Sin Remedio

CAPÍTULO 33

Iba caminando por uno de los pasillos de JYP. La navidad estaba a la vuelta de la esquina y yo tenía una reunión con el señor de las cavernas para ver cómo nos organizábamos para rodar el MV de Maniac.

Estaba segura de que se retrasaría hasta después de las fiestas porque sabía que los chicos tenían mil compromisos. De hecho, los veía muy poco y muchas veces me encontraba trabajando sola en la sala de Chan, que ya se había convertido en mi espacio de trabajo y en la que pasaba la mayoría del tiempo.

Llevaba conmigo todas mis carpetas para presentarselas al viejo cuando oí una voz.

— Oi, Luchi.

Di unos pasos hacia atrás hacia la voz que salía de la sala que ya conocía muy bien. Me asomé por el hueco de la puerta y vi un par de cabezas mirándome.

— Pasa, pasa —susurró Han haciendo gestos con las manos.

— ¿Qué hacéis chicos? —pregunté entrando.

— Terminando un mashup de las canciones del último disco. ¿Quieres quedarte un rato con nosotros? Hace mucho que no nos vemos.

Me quedé parada mirándolos, algo no iba bien.

— Sí, pero un poquito solo, que tengo reunión con el amo y señor JYP.

— Bah, que espere. Deja las carpetas en la mesa y siéntate con nosotros —dijo dando golpecitos entre el hueco que había entre él y Changbin.

Asentí con la cabeza y dejé las carpetas sobre la mesa. En ese momento, Bang Chan, que estaba totalmente concentrado en el portatil se giró a mirarme saliéndole una sonrisa tímida.

— Oh, hola Lucy.

— Hola Channie.

Desde el día que me desperté junto a él y su amigo no nos habíamos podido ver mucho. El trabajo nos tenía consumidos. La verdad es que lo echaba de menos. Añoraba la forma en que me miraba y cómo siempre hacía que me sintiera mejor. Echaba de menos hablar con él, nuestras conversaciones tontas sobre cualquier cosa y las serias sobre la vida. Simplemente echaba de menos verle sonreír, bailar, reír...

— ¿Qué tal estás? —preguntó mientras me sentaba en el sofá.

— Un poco agobiada con el trabajo pero nada que vosotros no sepáis —comenté con humor.

— Bueno las fiestas están al caer y podrás descansar —se había dado la vuelta encarándonos— ¿tienes algo planeado?

— ¡Siii! Ya tengo los billetes a España para pasar las navidades con mi familia y, ¡por fin!, podré ver a mi hermano más de dos minutos seguidos.

— Estarás deseándolo, ¿no? —preguntó Changbin sonriendo ante mi entusiasmo.

— Buff, nadie sabe lo que necesito poder descansar y ver a mis amigos y familia. Sólo quiero sentarme en una terraza a tomarme una cervecita con una olivas, unas bravas y reirme con mis amigos.

— Me alegro de que puedas pasar las navidades con tus seres queridos —dijo Chan poniendo una mano sobre mi pierna.

Me di cuenta de lo insensible que estaba siendo. Él nunca podía ir en estas fechas a Australia, tenía demasiado trabajo y siempre las tenía que pasar en casa de alguien que lo invitara o incluso, en algunas ocasiones, solo.

Puse mi mano sobre la suya y me salió un puchero.

— Lo siento Channie, ojalá tú también pudieras ir a tu hogar. Me parece muy injusto.

— No te preocupes, es lo que hay. Estoy acostumbrado.

— Pero eso no quita que sea una mierda.

Se encogió de hombros con una sonrisa triste, dándose la vuelta en la silla, se puso los cascos y volvió a su trabajo. Estaba claro que no quería hablar de aquello y me dejó con una sensación de pena en el interior.