El silencio en la cueva era profundo, casi reverente. Solo el murmullo del agua y el eco de nuestras respiraciones rompían la quietud. Yo me mantenía de pie, con las manos temblando ligeramente, incapaz de apartar la vista de Regulus. Su porte era imponente; la nobleza Black parecía emanar de cada gesto, de cada línea de su rostro. Los hombros firmes, la espalda recta, y esa mirada intensa, que mezclaba severidad, dulzura y un dejo de melancolía que me atravesaba como un cuchillo.
—Melian —dijo suavemente, acercándose—. Antes de que me preguntes cualquier cosa... debo contarte lo que ocurrió después de la cueva.
Me tragué la respiración, como si cada palabra que pronunciara pudiera romperme por dentro.
—No morí del todo —continuó, su voz grave y firme—. Cuando los inferi me atacaron... Kreacher logró salvar un fragmento de mí. No mi cuerpo, no por completo, pero sí lo suficiente para que algo de mí persistiera. Por eso estoy aquí. No soy un fantasma común... estoy medio aquí y medio allá. Esta cueva es uno de los pocos lugares donde puedo manifestarme con fuerza.
Mi corazón latía desbocado. La mezcla de alivio y miedo me dejaba sin palabras. Quería abrazarlo, pero también necesitaba escuchar cada detalle.
—Y... eso no es todo —dijo, bajando un poco la voz, como si confesara un secreto demasiado peligroso—. Melian, tus poderes son diferentes. Tras mi "casi muerte", adquirí sensibilidad hacia la magia ancestral. Puedo percibir cosas... personas... especialmente a ti. Desde que naciste, desde tu primer llanto, supe que eras distinta y mi hermano también lo supo.
—¿Desde que nací? —mi voz era un hilo quebrado—. ¿Me estabas vigilando?
—Sí... pero nunca de forma invasiva. Solo... protegía. —Su mirada se suavizó—. No sé en qué momento ocurrió, Melian... pero desde tu primer llanto, supe que estabas unida a algo que ni yo podía comprender. Siempre sentí tu tristeza, tus miedos, incluso tu alegría. Estuve cerca cuando nadie lo estaba, aunque tú no lo supieras.
Las lágrimas empezaron a caer sin control. Todo lo que había sentido de niña, esos susurros que me hacían girarme y no ver a nadie... ahora cobraba sentido.
—Por eso... me decías que no me quedara sola... —susurré, con un hilo de voz—. Por eso me protegías.
—Siempre temí mostrarme antes —confesó—. Podría haberte atraído enemigos, y no podía arriesgarme. Ni a ti, ni a los que te rodean. Pero ahora... ya no puedo esperar más.
—Tío... —mis lágrimas caían libremente—. Solo quería conocerte. Solo quería que me dijeras que todo lo que escuché era cierto... que alguien como tú existía para mí.
—Y ahora estoy aquí —dijo con suavidad—. Frente a ti. Porque siempre quise verte, Melian. Siempre me recordaste a mí... tanto que era imposible ignorarlo.
Lo miré con los ojos abiertos de par en par, deseando entender cómo podía sentir algo así de alguien que ni siquiera conocía en vida.
—Tu rostro marcado... tus ojos que dicen más que las propias palabras —continuó él, bajando la voz como si temiera que el aire se los robara—. Esa mezcla de frialdad y curiosidad, la forma en que miras el mundo, como si todo tuviera un propósito... me recuerda a mí. Y tu cabello, oscuro en la raíz y con destellos que captan la luz de forma extraña... igual que el mío.
Me estremecí. Cada palabra suya parecía tocarme el alma.
—Y no es solo la apariencia —añadió, con un dejo de emoción contenida—. Es tu manera de pensar, tu valor silencioso, tu capacidad de analizar cada detalle sin perder la empatía. Esa combinación de inteligencia y fuerza que pocos poseen... siempre me recordó a mí mismo. A cómo era antes de... todo.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
