lunes 26 de Diciembre de 2022

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Esta vez fui yo el primero que se despertó, y tuve el placer de encontrarme con Juli durmiendo con la cara escondida en mi cuello. Le pasé la mano por la espalda y sonreí de solo pensar lo hermoso que era empezar mi día así.

Fue como si se hubiera dado cuenta de que abrí los ojos porque antes de que llegara a hacer nada más, se despegó de mí y empezó a estirarse.

—Buen día —lo saludé.

—Hola —sonrió mientras se pasaba una mano por la cara.— ¿Cómo dormiste?

—Con vos espectacular como siempre —le respondí y le di un beso.

Anoche no habíamos podido hacer nada, porque después de la conversación que tuvo Juli con el padre me había dicho que estaba bastante enojado con cómo nos estábamos portando en su casa. Así que preferimos dejar el sexo para cuando estuviéramos solos. Lo que sí no aceptamos fue dormir en camas separadas, más teniendo en cuenta que no sabíamos cuándo iba a ser la próxima vez que íbamos a poder estar así.

—¿A qué hora nos vamos? —preguntó.

—No sé qué hora es —contesté estirándome por arriba suyo para agarrar el celular que estaba arriba de única mesita de luz.— Ya es como la una, capaz deberíamos comer algo e irnos.

—Y tengo que armar el bolso —agregó.

—Entonces vamos a tener que dormir por ahí hoy, porque no quiero manejar de noche.

—Siempre me gustan tus ideas —sonrió.

—Sí porque sabés que te voy a hacer mierda apenas volvamos a estar solos.

Se rió antes de abrazarme del cuello.

—No, que tengo que jugar en unos días.

—Pero qué te pensás que voy a hacerte —le dije riéndome.

—No sé, a veces sos demasiado bruto.

—Es que me volvés loco.

Mientras hablaba aproveché para meter las manos adentro de su ropa y clavarle los dedos en el culo.

Se quejó un poco pero después se acercó a besarme. Y obviamente no le dije que no.

—Juli —lo llamaron tocando la puerta.

—¿Qué? —respondió apenas separándose.

Yo di vuelta los ojos, no podía ser que en esa casa no nos dejaran ni darnos un beso que ya venía alguien a rompernos las pelotas.

—Ya está lista la comida, dejen de culiar y vengan —dijo uno de sus hermanos, no sabría cuál.

Juli se rió y le revoleó una zapatilla a la puerta. Después, se sentó en la cama.

—Perdón, mi familia es muy densa —se disculpó.

—Sí, veo —le respondí sonriendo antes de también levantarme para vestirme.

***

Después de almorzar, yo me quedé haciendo sobremesa mientras Juli iba a guardar sus cosas así podíamos irnos. No me solía pasar, pero en ese lugar me sentía incómodo sabiendo que estaba ahí mi suegro, que claramenete había pasado de amarme a odiarme. Pero si me iba a la pieza también iban a pensar que estábamos haciendo cualquier cosa, así que la verdad no sabía qué hacer. Solo quería irme de ahí de una vez.

—Enzo —empezó apenas nos dejaron solos, y antes de que pudiera escaparme.

Yo estaba con el celular, pero cuando me llamó lo miré.

Desde tu primera sonrisa - Julián y EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora