Capítulo 64: Vacío

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-¿Q-Qué está diciendo, alteza?

-Precisamente lo que has escuchado, Nevermind. Este mundo ya no sirve, no tengo nada más que perder. Y no voy a caer en patrañas baratas como "encontrar algo más mientras continúe con mi vida"... Solo voy a destruirlo todo una vez más y a volver a iniciar todo desde el principio.

-Alteza, no está pensando con claridad lo que hace. Solo es una posibilidad en un millón de que pueda encontrarla incluso si mi yo del pasado vuelve a viajar al futuro. ¿Va a traer ese fatídico escenario al mundo basándose en una posibilidad como esa? _intentó hacerle razonas, solo para ganarse una mirada cargada de enojo por parte del pelimorado_

-Hablas como si no quisieras tomar esa oportunidad. Incluso si todo esto es tu culpa... _musitó en respuesta. Sonia sintió su pecho encogerse ante el peso de aquellas palabras. Tenía la razón, sus acciones habían llevado a aquel desenlace. Había cometido demasiados errores y al final había fallado_ No era de extrañar que ___ hubiese llegado a pensar que era mejor que no la encontrases, Nevermind...

-¿Q-Qué estás...?

-La obligas a cargar con todos tus problemas, la condenas a vivir una "nueva vida" en la peor situación posible, la conviertes en el blanco de enemigos indecibles, le ocultas la verdad y solo le pides que se conforme con hacer su trabajo... ¿Y ahora, después de haber dado todo lo que podía incluso en un estado mental tan lamentable, solamente la vas a desechar como si fuese algún objeto inútil?

-¿Se está escuchando? Sí, admito que le hice sufrir demasiado, admito que es mi culpa que haya tenido tan malas pasadas. Lo admito... Pero, ¿desecharla como un objeto inútil? Lo entiende mal, alteza. No es así.

-¿Entonces cuál es tu excusa para justificarte ahora? Primero era el fin del mundo, ¿ahora con qué pretendes justificar todos los errores que cometiste? ¿Cómo pretendes justificar su muerte, Nevermind?

-N-No intento... No intento justificarme... Pero, por favor, no diga que la desecho como un objeto. Nunca la vi de tal forma...

-Para quien solo le hizo vivir con restricciones incluso cuando su vida ya era lo bastante mala, no pareces demasiado arrepentida. ¿Y encima de eso me dices que lo deje estar? Seamos sinceros, ¿siquiera pensabas dejarle tener una vida decente cuando tu supuesto objetivo estuviese cumplido? Tú lo sabías después de todo. Sabías que cuando el futuro fuese reescrito, ella iba a desaparecer. Porque en ese futuro, tú nunca le encuentras. Ella iba a seguir siendo un ave ignorante y la persona falsa que creaste iba a desaparecer, ¿no es así?

-... Lo siento...

-No es a mí a quien debes las disculpas. De todos modos, mi resolución no va a cambiar...

-Le pido que reaccione, ¿va a destruir el mundo solo...? _cuestionó, conteniéndose de terminar aquella pregunta al saber lo cruel que sonaría. Pero intentaba ser racional a pesar de que estaba todavía bastante afectada por todo lo ocurrido_ Piense en todas las vidas inocentes que está poniendo en riesgo... De verdad... ¿De verdad merece la pena cobrarse tantas vidas?

-Ya lo dije... Este mundo no sirve... ¿Por qué debería sentir empatía hacia meros desconocidos? Ya no me importa, mi reino puede irse al infierno, si es que ya no lo es. Los demás también pueden irse al diablo... Ella era todo lo que tenía... Si no me queda nada, entonces tampoco debería importarme nada...

Con aquellas últimas palabras, Kokichi tomó distancias de Sonia, e hizo un esfuerzo sobrehumano por no volver a poner su mirada en aquel cuerpo sin vida que tanto le dolía ver. Caminó directamente hacia la única persona que podría hacer algo útil para él en las actuales circunstancias. Kiyo alzó la mirada para encarar al pelimorado, reprimiendo una expresión de pena al ver aquellos ojos exentos de cualquier rastro de vida que antes pudieron tener. Había acabado, el príncipe estaba totalmente roto, no había nada que hacer. Kokichi fue claro con su única petición hacia él. Todo lo que le pidió fue conservar su cuerpo en el mejor estado posible. No le perdonaría una mera modificación, menos que le diese un uso indebido. Ella no sería otro peón más que forzaría a volver a la vida para moverse por ahí sin voluntad ni objetivo. Kiyo asintió sin siquiera musitar un pero o una queja y se alejó de Mikan, Tenko y Masaru para cumplir con la tarea encomendada. Los ojos de Kokichi repararon en el pequeño pelirrojo que temblaba y lloraba sin consuelo alguno. Mikan juraba haber visto un mero deje de ánimo en aquel rostro tan inexpresivo, aunque desapareció instantes después.

Masaru... Masaru había sido rescatado por ___. Podría recordar lo mucho que le cuidaba mientras aun vivía. Le trataba con cariño y velaba por él todo el tiempo. El pelirrojo había experimentado el mismo sufrimiento que ella, era irremediable que sintiera empatía por él, lo suficiente para rescatarle. Cierto, a ___ no le hubiese gustado que nada le ocurriese a Masaru. Tendría que pensar en qué hacer con él luego. Estaba seguro de que cuidar de su cadáver iba a ser una tarea más sencilla, pero no sé lo perdonaría si tomase la vida de alguien a quien ___ le tomó afecto. No podría, ¿cómo le vería a la cara de llevar a cabo semejante barbaridad? No, no lo haría. Cuidaría de él en lo posible, incluso si sus planes eran llevar al mundo a su total perdición.

Pero aún con todas las escenas impactantes vistas en cuestión de poco menos de media hora, otro evento sin precedentes se llevó a cabo. Todos fueron testigos de la llegada de un pequeño destacamento, cuyos integrantes vestían de negro en su totalidad. Dichas personas eran lideradas por una joven esbelta, de piel pálida y tersa, ojos rubí y hebras azabache, atadas en dos coletas altas con listones color rojo y creando vistosos bucles. Usaba un oscuro vestido con volantes blancos y unos tacones negros a juego con el mismo. En su rostro presumía una sonrisa perfecta, podría decirse que demostraba incluso cierta complacencia. La fémina continuo caminando tras alzar su mano derecha ligeramente, en orden a sus seguidores que se detuviese en el sitio. Kokichi miró a la desconocida caminar hasta estar a escasos pasos de él y, seguidamente, ofrecer una reverencia a modo de saludo.

-Me complace en demasía saludarle, alteza. Mi nombre es Celestia Ludenberg.

-... ¿Y qué se supone que deba hacer con una información tan irrelevante? _cuestionó el pelimorado, mirando con sospecha a la pelinegra_

-Mi nombre es menos que secundario, en efecto. Estoy aquí para prestar a usted mis servicios, como una fiel seguidora suya.

-... ¿Disculpa?

-Habíamos estado velando por el despertar de nuestro siguiente héroe... Lo esperábamos...

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora