55. Que te pasa mattheo?

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Melian

Me desperté antes que Draco.

Estaba ahí, dormido, con el pelo revuelto sobre la almohada y una expresión increíblemente suave.
No era el Draco que conocían los demás.
Era el mío.
El que solo existía cuando estábamos los dos.

Me acerqué, besé levemente su clavícula y él dormido murmuró mi nombre.
Tuve que contener una sonrisa estúpida.

—Voy a mi cuarto a cambiarme —susurré, aun sabiendo que no me escucharía.

Me vestí rápido, intentando no hacer ruido, y salí.
El pasillo aún estaba medio oscuro y Hogwarts olía a frío, a silencio, a domingo.

Llegué a la puerta de mi habitación.
Empujé.
Entré.
Me cambié el uniforme.
Peiné mi pelo.
Respiré hondo.

Cuando abrí la puerta para salir...

Mattheo estaba allí.

Justo plantado frente a mí.

No apoyado en la pared, no pasando por casualidad.

De pie.
Mirándome.
Como si me hubiera estado esperando.

Me quedé quieta.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, porque no se me ocurrió nada mejor.

Parpadeó.
Una, dos veces.
Como si él tampoco lo tuviera claro.

—No lo sé —respondió al fin.

Y su voz... no sonó mentirosa.
Sonó sorprendentemente sincera.
Demasiado sincera para Mattheo.

Me aparté el pelo del rostro, incómoda, sin saber si eso que me recorría la espalda era intuición o miedo... o algo totalmente distinto.

—Buenos días, supongo —dije.

Una comisura de su boca se levantó apenas.

—Buenos días, Melian.

Pasó una mano por su pelo oscuro, nervioso.
Mattheo Riddle.
¿Nervioso?
Era tan absurdo que casi me reí.

—Salí a... —intentó decir.

—A qué —lo presioné suavemente.

Su garganta se movió al tragar.

—A respirar.

Lo dijo como si fuera lo más tonto del mundo.
Como si ni él mismo creyera su excusa.

Pero no añadió nada más.
No retrocedió.
No avanzó.
Solo... me miró.

Un segundo demasiado largo.
Un segundo que no debería haber significado nada.
Un segundo que me dejó la piel rara, como electrificada.

—Tengo que ir al comedor —dije, rompiendo la tensión.

—Claro —respondió él—. Yo... ya me voy.

Y se fue.
Sin sarcasmos.
Sin gestos bruscos.
Sin la sombra oscura que siempre lo envolvía.

Solo se alejó.

Y por algún motivo, verlo marcharse me dejó más confundida que su presencia.

El Gran Comedor estaba tranquilo, lleno de murmullos perezosos propios de un fin de semana.
Me senté en mi mesa, con un plato de tostadas que no tenía hambre pero agradecí tener entre las manos.

Daphne llegó arrastrando los pies y se dejó caer a mi lado.

—Parezco un cadáver bonito —murmuró.

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora