CAPÍTULO 42

64 7 41
                                        

Las piernas me temblaban y mis pulmones hacían lo que podían para volver a poner la respiración en orden. Giré la cabeza para ver el perfil de Chan, su aliento me acariciaba el cuello y también intentaba acompasar su respiración. Su pelo rizado se pegaba a su frente debido al sudor. Era una imagen apoteósica.

Después de unos minutos, cuando ya habíamos recuperado el aliento, noté unos besos suaves en mi clavícula.

— Tengo que tener cuidado... —susurró.

— ¿Por? —pregunté inclinándome para verle la cara.

— Podría perderme en tu cuerpo... —concluyó acariciando con la nariz mi piel.

Solté una risilla con vergüenza.

— Entonces... —esperé a que me mirara a los ojos— ¿me perdonas?

Vi como una sonrisa se formaba poco a poco en su boca.

— Ah, no, sólo quería acostarme contigo —me vaciló poniéndose a mi altura.

— Ah vaya, mira qué bien, qué bonito por tu parte —comenté con humor. Chan soltó una risita y me besó.

— Te perdono. Después de escucharte he podido entenderte mejor y me gusta que estés trabajando en ello. Creo que, cuando me lo dijiste aquella tarde... No sé, me volví un poco loco, tendría que haber dejado que te explicarás. Puedo ser bastante incendiario.

— Creo que me hacía falta una bofetada así. Es posible que en ese momento no hubiera sido capaz de explicarme. Estos días me han venido bien para pensar, aunque han sido horribles.

— Y que lo digas... —dijo poniéndose a mi lado, apoyando la cabeza en mi hombro y abrazándome. La idea de haberle hecho daño me dolía— Esto ha sido... —volvió a reírse— muy intenso... ¿cómo se te ocurrió? —preguntó levantando la cabeza para mirarme.

— Ay, —me tapé rápidamente la cara con la mano libre— qué vergüenza, ¿ha sido extraño? —pregunté levantando un dedo para mirar de reojo su reacción.

— Ha sido... Increíble. Al principio no lo entendía del todo pero después... Ha despertado algo muy primario en mí. ¿He hecho algo que no te haya gustado? He intentado estar atento a todo por si acaso.

— ¿Es una puta broma? —pregunté riendo y él me miró algo desconcertado— Ha sido una experiencia genial. No es que hayas hecho algo que no me haya gustado, es que todo me ha gustado demasiado. Ha sido... ha sido.... No tengo palabras para describirlo pero me has dejado con una sonrisa en la boca. Soy feliz y todo es gracias a ti.

La sonrisa que ya tenía se ensanchó aún más.

— ¿Sabes cuándo me has dicho que podía hacerte lo que quisiera, qué es lo primero que he pensado? —levanté la cabeza a modo de pregunta— Que lo quería era hacerte feliz.

— Channie... —un puchero se formó en mis labios— Es lo más bonito que me han dicho y que me han hecho en la vida. Gracias.

— Jiji —rio— Al meno creo lo he conseguido.

— Lo has conseguido de sobra.

Nos besamos con cariño, Chan nos tapó para que no cogiéramos frío y con él recostado en mi pecho nos dormimos.

***

Sentí algo de frío en la espalda y me encogí en la cama buscando a mi lado el calor del cuerpo de Chan pero no lo noté. Abrí los ojos como pude, aún medio dormida y vi su espalda. Estaba sentado en el borde de la cama medio agachado. Me quedé unos segundos contemplando bajo el resplandor de la luna que entraba por la ventana aquella espalda tonificada. No lo pensé ni un segundo y levanté la mano para acariciarla. Chan se giró inmediatamente.

Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora