Capítulo 62: Inclemente

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Las tres chicas observaban el enfrentamiento sin apartar la mirada o perder mucho tiempo en parpadear siquiera. Fuyuhiko, por su parte, se encontraba siendo resguardado por el lagarto volador que también era espectador de los acontecimientos. Masaru temblaba en los brazos de la peli___ ante lo difícil que le resultaba el ver a dos personas a las que era cercano enfrentarse tan fríamente. Ninguno de los dos adolescentes cometía un solo error en los movimientos que efectuaba, buscando dar un golpe certero. Pero por mucho que Nagito intentaba sacarle la espada de las manos a Kokichi, este ni se lo dejaba fácil, no mientras repelús cada ataque suyo y sus ojos estaban atentos a cada movimiento mínimo que su cuerpo realizaba. Solo era cuestión de verle tensas los músculos de su brazo para indicarle que estaba preparando otra estocada y que pensase en las posibles maneras en las que podría negar el ataque. Y una y otra vez se repitió lo mismo, a tal punto que incluso Komaeda comenzó a pensar que era mejor simplemente cortarle el brazo dado lo molesta que era su velocidad para anticipar sus acciones y moverse a consecuencia. ¿Él, viéndose superado por un amateur?

Pensar que había sido equiparado en habilidad por un príncipe que apenas tuvo escasos meses de entrenamiento era, hasta cierto punto, hasta humillante. Claro que en términos de experiencia se quedaba muy detrás, pero sus movimientos hasta el momento daban a entender que no había que tomarse a broma sus capacidades. Y tampoco le gustaba pensar que en algún momento tendría que recurrir a algún truco fuera de la esgrima para poder dominar la confronta.

-Pensar que lo tendría en estas circunstancias. _musitó Sonia_

-¿No sería mejor si usted y ___ se marchan cuanto antes? _cuestionó Kyoko, pero Sonia negó en silencio_

-Dejar al príncipe por su cuenta será nuestro peor error, Kyoko. Lo sabes...

-Pero... _insistió la de hebras lila pálido_ No podemos permitir que los enemigos se junten a su conveniencia mientras invertimos tiempo aquí. El territorio no nos favorece y son demasiados contras sobre los beneficios posibles.

—Aún así, Kyoko. No podemos. Puede ser exactamente lo que nuestros enemigos esperan. Debemos quedarnos. Solo podemos rezar porque la batalla acabe pronto y en buenos términos.

Pero las plegarias de Sonia no fueron escuchadas. En algún momento, Kokichi comenzó a perder velocidad y de vez en cuando mostraba una expresión de sorpresa momentánea seguida de una de queja. En plena batalla había comenzado a sentir dores de cabeza intermitentes y cada que ocurría su visión quedaba cegada por completo. La imagen de una fémina de hebras rubias, atadas en dos coletas altas, ropas negras y una sonrisa siniestra en el rostro se proyectaba en su mente por meros instantes, distrayéndole de su propósito. A veces incluso dejaba de atacar y retrocedía, o se limitaba a defenderse haciendo lo posible por no cerrar los ojos ante la intenta punzada de dolor que sentía. Algo no andaba bien y todos comenzaban a notarlo en sus acciones.

-Señora... _musitó Kyoko, sabiendo que las cosas no pintaban para nada bien_

-... Debemos irnos de aquí... Solo estamos estorbando. _habló ___, sujetando la mano de Masaru mientras la seriedad era visible en su rostro_

-___...

-Nosotros somos el objetivo, y Kokichi pierde el tiempo conteniendo a Komaeda de atacarnos en lugar de concentrarse en sí mismo. Está siendo imprudente y nosotras ingenuas. Debemos irnos.

-Señora, tiene razón... Debemos irnos.

-Kyoko, tú también... _musitó rendida la rubia, por lo que no tuvo de otra más que asentir poco después_

Así pues, corrieron en dirección opuesta a la que antes se dirigían, muy para el disgusto de su perseguidor. Para Ouma esto era un punto a su favor desde que ya no tendría que vigilar las intenciones de Komaeda, así que ahora podría reservar sus fuerzas y limitarse solo a contenerle lo suficiente. Pero de nuevo, Nagito estaba disgustado y no dudó ni por un segundo en sacar a flote toda su agresividad al ver su objetivo ser frustrado nuevamente. Sus ataques habían perdido cuidado, pero ganado fuerza, y el pelimorado no tenía otra más que retroceder ante el súbito cambio de estrategia. Y por si fuera poco sus dolores de cabeza se metían en el camino , haciéndole bajar la guardia. Sin previo aviso, Nagito apartó de su camino la espada del contrario y dirigió su mano a su cuello, ejerciendo presión en el agarre. Fuyuhiko miró con total preocupación las acciones del albino, ¿había enloquecido acaso? Kokichi lentamente comenzó a perder las fuerzas y sus ojos comenzaron a cerrarse conforme el aire dejaba de llegar a sus pulmones. ¿Así que así iba a jugar? Entonces iba a actuar acorde a su capricho.

Dejó de moverse y fingió haber perdido el conocimiento. Nagito le soltó y le vio caer al suelo sin mover un músculo. Encargando poco después a Fuyuhiko que le cuidase mientras él iba a encargarse de sus asuntos. Conforme Nagito seguía la pista de las féminas que habían huido poco antes, el rubio cenizo corrió a revisar el estado del pelimorado, el cual estaba aún semi consciente, para su gran sorpresa. Le tomó al menos dos minutos regresar a la realidad y estar en todos sus sentidos, pero todavía no recuperaba del todo la fuerza. Nagito se había ido rápidamente y ya le sacaba demasiada ventaja, así que solo podía si recurría a compañero. No perdió tiempo y pidió al rubio que le ayudase con su pequeña carrera. Fuyuhiko ya no sabía en qué bando ubicarse, pero no se negó a su petición.

Por otro lado, Tenko se encontraba despertando a un Korekiyo inconsciente, acompañada de una Mikan muy preocupadas. Kiyo comenzó a recuperar la consciencia y minutos más tarde ya estaba en su pleno juicio para escuchar todo lo que la peliverde tenía que decir. Mikan intervino en la charla cuando avistó personas correr a su dirección.

-¿E-Esos no son...? _señaló, ganando la atención de Tenko y Kiyo_

-¿___? ¿Sonia? ¿Por qué están viniendo hacia acá? _se cuestionó Tenko_ Ouma no está con ellas... No me digas...

Pero sus dudas fueron respondidas cuando avistaron a cierto albino acercarse a una velocidad que más no podrían maldecir en aquellos momentos. Y traía, por si fuera poco, su espada en su mano, listo para darle uso.

-¡Sonia, cuidado! _intentó advertir Tenko, viendo a Sonia reaccionar cuando estuvo a punto de recibir un fatal ataque, siendo apartada del camino por Kyoko, quién terminó recibiéndolo en su lugar_

El filo de la espada atravesó el cuerpo de Kyoko y la sangre no tardó en comenzar a brotar y teñir el césped bajo sus pies. Poco después Komaeda retiró la espada y el cuerpo inmóvil de Kyoko cayó al suelo. Masaru miraba con terror el cuerpo delante suyo mientras temblaba y abrazaba a la peli___ como si la vida se le fuese en ello. Nagito miró a su dirección, o concretamente, a ___, pero la fémina no podía moverse y dejar al niño en semejante estado. Tenía que hacer algo rápido. Sonia entonces decidió intervenir, sintiendo un enojo insoportable adueñarse de ella tras ver el cuerpo de Kyoko inerte en el suelo. Y Nagito gustosamente la enfrentó, evita do cada ataque que está dirigida a su dirección. Sonia hizo señas a ___ para que mantuviese las distancias y la fémina retrocedió varios pasos antes de tomar la mano de Masaru nuevamente y continuar con su camino. Para ese momento, el albino había realizado un exitoso ataque directo a la rubia, pero para su sorpresa, no sintió resistencia alguna al momento en que su espada atravesó el cuerpo de la joven bruja. No había herida tampoco. ¿Acaso era un fantasma? Debía de ser una mala broma, y no estaba feliz con ello...

Breaking the mold [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora