57. Detras de las puertas de enfermaría

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Mattheo

Las puertas a la enfermería parecía más grandes  de lo normal. Cerraron de golpe formando un estruendo.
O quizá era yo.

Quizá era la rabia.
O el miedo... aunque nunca admitiría eso.

Draco estaba apoyado contra la pared, inmóvil como una estatua rota. Tenía la mirada clavada en la puerta cerrada, respirando entrecortado como si sostenerse en pie fuera un acto de voluntad.

Yo caminaba.
De un lado al otro.
Otra vez.
De un lado al otro.

Mis manos enredándose en mi propio pelo, tirando con fuerza, intentando arrancarme la impotencia. Las uñas arañando mi cuero cabelludo.

No podía quedarme quieto.

No después de verla desplomarse en mis brazos.

No después de sentir cómo su cuerpo perdía calor.

No después de que Draco—ese idiota—casi la mata.

Los pasos de Draco no se movían.
Su sombra tampoco.

Solo su respiración, temblorosa, inútil.

Era irritante.

Era patético.

Y, sobre todo, era culpa suya.

Me detuve delante de él.
Apenas medio metro de distancia.

—¿Contento? —escupí.

No reaccionó.

—Dime, Malfoy. —Mi voz salió más baja, afilada—. ¿Era esto lo que querías? ¿Demostrar que eres un hombre? ¿Demostrar que puedes protegerla?

Me reí sin humor.

—La única cosa que demostraste es que eres un peligro para ella.

Sus ojos finalmente se movieron hacia mí.

Vacíos.

Culpables.

Y por un instante... me gustaba que doliera, verlo así. Este sí era Mattheo, un ser maligno, sin sentimientos que disfruta con el sufrimiento de los demás. ¿Qué me pasa con Melian? ¿Por qué soy distinto con ella?

—No hables —susurró él, con un hilo de voz que no le había escuchado nunca—. No tienes derecho a hablar de ella. Ni de lo que siento.

—¿Derecho? —di un paso hacia él, sonriendo de forma torcida—. Después de lo que acabas de hacer, lo único que deberías hacer es callarte y agradecer que no te arranque la garganta.

Su mandíbula tembló.

Estupido, a sido tu culpa, sin ti aquí todo sería más fácil, conmigo se entiende, lo soy todo para ella— dijo con rabia —Yo la amo —respondió él, como si esa frase fuera un escudo.

—Pues vaya forma de demostrarlo —dije despacio, cada palabra como veneno—. ¿Ese es tu amor? ¿Lanzarle un hechizo sin mirar? ¿Matarla por accidente?— lo que no dije fue que esa afirmación, "lo soy todo para ella" "yo la amo" me pinchó, un sentimiento que nunca había tenido. Yo no soy capaz de amar, yo no la quiero, quise hacerme entender.

—¡¡CÁLLATE!! —se enderezó, empujándome por el hombro.

Yo ni me moví.

Qué triste.

Qué débil.

—¿O qué? —me incliné hacia su cara—. ¿Vas a intentar atacarme aquí también, delante de la puerta donde ella lucha por respirar?

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora