Capítulo 61: Etiquetas

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Ni Sonia ni Kyoko se sentían tranquilas con la situación. En lo absoluto. Estaban preocupadas, ¿cómo fue que las cosas tomaron esas sendas? ¿En qué momento se cometió el error de condenar su plan de tal forma? Sin dudas, algo había ido mal y esas eran las consecuencias. Sonia miró de reojo al de hebras moradas y a la peli___ que iban a su lado. Uno de ellos estaba totalmente serio mientras que la otra se encontraba preocupada. Sí, ___ estaba preocupada, y hasta asustada de pensar que ella había sido quien había cometido el error que los llevó a dicha situación. Pero por más que lo pensaba, no lograba encontrar en sus recuerdos el momento exacto en el cual todo cambió para mal. ¿Acaso su encuentro con Nagito pudo ser evitado? Recordaba muy bien el cómo aconteció todo, Nagito les había salvado a ella y a Ouma de ser atrapados por cazarrecompensas en aquella pequeña posada donde se hospedaron cuando apenas habían llegado a Siberly. Irremediablemente, los recuerdos de cierta conversación llegaron a su mente. La misma conversación en la cual, aunque fue algo superficial, le pareció relevante en aquellos momentos. En primeras instancias Nagito sospechó de ella la ocasión en la que Aoi, en su forma de ave, le atacó. Probablemente sería una advertencia o algo así debido a su forma de atacarle en ese entonces. Aunque solo después de todas las malas pasadas de su viaje podía verlo de dicho modo. Desde el principio Solo no confió en Komaeda, y Komaeda, aparentemente, tampoco se fijaba de ella. Probablemente, en primeras instancias, su error había sido el no escuchar a Kokichi cuando le dijo que no debían cruzar esa frontera. Tal vez si aquella noche hubiesen seguido el curso del río... Pero se sentía culpable de pensar así. Si no hubiesen entrado en Siberly, nunca hubiesen conocido a sus compañeros de viaje. No habrían llegado a Mirya gracias a Fuyuhiko, no habrían tenido la agradable compañía de Mikan, y el pequeño Masaru seguiría siendo abusado por aquella detestable familia noble. Y el reino de Siberly no habría cambiado para bien. Muchas cosas no habrían ocurrido ni cambiado si no fuese por ese curso de acciones. Todo era demasiado confuso ahora.

-___... _le llamó Sonia, haciendo que sus ojos ___ quedasen fijos en los suyos_ Nada de esto es tu culpa. _le aseguró, casi como si pudiese leer su mente_ Quién cometió el error fui yo. Si tan solo hubiese tomado cartas del asunto y hubiese enviado ayuda para tu viaje desde el inicio, tal vez ahora...

-No... Incluso si lo hubiese hecho, estoy segura de que habría tomado el mismo camino. _aseguró. No se sentía especialmente arrepentida de su curso de acciones. Incluso en un viaje tan largo y difícil, habían ocurrido muchas cosas que no deseaba cambiar. Al menos, eso pensaba cada vez que veía la joya que llevaba en su mano. El claro recuerdo de alguien que si le había aceptado, a pesar de lo que realmente era y de la verdad que le embargaba. Hubo alguien a quien no le importó absolutamente nada de eso. En cierto modo, nada le aseguraba que, de haber tomado otro camino, las cosas hubiesen fluido de la misma manera. Así que, para bien o para mal, no se arrepentía_

Sus palabras le dieron cierta calma a Sonia, pero también más preocupaciones. Ahora estaba totalmente segura, la causante de que el fin del mundo pudiese llegar no era ___, iba a ser ella misma, todo a causa de su error...

Un rugido acompañado de una ráfaga de viento les hizo detenerse súbitamente. Los cuatro avistaron el enorme dragón tan familiar que alguna vez había visto, volar en dirección opuesta a la que ellos se dirigían. Eso no eran buenas noticias, solo significaba que Fuyuhiko se había unido a la contenta, y probablemente del lado problemático. Kiyo no iba a aguantar mucho tiempo con aquel reptil alado reteniendo a sus cadáveres vivientes. Como algo igual de repentino, Kyoko pasó a ocupar su apariencia "humana", aunque ella también parecía estar sorprendida. Para responder a las miradas interrogativas que le dirigían los tres restantes, la de ojos amatista advirtió que la la magia era inestable más adelante, por lo que no siquiera podría mantener su forma animal. Problemas y más problemas, ahora sin importar la velocidad que llevasen, mientras el dragón fuese el transporte del enemigo, no lograrían evadirlo.

Y por supuesto, fue cuestión de tiempo para que vieran a la criatura volver, transportando a un Fuyuhiko ignorante, un Masaru preocupado y un Nagito furioso. Instintivamente, Sonia y Kyoko retrocedieron un par de pasos mientras veían a los tres recién llegados descender de la criatura voladora. En cualquier caso, Masaru fue quien tomó la iniciativa y corrió a los brazos de la peli___, demostrando así su preocupación por esta. No le importaba tener a una bruja a escasa distancia, no a un la sirviente de la misma, solo necesitaba saber que la persona que tanto le importaba estaba bien, y gratamente, lo estaba. ___ respondió al abrazo de Masaru sin apartar su mirada sería del adolescente de hebras albinas. Se le veía totalmente enojado, y su furia iba en aumento con cada segundo que pasaba viendo el rostro de Sonia.

-Finalmente... _musitó Nagito, imaginando las muchas maneras en las cuales le pondría fin a la vida de la tan odiada bruja. Desde luego, no pretendía darle una muerte rápida. Pero claro que había un inconveniente en su plan. Su mirada entonces viajó a la peli___, claro que ella tenía que intervenir hasta el final. Incluso si mataba a Sonia y luego iba a por ella, gracias al artefacto, ella cambiaría el pasado a su favor. Por ende, la tarea era clara, iba a exterminarla a ella primero, y a destruir su artefacto en el proceso_

A Kokichi no le gustó nada la mirada que Nagito le estaba dirigiendo a la peli___, le molestó bastante, si es que hasta podía leer lo que pasaba por su cabeza. Y además, todavía estaba molesto por las palabras que le dedicó antes de que Kyoko reapareciera y le enfrentarse. Oh, vaya que estaba molesto. No le importaba si habían sido compañeros, su rango antes de dejar su reino o sus motivos personales para justificar sus acciones, solo sentía la urgente necesidad de ponerlo en su lugar. En el segundo en que vio al albino dirigir su mano al mango de su espada, él hizo lo mismo, y sus acciones no pasaron desapercibidas. Komaeda miró a su dirección con ojos entrecerrados que denotaban sospecha. Tal como pensaba, no podría deshacerse de Sonia si no acababa con ___, pero para lograr eso también debía quitarse a Ouma de encima. Y parecía creer que podría subestimarlo, lo cual era un grave error para él. Kokichi había retomado sus clases de esgrima, las había superado y tuvo dos meses enteros en los que entrenó con criaturas salvajes, las cuales en muchos casos le doblaban la fuerza y el tamaño. Nagito no era mucho menos no mucho más, solo otra piedra en su camino.

-Le pediré amablemente que no intervenga, alteza. Con la princesa Tenko ya tuve suficientes problemas.

-Y los seguirás teniendo como no desistas ahora mismo, Komaeda. _advirtió el pelimorado_

-¿Entonces no piensa moverse por las buenas?

-Nunca he sido de obedecer la buena voluntad ajena...

-Que así sea...

Pero Nagito no esperaba que en el momento en que se lanzase al ataque ya tuviese a su adversario delante, listo para repeler su primer golpe. Era rápido, había ganado fortaleza física y mental en partes iguales. El Kokichi que conoció en primeras instancias no sería capaz de encararle siquiera, menos de mirarle a los ojos, y ahora estaba ahí, convirtiéndose en un enemigo formidable. No perdió ni siquiera un instante en detenerse a ver su reacción, el de hebras moradas solamente le obligó a echar su espada hacia atrás en el preciso momento en que intentó lanzar su ataque. Nagito se tomó la libertad de retroceder unos cuantos pasos. Tal vez le había subestimado un poco, ¿quien habría pensado que se dedicaría a entrenarse en el tiempo en que le estuvieron buscando tras su desaparición? Ahora no sabía de lo que era capaz, pero eso no le hacía perder su plena confianza en sus capacidades. A sus ojos le seguía viendo como un amateur portando una espada, ni siquiera en dos meses un prodigio podría alcanzar el nivel de habilidad que le había conseguido en años. Lo dudaba, y se negaba a creer que lo era. Pero de nuevo, Nagito desconocía el detalle esencial del escenario. Kokichi cargaba ahora con una etiqueta que lo alejaba de lo ordinario. Tal vez un prodigio no podría alcanzar el nivel de Nagito en dos meses. Pero un monstruo como lo era el héroe lo tendría sencillo si desde un inicio estaba destinado a ser una entidad capaz de cambiar el mundo para bien o para mal. Y el ignorar ese detalle, aunque fuese tan pequeño como para reducirlo a una sola palabra, le iba a costar bastante caro al albino.

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora