56. Mattheo y Draco

1 0 0
                                        

El silencio entre nosotros no era un silencio normal.

Era... demasiado vivo.

Tenso.
Cargado.
Como si cada respiración que dábamos se mezclara con la del otro sin permiso.

Mattheo seguía apoyado en la barandilla, la mirada clavada en algún punto invisible del cielo gris. Yo no sabía qué hacer ni qué decir, solo escuchaba mi propio corazón golpearme las costillas como si intentara salir.

—Mattheo... —volví a intentar, con voz más suave de lo que esperaba.

Él giró el rostro.
Lento.
Demasiado lento.

empecé, apoyándome en la barandilla de la torre, intentando que mi voz sonara casual—. Antes... lo que dijiste. Lo de que no podías evitarlo.
¿Qué significa eso, exactamente?

Él no se movió al principio. Solo dejó que el viento le desordenara el pelo, como si necesitara unos segundos para decidir si hablar... o si huir.

—Significa exactamente lo que escuchaste —respondió con un tono inexplicablemente suave—. Que no puedo evitarlo.

—¿Evitar qué?

—Estar así. —Su mirada bajó un instante hacia mi mano, como si hubiera querido tocarla y se obligara a no hacerlo—. Contigo.

Me crucé de brazos.

—Eso no explica nada.

Una sonrisa breve, seca, que parecía guardarse mil secretos.

—No todo tiene explicación, Melian.

—¿Y qué sí la tiene? —pregunté, acercándome un poco más—. ¿Quién eres realmente? Todos saben cosas de Draco, de Blaise, incluso de Theo... pero tú... nadie sabe nada. Ni tu apellido.

Él ladeó la cabeza, divertido.

—Tal vez me gusta que sea así.

—¿Y si yo quiero saberlo?

Sus ojos cambiaron. No el color... la profundidad.
Por un segundo pareció un niño atrapado en el cuerpo de un monstruo.

—No puedes —respondió.

—¿No puedo, o tú no me dejas?

—No te dejaría. —Lo dijo sin arrogancia, sin frialdad... solo con una certeza que pesaba—. Y si lo intentaras, me odiarías por la respuesta.

—¿Y por qué crees que te odiaría?

—Porque hay cosas de mí que... —Se detuvo, tragó saliva— que no estás lista para mirar.

Sentí un escalofrío. No de miedo.
De verdad.

—Tienes sentimientos, Mattheo —dije, buscándole la mirada—. Aunque no quieras reconocerlos.

Él soltó una risa corta, casi rota.

—Tú crees que lo que pasa conmigo son sentimientos.

—¿Y no lo son?

—No. —Negó, aunque no sonaba convencido ni de sí mismo—. Es... otra cosa.

—Dímela.

—No puedo.

—¿No quieres?

Sus ojos se elevaron lentamente hacia los míos.
Tenían algo oscuro.
Algo herido.

—No puedo.

Guardé silencio un momento.

Luego:

—¿Te pasa solo conmigo?

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora