59. Enfermeria draco

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Me dejé caer sobre la cama, la espalda contra el respaldo frío de madera del cabecero. La habitación estaba en penumbra, solo la luz tenue de la luna filtrándose por la ventana. Y yo... yo no podía dejar de pensar en ella. En Melian.

Cada palabra de Dumbledore y Snape retumbaba en mi cabeza:

"Una conexión potente, peligrosa... que aún no comprendemos."

Snape había sido más directo:

"Tu magia con ella es inestable, Mattheo. Y cuando pierdes el control... ella lo sufre."

Mi garganta ardía. Mi corazón palpitaba con fuerza, más rápido de lo que recordaba que hubiera latido alguna vez. La culpa me mordía por dentro. Si algo le pasaba, si su cuerpo, su mente, sufrían... yo sería la causa. Y eso... no lo podía permitir.

Recordé la voz de Draco: furia, desesperación y amor mezclados en un mismo puñal. Su rostro mientras me veía... desconfiado, herido, dolido. Y pensé en lo que había hecho mi padre: los hechizos prohibidos, la disciplina, la frialdad absoluta. La represión de cada emoción humana.

Nunca había llorado, nunca había sentido miedo real. Pero ella... ella despertaba algo distinto. Algo que no podía controlar.

Y en la noche, cuando todo se calló, vinieron los recuerdos:
    •    Mis sueños con ella. Siempre a la distancia, oscura, difusa, corriendo hacia ella pero sin llegar.
    •    Escenarios peligrosos, donde ella caía y yo no podía tocarla.
    •    La sensación extraña de su poder, de su energía corriendo por su cuerpo.

Cerré los ojos y respiré hondo. Si algo le pasaba... jamás me lo perdonaría.



Draco

El frío del amanecer en la sala común era distinto. La chimenea crepitaba, pero no lograba calentar la ansiedad que sentía. Cada vez que pensaba en Melian, sentía un nudo en el pecho.

Snape apareció antes de lo esperado, su expresión tan rígida como siempre.

—Podrás verla por las mañanas y la mitad de la tarde —dijo—. Porque entendemos que eres su pareja y que su bienestar depende de tu estabilidad emocional. A parte de eso— continuo— la magia de mattheo y Melian es inestable no puedo dejarlos mucho tiempo juntos, no sabemos qué puede pasar, pero él tiene el mismo derecho de verla que tú.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté, incrédulo.

Snape me miró con los ojos entrecerrados, casi crueles:

—Su fuerza... tu vínculo con ella... no es algo que se pueda explicar fácilmente. Solo debes saber que su magia y la tuya están conectadas. La tuya es estable; la de Mattheo, no.

—¿Qué quieres decir con "inestable"? ¿Por qué le pasa eso con Mattheo?—pregunté, apretando los puños.

—Que cuando él pierde el control... ella lo siente. Y lo mismo funciona al revés. —La voz de Snape se hizo más seca—. No intentes entender más. Solo cuídala.

—Severus... dime la verdad. ¿Qué le pasa a Melian? ¿Por qué...? —Mi voz temblaba, contenida, mientras miraba su rostro rígido.

—Nada que no podamos manejar... por ahora. Pero debo ser claro, Draco: es mejor que sigas mis instrucciones al pie de la letra. —Sus ojos se clavaron en los míos, fríos y calculadores.

—Pero... ella estaba... fría, inerte. Y yo... yo la vi. ¿Qué tiene que ver Mattheo en esto? —Mi puño se cerró sobre mi camisa, buscando control sobre mi impotencia.

𝔹𝔸𝕁𝕆 𝔼𝕃 𝕄𝕀𝕊𝕄𝕆 ℍ𝔼ℂℍ𝕀ℤ𝕆 ||(+18) Draco Malfoy, Melian Y Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora