Julián ~ Sábado 24 de Junio de 2023

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Estábamos volviendo de entrenar en el gimnasio del edificio de Enzo. Y tenía que tocar el tema de nuevo, aunque la última vez no había terminado en nada.

—Amor, dale. Va a ser divertido.

—No. No quiero —me respondió mientras se pasaba la toalla por la frente.— Voy a ir de mí mismo.

Lucas organizaba una fiesta en su casa. No era su cumpleaños ni nada, solamente era una excusa para juntarse con nosotros, que íbamos a pasar pocos días en Argentina, y los chicos de River.

Pero era de difraces y Enzo no quería bajo ningún punto de vista seguir la consigna.

—No puedo creer que seas tan aburrido.

—Soy la persona más divertida que vas a conocer en tu vida.

—Ya lo estoy dudando.

No me respondió hasta que entramos a su departamento y se sacó la musculosa, como hacía siempre que estaba transpirado. Yo, en cambio, lo primero que quería sacarme de arriba eran las zapatillas.

—¿Y vos qué te pensás poner? No me digas el traje de Spiderman. Ponele un poco de creatividad.

Me reí porque era exactamente de lo que planeaba disfrazarme. Pero capaz que tenía razón, era demasiado obvio y fácil, tenía que pensar otra cosa.

—Obviamente no. Todavía no sé de qué. Pero al menos sé que no soy lo suficientemente amargado como para no querer disfrazarme.

—¿Sabés qué? —dijo después de pensarlo un ratito.— Ganaste. Ya se me ocurrió una idea. Pero no quiero que cuando me veas cambiado me quieras coger, porque te voy a decir que no.

Era obvio que iba a querer, se ponga lo que se ponga, si era hermoso. Hasta ahora, que estaba todo chivado y casi desnudo, tenía ganas de tirarme arriba suyo.

—A ver, contame.

—No, va a ser sorpresa. Cuando venga de lo de mis papás voy a ir a buscarlo y lo vas a ver recién a la noche.

Habíamos vuelto de Miami hacía algunos días, con los padres de Enzo. La habíamos pasado mucho mejor de lo que pensé en un principio. Me imaginé que iba a ser todo más incómodo y forzado, pero la verdad ellos me habían tratado más que bien. Aunque a veces sentí que habían elegido fingir demencia y creer que yo seguía siendo el mejor amigo de Enzo, y no que le comía la boca cada vez que tenía oportunidad, o que su hijo aprovechaba cualquier momento para toquetearme por cualquier lado. No importaba, como fuera, mi intervención había funcionado y ahora notaba en Enzo una tranquilidad que antes no tenía. Era como si se riera de otra forma, como si su sonrisa fuera todavía más hermosa.

—¿Ya te vas?

—Voy a almorzar con ellos, te dije anoche bebé. Si te ofrecí ir y todo.

Me acordaba. Le había dicho que no porque quería que también pasara tiempo con su familia sin que esté yo ahí en el medio. Y porque a veces me cansaba tener que mentir todo el tiempo. Los padres y los hermanos sabían, pero los tíos, primos, y todo el resto obviamente no tenían ni idea.

—Ya sé —agarré mi celular porque justo me había sonado y me reí por el mensaje que me llegó.— Mirá esto.

Enzo se acercó a mí y me dio un beso en el hombro antes de ver la pantalla y reírse también.

—Son iguales.

Era un video de Haaland con Fernet, donde el perro le estaba chupeteando toda la cara mientras él le tiraba las orejas para atrás. Seguramente lo había filmado su novia, porque aunque también estaban de vacaciones, igualmente habían aceptado cuidarlo.

Desde tu primera sonrisa - Julián y EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora