El comedor parecía más ruidoso que nunca. El murmullo constante de conversaciones, risas y cubiertos chocando contra platos me rodeaba como una ola que no sabía si quería atravesar o dejar que me arrastrara.
Tenía un plato lleno frente a mí... pero llevaba diez minutos moviendo la comida de un lado a otro sin probarla.
Mi cabeza estaba en otra parte.
O en demasiadas partes a la vez.
—Melian —la voz de Draco llegó suave, pero con un filo de preocupación que reconocí al instante—. No has tocado nada.
Di un leve respingo. Draco me miraba con el ceño fruncido, los ojos fijos sobre mí como si quisiera descifrarme.
Era tan característico de él... esa mezcla entre control y ternura. Y eso, por un lado, me reconfortaba. Pero por otro...
Embrollaba aún más mis pensamientos.
—No tengo mucha hambre... —susurré, apartando la mirada del plato.
—Eso ya lo veo —respondió, y noté cómo dejaba su tenedor a un lado—. Ayer te estuve esperando. Me quedé dormido... pero me desperté un par de veces. No estabas.
Y hoy... —me estudió, ladeando la cabeza—. Hoy no te reconozco. En pociones estabas mirando la pared.
Me mordí el interior de la mejilla. No quería mentirle. Pero tampoco podía decirle todo.
—Perdona... —dije finalmente—. Me quedé más tiempo de lo que planeaba en la torre. Y... me levanté un poco pensativa, eso es todo.
No era mentira.
Pero tampoco era la verdad completa.
Sentí un escalofrío recorrerme cuando, de manera automática, miré hacia la mesa de Slytherin.
Mattheo no estaba.
Qué raro.
Nunca venía al desayuno. Pero comer... sí.
Era casi un ritual para él.
Y no estar allí me provocó un nudo extraño en el estómago. No sabía si era inquietud... o algo más.
Draco siguió mi mirada y frunció el ceño.
—¿Qué buscas?
—Nada —respondí deprisa. Demasiado deprisa.
Draco abrió la boca para decir algo más, pero en ese momento Dafne se dejó caer a su lado hablando de algo sobre un examen. Aproveché para respirar.
Solo un segundo.
Pero mi pecho seguía apretado.
La comida terminó, o al menos para los demás. Yo apenas rocé nada.
Cuando me levanté de la mesa, Draco puso una mano en mi brazo.
—Ven conmigo —pidió. No ordenó. No reclamó. Solo... pidió.
Lo seguí en silencio, subiendo las escaleras hasta la torre. El aire fresco me despejó un poco, pero no lo suficiente.
Cuando llegamos arriba, Draco se apoyó en la barandilla y me observó de frente, con esa intensidad que a veces me abrumaba.
—¿Qué pasa contigo? —preguntó, suavemente, como si temiera romperme—. Melian... mírame.
Lo miré.
Y sentí el peso de todo lo que no podía decirle colgando de mi lengua.
—Estoy bien —mentí.
—No —negó él, dando un paso más cerca—. No lo estás. Pero... si no quieres contármelo aún, está bien. Solo no... desaparezcas otra vez. ¿Sí?
Mi pecho se apretó.
Y antes de pensar, antes de analizar, antes de dejar que la sombra de las palabras de Mattheo me envenenara...
Lo abracé.
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𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo Riddle
RomanceMelian es una chica de corazón fuerte y oscuro que no le abre a mucha gente, ella es muy guapa y poderosa y junto a Harry tienen un pasado desastroso. Mientras crecen, Draco un chico de la escuela, molesta mucho a Melian haciendo que no se lleven bi...
