𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle

64. Las fisuras

Narrador omnisciente

El silencio que envolvía la enfermería parecía recién nacido.
Delicado.
Frágil.
Demasiado perfecto para durar.

Draco seguía abrazando a Melian como si fuera el último ancla que le quedaba en el mundo. Su respiración aún era irregular, pero ya no temblaba tanto. Melian apoyó la cabeza en su pecho, sintiendo su corazón latir fuerte —no rápido, sino sólido, desesperado, como si cada golpe fuera un recordatorio de lo cerca que habían estado de perderse.

Pero ese instante de calma...

...no estaba hecho para permanecer.

Un ruido metálico retumbó a lo lejos.
Un tintineo de frascos.
Un golpe seco.
Un murmullo ahogado que terminó en silencio absoluto.

Melian se tensó sin saber por qué.

Draco lo sintió al instante.

—Shh... —murmuró, acariciándole la nuca—. Mel, estás conmigo. Nada va a pasar.

Pero su voz...
su voz temblaba.
Porque él también había oído ese sonido.

Y porque algo más estaba ocurriendo.

Pasos que se aceleraban.
Un hechizo no verbal que explotó en algún punto del pasillo.
Luego, un susurro de algo que no era viento ni magia conocida.

La enfermera entró corriendo.

Blanca.
Helada.
Temblando.

—Malfoy... Melian... no se muevan —ordenó con un hilo de voz—. No salgan de esa cama. No abran la cortina. Pase lo que pase.

Draco tensó la mandíbula.

—¿Qué ocurre? —preguntó, poniéndose delante de Melian.

La enfermera abrió la boca...

...pero no llegó a responder.

Una fuerza invisible —violenta, fría, imposible— la levantó del suelo y la lanzó contra la pared del pasillo como si fuera un muñeco. Cayó inconsciente, aunque aún respiraba.

Melian ahogó un grito.

Draco interrumpió el sonido envolviéndola en un abrazo protector, obligando su cuerpo a retroceder con él.

Pero entonces...

Ocurrió.

Las luces mágicas vibraron.
Los cristales comenzaron a zumbar.
Y un aura oscura—espesa, eléctrica— reptó por el marco de la puerta como humo vivo.

Melian sintió un latigazo helado en la columna.
Un reconocimiento.
Un vínculo.

Una respuesta instintiva que no podía explicar.

Draco desenvainó su varita.

—Quédate detrás de mí.

La sombra se expandió, trepando por las paredes, cubriéndolo todo. Era errática, como si buscara... algo perdido. O algo que había despertado antes de tiempo.

Melian.

Ella no sabía cómo lo sabía.
Pero lo supo.

El aura reaccionó a su latido acelerado.
A su miedo.
A su magia.

—Draco... —jadeó—. Eso... yo... siento algo dentro de mí. Está reaccionando a—

La sombra pareció escucharla.

Se contrajo de golpe en un chillido silencioso y violento que hizo estallar uno de los cristales.

Draco la empujó detrás de él.