CAPÍTULO 35

53 4 44
                                    

Lo días iban pasando y ,sólo esa semana, tuvimos que asistir a tres galas diferentes. Las dos primeras fueron grabadas y me sentí un poco menos atosigada con la cantidad de cosas que pasaban.

Habían sido unos días agotadores. Como persona introvertida que era, todos los procesos que tenía que seguir desde bien temprano con el vestuario, peinado, maquillaje y demás ya habían sido suficiente para mi mente pero no, después de todo eso, quedaba la parte más difícil, la gala.

Los chicos no habrían podido tener mejor ojo trayendo a mi hermano porque fue mi acompañante en todo momento y colgarse de un extrovertido siempre es la clave para salir viva de cualquier fiesta. Es mi recomendación más personal.

Aunque trabajábamos juntos, los chicos iban por una parte y yo por otra. Sólo nos juntaban al principio de la gala, en la alfombra roja durante unos segundos para hacernos unas fotos y luego nos separaban rápidamente y no nos volvíamos a ver hasta que se acababa la gala si nos buscábamos.

En ese punto nos encontrábamos en esos momentos. La tercera y última gala a la que teníamos que asistir había concluido y yo estaba subida a una silla para buscar a los chicos (sinceramente su estatura no me ayudaba).

— ¡Liam! —escuché de repente.

Ambos buscamos en la dirección que habíamos oído el grito. No mucha gente se llamaba así en Corea. Entre la multitud vi una cabecita rubia que nos saludaba. Félix se giró a los chicos para señalarles nuestra posición y se fueron acercando intentando no chocar con la gente. Al cabo de unos minutos y muchas inclinaciones, los chicos llegaron a nuestra posición.

— ¿Cómo es posible que hayas visto a mi hermano antes que a mí? —pregunté a Félix con los brazos en jarras—.

— Bueno, ya sabes noona, destaca... — se tapó la boca sutilmente y juraría que noté cómo se ponía rojo debajo de todo el maquillaje cuando mi hermano le miró tras su respuesta.

— Literalmente estaba subida a una silla y tengo el pelo rojo...

Mi hermano le quitó importancia en seguida y agradeció a Félix su cumplido con otro.

— Tú también destacabas todo el rato —dijo haciendo referencia a su actuación— no podía quitarte los ojos de encima.

El rubio soltó unas risillas y le pegó juguetonamente en el pecho. Los demás los mirábamos anonadados. Durante esos días habíamos asistido a una serie de flirteos, miraditas y coqueteos que no dejaban indiferente a nadie y yo ya estaba de los nervios. Le había dicho a mi hermano muchas veces que se lanzara y él sólo me respondió "Ahora sabes lo que se siente".

En mi cabeza lo de Chan no era tan evidente pero le tuve que preguntar a Han para asegurarme.

En mi cabeza lo de Chan no era tan evidente pero le tuve que preguntar a Han para asegurarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora