Capítulo 15: Admiración

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Kokichi había permanecido escondido por largo rato. Las voces y los pasos ya no eran perceptibles a su alrededor, lo único que llegaba a sus oídos era el constante sonido de las gotas de lluvia caer con fuerza sobre la tierra. Abrazó sus piernas mientras un breve temblor recorría su cuerpo. Estaba comenzando a creer que era un estorbo para los demás. Sin importar cuál fuera la situación, ___ siempre ponía su seguridad primero. Le preocupaba. Le preocupaba demasiado, no sabía cómo estaba, dónde estaba, si estaba bien o no. Temía por su situación y le mortificaba no poder hacer nada, pues él era el objetivo. Tiró de las telas de sus ropas con algo de fuerza, sintiendo la impotencia embargar su ser. Se estaba cansando de siempre ser el protegido, pero ¿qué podía hacer él? Aportaba más siguiendo las órdenes que ocasionando más problemas.

Habían pasado dos horas y ___ no volvía. Nagito y Fuyuhiko no daban señales de estar cerca. Estaba solo allí. Mientras la lluvia continuaba cayendo, el sueño comenzó a apoderarse de él, hasta que finalmente cayó rendido ante este. Su mente proyectó a modo de sueño un recuerdo que creyó enterrado hace muchos años. Cuando aún era pequeño y su vida cotidiana no había cambiado mucho. Ese día su padre le había reñido por haber estropeado un importante mapa de la sala de reuniones y le había hecho sentir increíblemente mal. Recordaba que corrió al jardín y se ocultó tras los rosales de este, en un pequeño rincón del cual nadie parecía tener conocimiento. Ese día también se quedó dormido tras haber llorado por largo rato, más una voz suave y angelical le despertó. Sintió el cálido tacto de una pequeña mano sobre su hombro, queme agitaba débilmente.mientras su propietaria le pedía que despertase. Al abrir los ojos se vio frente a frente con una chica, una niña. Tenis peculiares hebras lila pálido y orbes amatista que resultaban, en cierto modo, hipnotizantes. La niña le dedicó una sonrisa amable cuando le vio despierto al fin.

-¿Estás bien? _preguntó ella, agachándose para estar a su altura. Él, en cambio, no dijo nada, permaneció mirándole con extrañeza. ¿Quién era ella? ¿Por dónde había entrado? ¿Cómo le había encontrado? Ladeó su cabeza confundido_

-¿Quién eres tú? _preguntó él, ella rió por lo bajo, cubriendo sus labios con su pequeña manita_

-Más importante, ¿no deberías volver? Es bastante tarde y tus padres parecen preocupados.

-Mi padre está enojado conmigo... No puedo ir a casa...

-¿Es así? Hace poco le he visto sumamente preocupado mientras llamaba tu nombre por el jardín junto a los guardias. _aseguró la fémina, a lo que él no evitó sorprenderse. Instantes después las voces de sus padres y los guardias hicieron acto de presencia. Se levantó del suelo casi al instante e hizo ademán de salir corriendo al encuentro de su progenitor, pero recordó que no conocía el nombre de la desconocida. Para cuando quiso saberlo nuevamente, ella ya no estaba_

Extrañado por dichos eventos, finalmente decidió regresar con su querido padre, a quien abrazo tan pronto le vio y este procedió a disculparse por haber sido duro con él. Al fin y al cabo era solo un niño, su hijo, un ser inocente que nunca haría las cosas con un ápice de maldad. Se sentiría el peor padre del mundo si pudiese llegar a pensar lo contrario al respecto. El recuerdo comenzó a hacerse distante mientras que escuchaba a alguien llamarle.

Poco a poco comenzó a despertar, viendo un rostro familiar nada más abrir los ojos. Aquellos orbes ___ le miraban con preocupación. Después de notar que estaba en perfecto estado, la fémina no evitó relajarse considerablemente. Sin embargo, antes de poder decirle nada, el pelimorado le abrazó como si hubiesen pasado años desde la última vez que le vio. Estuvo realmente preocupado, solo y temeroso en aquel pequeño escondite. Se sintió realmente aliviado de ver que ella estaba bien, independientemente de las heridas que adornaban su cuerpo.

-Me alegro tanto de que esté bien... _musitó ella, correspondiendo como podía al abrazo_ Perdón por dejarle solo tanto tiempo, es que tuve un pequeño percance...

-¿P-Percance? Más importante, ¿q-qué te pasó? _preguntó, haciendo alusión a sus heridas_

-O-Oh, tuve un pequeño accidente luego de dejarle aquí, caí por un barranco, pero afortunadamente no era tanta la altura, así que solo tuve unos raspones... Y sobre el percance, bueno... _fijo, sintiendo algo de vergüenza. Tras hacerle una seña a alguien, otro individuo se sumó a la conversación_ Él es Masaru, le encontré en la ciudad.

-¿En la ciudad?

-Me apena pedirle esto pero, ¿podría permitirle venir con nosotros?

-¿E-Este niño? ¿Con lo peligroso que puede ser?

-Por favor, permítame acompañarles _pidió el pequeño de hebras rojizas, arrodillándose para efectuar su petición, a lo que Kokichi sintió una indecible vergüenza_ Cualquier cosa será mejor que volver con esas bestias. _aseguró. El pelimorado dirigió su mirada a la fémina, quién no evitó mirar con pena al niño_

-Ers un esclavo de una familia noble. Toda su familia, de hecho... No pude soportar verle ser maltratado así... _comenzó a explicar. Era comprensible, lo comprendía perfectamente. Tras pensar en ello, incluso él miró con pena al niño_ Yo también sé lo que se siente recibir ese trato, y es terrible para un niño pasar la vida sirviendo a nobles tan desagradecidos, así que...

-E-Está bien, no pasa nada... Lo entiendo. _musitó él, tendiéndole su mano al menor para que dejase de humillarse al estar arrodillado en el suelo_ P-Pero deja de hacer eso...

-P-Pero, ¿no es usted un príncipe? Por ética debo-

-N-No lo hagas... No me gusta sentirme como un déspota cuando otros se inclinan así... No sería capaz de mirar a la cara a mis padres si permitiese que alguien haga algo así solo por mi linaje... _dijo tras interrumpirle. El pelirrojo no evitó mirarle con cierta admiración ante su resolución, y tomó su mano con cierto recelo_

___ no contuvo una sonrisa al escuchar aquellas palabras. Los reyes habían criado muy bien a su hijo si tenía esa clase de pensamientos. Un rey que no permite que sus súbditos se humillen para mostrarle respeto era un rey digno de ser querido por su pueblo. Él se consideraba un ser humano al igual que cualquier otro sobre la faz del planeta. Después de calmar un poco al niño, Kokichi se percató de la mirada de la chica, una que denotaba cierta ternura por lo que observaba y no evitó sonrojarse hasta las orejas, algo que a ella le.hizo cierta gracia. Después de asegurarse que todo estaba en orden, los tres comenzaron a caminar hacia las afueras, esperando hallar a sus dos acompañantes extraviados tras los incidentes.

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora