CAPÍTULO 52

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Después de que Chan se guardara la foto en el bolsillo de su camisa salimos al pequeño balcón para que le contara tranquilamente cómo había ido la cosa con Tom. Le dije lo bien que me había sentido después de la conversación y le agradecí su consejo. Era lo mejor que podía haber hecho.

Poco después cenamos y nos fuimos a la cama pronto. La mitad de los chicos no habían aparecido todavía. Cada uno estaba por ahí con amigos y disfrutando un poco de la vida ya que después del rodaje les habían dado un par de días libres coincidiendo que era fin de semana.

A la mañana siguiente me desperté en una casa plagada de silencio, algo que no era nada habitual. Chan estaba en el quinto sueño, así que aproveché para levantarme y hacerles el desayuno a los chicos.

Estaba muy concentrada removiendo la masa para las tortitas cuando oí una puerta que se abría. Me giré para darle los buenos días a la persona que se acababa de levantar pero me quedé petrificada.

Una chica había salido de la habitación contigua a la de Chan. Ella también se había quedado petrificada al verme. Llevaba el pelo revuelto, iba descalza, llevaba en su mano lo que parecía una chaqueta y era tan bajita que podías pisarla si no mirabas bien al suelo.

Nos quedamos unos instantes mirándonos asustadas sin saber muy bien qué hacer. Mis manos seguían metidas en la masa y, cuando quise reaccionar y saludarla, la chica balbuceó algo en coreano, se inclinó brevemente y salió de la casa corriendo.

No había podido decir ni media palabra, ni moverme. Estaba igual o más sorprendida que ella por lo que acababa de pasar. Me quedé quieta en la misma posición hasta que me volví a girar y continué con mi faena intentando entender qué acababa de pasar.

Jamás había visto a ninguno de los chicos interactuar con ninguna chica así que había sido un shock bastante grande.

Mientras seguía con mis pensamientos, volví a oír una puerta abrirse y me giré sobresaltada. ¿Cuántas mujeres iban a salir de esa habitación? Pero no, era Changbin... Era Changbin saliendo DE LA MISMA HABITACIÓN de la que había salido la chica.

Llevaba también el pelo revuelto y se iba poniendo bien los pantalones del pijama. Cuando levantó la cabeza y me vio, unió cabos enseguida y su cara pasó de pálida a roja en un instante.

—Noona... Tú... Tú... —balbuceó.

—Sí, yo sí —respondí intentando aguantarme la risa.

Se llevó las manos a la cara y se acercó dando pequeños pasos.

—Dios mío... Qué vergüenza...

—No me puedo creer que JUSTAMENTE hayas sido tú...

—¿Por?

—¿Por? Por que siempre has estado muy pesado con Channie y conmigo de dónde hacíamos qué cosas, ¿has follado en la habitación de al lado de dónde dormíamos?

—Calla, no digas esas cosas —dijo dándome en el hombro.

—¿Cómo que no las diga? ¿Puedes hacerlas pero no hablar de ellas? —reí—. Encima... ¡No era ni tu cama! ¡Ay, Dios mío! No lo creo... No me lo creo...

—Pregunté antes, no teníamos otro sitio dónde ir y en mi dormitorio estábais vosotros.

—Ajá... y... ¿es tú novia? —pregunté ladeando una sonrisa.

—¿Novia? No no, somos... ¿Cómo lo decís vosotros?

Lo vi cogerse de la barbilla intentando recordar las palabras en inglés. Changbin era uno de los chicos a los que el idioma se le atragantaba un poco.

Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora