Nononononono... Ni de coña. No, claro que no. Nonononono.
Después de eso, me pasé el día siguiente encerrada en mi cuarto. Al siguiente, tuve que aparecer por el edificio, básicamente porque mi portátil estaba allí y lo necesitaba. Solo tenía que entrar, cogerlo e irme.
Los chicos me recibieron con cariño y alegría, y yo a ellos. Sí que los echaba de menos y eso no me acababa de gustar del todo. Me convencieron para que me quedara a verlos ensayar.
Intentaba concentrarme en los demás, pero los ojos se me iban siempre a Chan. Lo veía serio, haciendo cada paso como si se le fuera la vida en ello. ¿Cómo podía estar tan guapo pusiera la cara que pusiera?
Se movía con soltura, como si moverse de esa forma fuera lo más natural del mundo. Rodaba su cuerpo en los estribillos, extendía los brazos, los flexionaba y, con ello, sus bíceps se marcaban con fuerza.
Dios de mi vida, ¿qué narices me pasa?
Se acercó a mí, que estaba junto al portátil donde ponía la música, y solo podía prestar atención a sus manos. Sus largos dedos se movían grácilmente por el teclado.
—¿Estás bien?
—¿Qué? —levanté la vista hasta su cara—. Sí, claro, claro. Estoy bien —hasta yo me notaba nerviosa.
—Estás un poco rara hoy. ¿Seguro que todo va bien?
—Por supuesto. Será que me inquieta saber qué va a decidir JYP. Todavía no me ha dicho nada.
—Estate tranquila. Todo irá bien.
Otra vez su mano en mi hombro. Nononononono... Me levanté rápidamente para intentar alejarme de esas manos.
—Te... Tengo que irme. Sí, tengo que hacer cosas... Cosas. Tengo que hacer cosas —cogí el portátil y salí de allí despidiéndome de los chicos con una disculpa.
Intenté llegar a casa lo más rápido posible. Necesitaba hablar con Anna ya.
—¿Qué tal la nueva ídola del k-pop?
—Ayúdame —contesté alterada.
—¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?
—No sé qué me pasa, Ann.
—Pero ¿qué pasa? ¿Te encuentras mal? ¿Ha pasado algo?
—Sí, ha pasado algo. Que soy imbécil y tengo un timing de mierda.
—Mira,Lucía, me estás poniendo nerviosa. Dime qué coño te ocurre.
—Que no puedo dejar de mirarlo.
—¿A quién?
—¡A Chan!
—¿A Bang Chan? ¿Y quién no?
—No, no me refiero a eso —me pegué en la frente. Ni siquiera podía decir las palabras—. Ya sabes...
—No, no sé. Explícate. No soy una puta vidente.
—¿Por qué no puedo dejar de mirarlo?
—¿Porque es guapo?
—Todos son guapos.
—¡Claro que todos son guapos!
—¡Aaaaagh! Entonces, ¿por qué no miro a los demás? —el agobio se estaba apoderando de mí.
—A ver, pensemos, ¿vale? ¿En qué te fijas?
—Pues, pues... en sus ojos, en su nariz, en su sonrisa, en sus hoyuelos, en sus labios, en sus brazos, en sus manos... Ay, joder, sus putas manos... Ann, qué manos tiene... —empecé a dar vueltas por la habitación, nerviosa.

ESTÁS LEYENDO
Sin Remedio
FanfictionCuando dos personas se atraen, no pueden evitarse. Lucy estaba emocionada por ser la nueva directora de los MV de Stray Kids. En cuanto conoció a Bang Chan, sabía que algo no iba bien en su corazón, pero su mente le decía otra cosa. La profesionalid...