Capítulo 6: La bruja

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Una bruja: un ser proveniente del reino más lejano y recluido del mundo, ni siquiera se sabía a ciencia cierta si podía seguir llamándose "reino", pues cada criatura de aquellas tierras vivía bajo el concepto de la ley del más fuerte. Las brujas eran la clase dominante en dicho lugar, pues los magos negros eran algo raro de ver. Las brujas eran casi como las tan conocidas amazonas, cuando se reproducen, el 90% de los casos se limita a mujeres y el porcentaje restante a hombres, que serían los magos negros. Verilye estaba totalmente aislado del mundo desde hacía siglos debido a un incidente que llevó al resto del mundo a recluirlos por el peligro que representaba y se creía que era imposible que los seres mágicos pudiesen atravesar las barreras que rodeaban el reino.

Ahora mismo Nagito de encontraba explicando aquello a ___, quien no conocía nada de la historia, hasta ese momento. No evitó asustarse un poco después de escuchar toda la explicación. Una bruja merodeando por otros reinos era algo aterrador. Según Nagito, las brujas tienen una forma bastante común, fácilmente podría hacerse pasar por una humana y no ser reconocida dada su capacidad de suprimir su aura mágica. Es decir que solamente podría encontrarle si está abandonaba su fachada y se mostraba ante él alguna vez. No tenía muchas oportunidades de dar con ella.

-¿No conoces su apariencia?

-Aunque así fuera, podría adoptar una diferente. No serviría de nada memorizar su rostro. _negó el albino_ Así pues, iba de camino a Kartho para ver a un viejo amigo y que me ayudaste con este problema.

-¿V-Vas al reino de la justicia? Un caballero errante puede ser mal visto por las razas nobles.

-Tengo en mi posesión un sello real que me acredita como paladín de mi rey a pesar de estar lejos de mi hogar. No tengo problemas.

-L-Lo tienes todo cubierto...

-Obviamente. Por cierto, ¿cuál es vuestro objetivo? _inquirió el caballero con curiosidad_

-Nos dirigimos a... _inició la fémina, pero recordó que Kokichi nunca le dijo el nombre del reino al que se dirigían_ ¿A dónde íbamos exactamente, alteza?

-Nos dirigimos a Mirya, el reino de las bestias marinas... _respondió el pelimorado_

-No sabía que ese reino tenía aliados. Con lo conservadores que son...

-La princesa Tenko es una vieja amiga mía, aunque dejé de atenderle durante años... _aclaró el de hebras moradas, aunque luego sintió preocupación al no saber del estado actual de la susodicha_ Y-Y debo informar a su padre del conflicto en el que se vio envuelta por mi culpa.

-Espero que haya logrado salir de allí con vida _musitó la peli___, a lo que la conversación cayó en un punto muerto_

Después de un largo silencio sumido en pura tensión, tanto ___ como Kokichi terminaron de revisar sus cosas con el fin de dejar la posada. Nagito, por su parte, no podía simplemente dejar las cosas estar después de enterarse de los sucesos recientes. Una dama y un príncipe actuando por su cuenta bajo constante peligro era algo que no podía ignorar según su código como paladín, así que, cuando estos se disponían a salir del lugar, les detuvo una vez más, pidiendo esta vez que le permitiesen acompañarles. Tal vez se estaba desviando de su objetivo, pero había muchas cosas que le impulsaban a seguir a ese par. Primeramente porque Kokichi, siendo el heredero al trono de su reino actualmente en posesión de otro, podría restablecerlo y tal vez en un futuro cambiar la situación de guerra que mantenía con muchos otros. Aunque su rey no estuviese especialmente interesado en alianzas o guerras, seguramente no perdería la oportunidad de tener por aliado a un reino tan poderoso como lo era Akreah. En segundo por el hecho de que era muy probable que su objetivo: la bruja, hubiese provocado los incidentes ocurridos en el reino previamente mencionado. A lo mejor era parte de su objetivo. Si esos dos tenían algo que ver con ella, era mejor no perderles de vista.

Después de pensarlo muy detenidamente, ambos, ___ y Kokichi, concluyeron que era conveniente su compañía. ___ no era ni remotamente fuerte como para poder proteger al pelimorado ante algún peligro y este ni siquiera sabría qué hacer, así que un guardaespaldas no le vendría mal. Comenzaron a caminar nuevamente, con el fin de salir de la ciudad esta vez. Las calles estaban relativamente tranquilas para ser horas tan peligrosas y tardías. Llegados al portón sur, por el cual debían partir para dirigirse a Mirya, finalmente pudieron dejar atrás aquel pueblo. No echaron de menos a nadie más que a la dueña de la posada, que tan amable había sido con ellos. Ni siquiera sé tomaron el tiempo de ganar más conocidos durante su estadía. Pasadas unas horas decidieron acampar al ser muy entrada la noche.

Al amanecer reanudaron la caminata, aunque ya de por sí era increíble como Kokichi no soportaba siquiera un kilómetro andando aún si no hacía mucho había estado durmiendo y descansando lo justo. Era un caso período, no tenía nada de resistencia. Nagito tuvo que cargarle sobre su espalda gran parte del camino, aunque después de aclarar que le pesaba lo mismo que una pluma, nadie le dio importancia a su trabajo extra. Mirya estaba relativamente lejos, pero primero debían hacer una segunda parada en la capital real de Siberly para hallar su transporte hacia el reino aliado. Después de preguntar al respecto al albino, pues el príncipe ya se encontraba fuera de combate, Nagito le explicó a ___ que en la capital real no solo hallarían magos blancos y druidas, sino también dragones, los cuales montarían para viajar al otro lado del continente.

-¿Dragones? ¿Te refieres a esos lagartos con alas que aparecen en los libros? _preguntó, no creyendo aún que esas cosas existían_

-Los dragones son criaturas difíciles de criar, es por ello que debemos contratar a un domador de dragones para que los mantenga controlados durante el viaje. No solo será largo, sino también agotador. Tendremos que descender varias veces para permitirles descansar. Sin un domador, nada te garantiza que no intenten hacer de ti su cena ni bien aterricen.

-¡¿Y vamos a subir a algo tan peligroso?!

-Tranquila, señorita ___, no es como que fuese algo tan peligroso. Solo son dragones. Si pasa algo de alguna forma se les podrá matar.

-O sea que no tienes la menor idea de cómo acabar con ellos.

-Nunca tuve la oportunidad de enfrentarme a uno. Sería una buena experiencia. _rió despreocupadamente el albino_

-¡No, no lo sería!

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora