El beso, al principio tembloroso, se transformó en un incendio imposible de contener. Melian sintió cómo Draco la estrechaba contra sí con una necesidad que iba más allá de las palabras, como si quisiera memorizar cada curva, cada latido, cada estremecimiento que nacía bajo su piel.
El murmullo de la cascada parecía un rugido lejano, opacado por el pulso desbocado en sus oídos. Ella deslizó las manos por el cuello de Draco, enredándose en su cabello suave, atrayéndolo más cerca, como si el contacto aún no bastara. Él respondió con un gemido bajo, ahogado entre sus labios, y recorrió con los dedos la línea de su espalda, provocándole un escalofrío que la hizo arquearse contra su pecho.
El aire se volvió espeso, cargado de deseo. Cada roce de sus labios, cada caricia que se escapaba, era una promesa creciente de algo más. Draco giró suavemente, cambiando las posiciones hasta quedar sobre ella, apoyando el peso con un cuidado instintivo, pero sin dejar de besarla con hambre contenida demasiado tiempo.
Melian entreabrió los labios, entregándose a la intensidad de ese momento. Sus cuerpos se buscaban con una urgencia que parecía antigua, inevitable, como si el destino los hubiera empujado hasta esa manta junto a la cascada para que todo estallara de una vez. La naturaleza entera parecía inclinarse hacia ellos: el agua, la brisa, las hojas agitadas, todo vibraba al compás de su deseo.
Y allí, entre la frescura del bosque y el calor abrasador de sus cuerpos, los besos se hicieron más profundos, más largos, más atrevidos... hasta convertirse en el preludio ardiente de algo que ninguno estaba dispuesto a detener.
DRACO
comiéndonos a besos, yo encima de ella, con un cuidado como si de una muñeca de porcelana se tratase. Se me está yendo de las manos, no puedo parar, su cuerpo, sus besos me han aislado completamente y parar se sentiría como un abandono. Con una mano le estaba tocando el cuello mientras la besaba, bajé la mano hasta su clavícula, luego hasta el borde de la camisa y llegué hasta el primer botón, lo desabrocho, noto como se tensa su piel al acariciar la zona entre su pecho.
~Mierda, que bien se siente esto, es como una droga.~ Dije en mis pensamientos. ~ Melian es virgen, no me acordaba, no quiero incomodarla.~
-Quieres, que siga?- dije pegándome a su oído, con un tono dulce pero sensual y ronco.
- S-si, p-por fav-vor -dijo con una voz entrecortada y dulce, hasta en estos momentos es la mujer más linda que existe.
Su voz me hizo saber que ella se encontraba en el mismo punto de no retorno que yo. Fui desabrochando la camisa y soltando besos en las zonas donde los botones iban desapareciendo.
Melian se levantó, yo estaba de rodillas frente a ella, se sentó sobre mis muslos y volvió a besarme, entre-abrí los ojos y su camisa abierta me dejó ver un sujetador negro bien ajustado y unos pechos preciosos que me estaban volviendo loco por probarlos.
Ella comenzó a desabrocharme la camisa, la bajó por mis hombros y la dejó a un lado. Nuestros torsos se tocaban y estaban siendo realmente un peligro, pero poco me importa, sin darnos respiro lamo su cuello y oídos la cogí el cuello y la volví a tumbar, esta vez sus piernas estaban al rededor de mi cintura, yo colocado entre ella volviéndome animal, encajábamos a la perfección.
Comencé a bajar los besos hasta sus pechos redondos, perfectos; meto la mano por detrás de su espalda y lo desabrochó , me levanto un poco para poder mirar si me daba su aprobación, tenía ojos de cordero y yo de depredador, levantó su mano y se bajó una tira del hombro, me dio vía libre.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
