LA MANSIÓN MALFOY
La Mansión Malfoy estaba en silencio esa noche. Un silencio frío, casi solemne, que se adhería a las paredes de mármol como una segunda piel. Draco estaba sentado en el salón, entre sus padres. Lucius observaba el fuego, Narcissa bordaba algo que había dejado a medias, y Draco simplemente esperaba.
Habían terminado de cenar cuando Lucius alzó la vista.
—Mañana tendrás que hablar con Melian —dijo con una calma ensayada—. Ya te lo había mencionado alguna vez.
Draco frunció el ceño, confundido.
—¿Hablar? ¿Sobre qué?
Lucius sonrió. No de un modo cálido. De un modo... calculado.
—Quiero tener la comida con ella, Melian siempre ha sido muy cercana a nuestra familia. Ya sabes... tú y ella crecisteis prácticamente juntos. Una conversación trivial, nada más —mintió con una naturalidad impecable.
Narcissa sin saber realmente las intenciones de su marido, intervino antes de que Draco pudiera decir nada.
—No tienes que preocuparte, cariño. Melian te aprecia. Y tú a ella. Además nosotros conocemos a todo el linaje black y siempre hemos sido muy unidos, es un placer que ella venga aquí. Nadie está planeando nada extraño —dijo con esa dulzura protectora que solo ella tenía.
Draco asintió, aunque algo dentro de él se removió. No supo qué.
Cansancio, quizá. O un presentimiento difuso.
Se levantó del sillón.
—Mañana... hablaré con ella —murmuró.
Se despidió de sus padres y subió a su habitación.
Se tumbó en la cama con el remordimiento atravesándole el pecho: ni siquiera había podido avisarle a Melian que pasaría la noche allí. Pero al día siguiente se lo explicaría... la conocía. Entendería.
Cerró los ojos.
No sabía que Melian ya no estaba en Hogwarts.
Tampoco sabía que su carta no estaba en su habitación.
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EL HOGAR DE MELIAN — NARRADOR OMNISCIENTE
La casa de Melian olía a madera cálida, café y hogar. Era más pequeña que cualquier mansión mágica, pero cada rincón destilaba cariño. Su padre siempre lo había llenado todo de detalles para que ella se sintiera segura.
Melian y su padre estaban juntos en el salón. Él la observaba con preocupación velada: ojeras suaves, el cansancio tensándole los hombros, la respiración lenta y pesada.
—Estoy saturada —le confesó Melian finalmente, con la voz baja—. Todo se me estaba viniendo encima... y necesitaba... parar.
Su padre asintió, sin pedir explicaciones.
Sin pedir nombres.
Sin preguntar qué era exactamente "todo".
—Es normal, hija. A veces uno solo necesita respirar fuera de donde duele —respondió, dándole una palmadita suave en el hombro—. Ahora estás aquí. Y vamos a descansar.
Ella sonrió, pequeña, cansada pero sincera.
—Mañana temprano iremos a dar un paseo —continuó él—. Y después haremos las compras. Te va a venir bien cambiar de aire.
Melian asintió, sintiendo el alma un poco más ligera.
Subió a su habitación.
Su padre la había decorado él mismo: paredes suaves, libros que ella amaba, una manta tejida por él en la parte baja de la cama, fotos de ambos en marcos sencillos.
Se dejó caer entre las sábanas.
Y esa noche, por primera vez en muchos días, durmió profundamente.
⸻
HOGWARTS — A LA MAÑANA SIGUIENTE
El sol apenas entraba por los ventanales de la Torre de Slytherin cuando Draco volvió a su dormitorio. Abrió la puerta sin encender la luz y se detuvo en seco.
Había pedacitos de papel desperdigados por el suelo.
Se inclinó, frunciendo el ceño.
No recordaba haber dejado nada allí la noche anterior. Ni había escrito nada. Ni había roto nada.
Pero los recogió.
Los tiró al cubo.
Y salió sin darle mayor importancia, porque la prisa era más fuerte que la curiosidad.
Tenía que ver a Melian.
Tenía que explicarle todo.
Fue directo a su habitación.
Artisa y Dafne estaban allí, arreglándose.
—¿Dónde está Melian? —preguntó Draco de golpe.
Ambas lo miraron como si les hubiera hablado en otro idioma.
—¿No está contigo? —preguntó Dafne—. Pensamos que había pasado la noche contigo... tú te la llevaste ayer de la cena.
Draco parpadeó.
El estómago se le encogió un poco.
—No... yo... fui a casa anoche. Tenía que ver a mis padres. Pero hoy volví temprano. Ella... debería estar aquí.
Una preocupación fría le recorrió la nuca, pero se obligó a calmarse.
La buscó en el Gran Comedor.
No estaba.
Fue a todas las primeras clases, aunque ir a todas completas no le impidió asomarse en los pasillos.
Preguntó a Harry y a Hermione.
—No la hemos visto desde ayer —respondió Hermione, preocupada—. ¿Pasó algo?
Draco negó.
—Ayer discutimos. Nada grave. Solo... estaba cansada.
Pero al decirlo, sintió un punzada amarga en el pecho.
¿Y si sí había sido grave?
¿Y si ella lo había interpretado mal?
¿Y si lo había evitado a propósito?
La mañana avanzó.
El almuerzo pasó sin señales de ella.
Draco buscó en cada rincón donde sabía que Melian se escondía cuando quería estar sola: los invernaderos, el aula antigua de encantamientos, la torre abandonada, el pasillo del tercer piso, incluso la entrada a la sala común de Ravenclaw por si se equivocaba.
Nada.
El miedo comenzó a apretarle el pecho.
¿Y si... le había pasado algo?
¿Y si alguien la había interceptado?
¿Y si se había ido... por su culpa?
Un escalofrío recorrió toda su columna.
Y Draco Malfoy, que nunca temía nada...
Tuvo miedo.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
Любовные романыMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
