Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55

Capítulo 30: Adiós.

A la mañana siguiente una gran explosión despertó a todos en la capital real, un enorme columna de humo y polvo se alzaba en lo que, probablemente, sería la plaza central. Los caballeros corrían hacia el lugar mientras que el personal de la corte miraba a través de los ventanales, preocupados por el bienestar de la reina. Por otro lado, ___ se encontraba en el suelo, quejándose del fuerte golpe que se había dado en la cabeza debido al susto mientras que un Kokichi preocupado le cuestionaba incesantemente si estaba bien o le dolía demasiado. Apenas comenzaba el día y había ajetreo, ¿pero es que aquella extraña guerra no se iba a acabar nunca? Como si las deidades quisieran responder a su pregunta, Nagito abrió aquella puerta, estaba cubierto hasta los cabellos de polvo y ceniza. ¿Él había estado cerca del lugar de la explosión?

-Nagito, ¿qué te pasó? _inquirió la peli___ al ver su aspecto_

-Oh, solamente ofrecí mi ayuda para la operación de rescate de la reina Sayaka.

-¿La reina? ¿La reina está bien? _cuestionó la fémina, obteniendo un asentimiento como respuesta. Toda la tensión que había embargado su cuerpo durante días se había esfumado repentinamente_

-Desgraciadamente, los culpables del incidente han escapado, al menos la gran mayoría, el resto de ellos murieron en el enfrentamiento. La reina no tiene ni un rasguño y hemos conseguido traerla de vuelta sana y salva.

-Eso es grato de escuchar.

La reina finalmente había regresado. Junto a ella habían sido rescatadas las víctimas del conflicto. A Leon le fue dada la orden de cuidar de los afectados y de buscar por sus familias. Sayaka había tenido mucho en qué pensar mientras estuvo bajo las garras enemigas y pretendía adoptar una postura firme para evitar que cosas tan atroces se repitiesen. Esa misma tarde, la reina se había tenido con sus tres peculiares invitados, quienes se alegraron de verle tan dedicada a su labor, a la vez que relajada de estar en casa nuevamente. Bebía una taza de té mientras intentaba dejar atrás la tensión y el temor que antes pudo sentir. Lo que llamó la atención de los tres contrarios era el hecho de que junto a la reina se hallaba una niña pequeña, de largos cabellos color rosa. Aunque se le notaba una palidez enfermiza y sus brazos delgados daban a entender lo maltratada que antes pudo estar, lucía un vestido blanco con volantes cuya fina faja era sostenida en la espalda baja por un gran moño color rosa palo. Los ojos rosa de la niña repararon en los tres desconocidos.

-Alteza, bueno ver que está de vuelta. _habló la peli___, Sayaka sonrió amablemente_

-Sí, es bueno volver. Lamento la preocupación que ha podido causar este incidente. A pesar de que no les concierne, se vieron envueltos en un hecho desagradable. No tengo excusas para pedir su perdón por tan mala estancia. El joven Nagito ha sido de gran ayuda, no sé cómo podría pagarle su amabilidad y disposición aunque este asunto no concierne en lo absoluto a su señor.

-No será necesario. Que todo esté en orden es, cuanto menos, gratificante.

-Entonces... Se irán pronto, asumo. Ahora que la tranquilidad ha regresado a la capital real no hay nada más que les impida seguir con su camino. Además, pienso que sería contraproducente que los jueces les encontrasen aquí al momento de su llegada.

-¿Jueces?

-Leon ha enviado una carta a mi nombre hacía Kartho, aclarando cada detalle de la situación. Ellos vendrán a dar su justo veredicto para así determinar si el nombre de mi pueblo puede ser restablecido. He hecho mucho daño a mi gente con mi negligencia, restaurar su nombre es, como mínimo, el primer paso que puedo dar.