Capítulo 25: Informando

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-¿Una cárcel? _cuestionó Masaru, temblando levemente tras escuchar el relato de Nagito_ D-Da un poco de miedo...

-Esta fue mi primera impresión. Pero había una puerta que no pude abrir ya que había alguien detrás de la misma. Juraría que había mucha gente del otro lado...

-¿Y pretendes ir a investigar? _cuestionó Fuyuhiko, bastante en desacuerdo con dicha idea_

-Lo mejor sería decirlo a la reina Sayaka. No creo que sea el mejor plan irrumpir por mi cuenta, mucho menos en un asunto como ese.

-Al menos eres sensato... ¿Y el principito y la dama? ¿Los has dejado atrás?

-Se encuentran en el palacio, según tengo entendido. Será mejor que me reúna con ellos cuanto antes. Con suerte, cuando todo esto acabe, podremos largarnos de este reino.

Nagito dejó la posada abandonada poco después. Se apresuró a llegar a la ciudad y luego avanzó por sus calles sin disminuir la velocidad de su marcha. El palacio quedaba relativamente lejos, pero era de máxima prioridad verse con la reina. En las cercanías del palacio se podía apreciar cierta agitación. Los guardias de la corte corrían desbocados por los alrededores, inspeccionando los jardines y calles cercanas sin descanso. Inmediatamente cuestionó a uno de ellos, que iba hacia su dirección, acerca del motivo de la inquietud. Un rufián se había infiltrado en el palacio y había atentado con atacar a los invitados de la reina. Ante la mención de sus compañeros, Nagito de abrió paso entre los guardias nerviosos y subió las escaleras en cuanto estuvieron las mismas en su campo de visión. Leon, el cabecilla de la guardia real, avanzaba lentamente por el pasillo con una expresión de preocupación y a la ves, de molestia. Avistó al albino estando a pocos pasos y solamente le dedicó un breve asentimiento a modo de saludo, antes de descender los escalones que  Nagito había recorrido segundos antes. Inmediatamente caminó hacia la habitación de la peli___, quien abrió con cierta cautela, antes de sorprenderse de verle allí.

-Ah, joven Nagito. Has vuelto. _musitó, cierto alivio era perceptible en su voz_

-Mis disculpas por la salida abrupta y la tardanza. ¿Está todo en orden?

-Algo así... Pero pasa, no te quedes fuera. Menuda falta de hospitalidad.

Kokichi se encontraba observando a través de la ventana, apartando ligeramente la cortina que cubría la misma a la par que veía a los guardias correr de un lado a otro del jardín como sombras espeluznantes a su parecer. Al advertir la presencia del de hebras blanquecinas, interrumpió su actividad y procedió a prestar atención a lo que esté tenía que decir.

-¿Qué ha ocurrido para que tardase tanto en regresar?

-Me he encontrado con un incidente inesperado. _comenzó a relatar Nagito_ Parece ser que los rumores sobre actividades ilegales en la capital eran ciertas. Regresando al palacio me he cruzado con un sujeto. Su aspecto era deplorable y parecía estar al borde de la locura, si es que ya no lo está... Maldecía a algunos desconocidos y tal, no presté mucha atención a sus delirios. Poco después cayó inconsciente y tras eso dos personas de ropas oscuras cargaron su cuerpo hacia una plaza...

-¿Ropas oscuras...? ¿No había nada más descriptivo?

-Estaban cubiertos de pies a cabeza. Les seguí hasta la plaza y les vi introducirse a cierto pasaje ubicado en la misma. Después de esperar un rato yo también bajé por aquel pasaje y al final de las escaleras hallé una cárcel... O algo similar a ello. Era una vista realmente deplorable. Personas dementes y sin ganas de vivir siquiera estaban tendidas en el suelo de las celdas. Lo que quiera que les estén haciendo debe pasar más allá de lo inhumano.

-Y pensar que todo se comete delante de las narices de la reina... _musitó el pelimorado_

-Había algo más al otro lado de una puerta, pero no pude investigar más ya que alguien pudo haberme encontrado de no dejar el lugar antes. He venido a informar a la reina de ello y pretendo dejar que ella se haga cargo de sus asuntos legales e ilegales. No pretendo comprometer a mi reino con asuntos como este. _afirmó el albino, alzando la mirada y observando a Kokichi musitarle un "Te lo dije" a ___, quién infló sus mejillas y apartó la mirada. Nagito enarcó una ceja y les miró confundido_ ¿Me he perdido de algo?

-Oh, no mucho realmente. Estuvimos preocupados e intentamos salir del palacio para buscarte, pero nos topamos con algo que no esperábamos. Y ahora con todo el alboroto que hay en el palacio dudo mucho que nos dejen marchar.

-¿Qué encontraron?

-Un oso enorme.

-¿Un oso?

-Era indeciblemente grande... Era una suerte que estuviese durmiendo.

-¿El espíritu guardián de los druidas? He escuchado rumores de que ese Oso es considerado una mascota por la reina. Aunque no sé le ve de día, pues es un espíritu nocturno.

-¿Mascota...?

-En cualquier caso, los espíritus son lo de menos ahora mismo. Iré a avisar a la reina Sayaka de mis hallazgos esta tarde. Seguramente tomará medidas drásticas tan pronto sepa todo.

-La reina debe hallarse en sus aposentos ahora mismo. El rufián aún anda suelto y Leon le ha prohibido salir de su habitación, lo mismo a nosotros desde que el sujeto se estuvo paseando por estos pasillos.

-¿Oh? ¿Tendrá asuntos con ambos de alguna forma?

-Se supone que nadie sabe de la presencia del príncipe aquí. Y yo soy una mera curandera, ¿qué asuntos podría tener?

-Esa es una buena pregunta.

Mientras el pelimorado y la fémina continuaban con sus divagaciones respecto a los posibles motivos del rufián para infiltrarse, Nagito volvió a dejar la habitación, encaminándose esta vez a los aposentos de la reina. Había mucho que informar y deseaba hacerlo cuanto antes para evitar que las cosas empeorasen. La situación en torno a la capital señal se tornaba cada vez más oscura, demasiado para su gusto. Algo grande podría ocurrir en cualquier momento, eso era algo que no ponía en duda. Una vez estuvo frente a la gran puerta que daba paso a la habitación de la reina, llamó a la misma, pero no hubo respuesta. Confundido y creyendo que la reina podría hallarse descansando, volvió a llamar con leves toques en la placa de madera, la puerta cedió lentamente. Aunque con preocupación, empujó la puerta, manteniendo cierta distancia. No había nadie, la ventana estaba destrozada, las cortinas desgarradas y las sábanas de la cama totalmente revueltas. Sobre las mismas yacía una nota con breves y simples palabras, pero alarmantes: "Secuestro. Reina. Dejad ir al rufián. Cárcel subterránea destruida. Actividad estable. Entregad el artefacto oscuro."

-¿Artefacto oscuro...?

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora