CAPÍTULO 45

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Al día siguiente de grabación Han decidió que quería ir. El día que había podido estar con él mismo tranquilo en su casa y haciendo lo que le apetecía le había ayudado a relajarse y poder concentrarse en sí mismo.

El rodaje fue como la seda. No hubo cambios de último momento ni problemas técnicos ni personales. No sabía a quién tenía que darle las gracias pero cruzaba los dedos para que pasara lo mismo con los dos que nos quedaban.

Chan apareció al final del último día ya cambiado y desmaquillado. Habían sido unos días muy difíciles en la cuestión de retenerme porque con cada outfit que le ponían estaba cada vez más guapo y se le veía una parte diferente del cuerpo.

— Lucy —me llamó— Te quería preguntar, si quieres ir a cenar por ahí o algo.

Su mirada viajaba entre sus pies y mi cara. Estaba de lo más mono pidiéndome una cita. Después de la cena en el italiano no habíamos salido mucho más. Había una mezcla entre, demasiado trabajo y el problema de que nos vieran juntos. Básicamente habíamos pasado el tiempo en mi habitación de hotel o su casa.

— Pues, la verdad es que me encantaría, pero como hemos terminado bastante pronto, había pensado en pasarme por el hospital a ver si ya me pueden quitar esta cosa —dije señalando la venda del hombro que me restringía el movimiento. Estaba deseando volver a tener dos manos útiles.

— Ah, claro, ¿te puedo acompañar?

— ¿Qui.. quieres acompañarme?

Me extrañaba mi propia sorpresa. No estaba acostumbrada a que me acompañaran a los sitios. Parece una tontería, pero cuando pasas tanto tiempo fuera de tu hogar y en diferentes sitios, te acostumbras a hacer vida sola. Ni siquiera te planteas que hay otra opción. Pero así era Chan, encantador en todo. Seguramente estaría cansado de todo el rodaje pero parecía encantado de acompañarme.

— ¡Claro! —exclamó sonriendo.

***

Un par de horas después estábamos en mi hotel. El hombro estaba estupendamente y habían decidido quitarme el vendaje y, por fin, POR FIN, volvía a poder usar mis dos manos. Me habían dado unos ejercicios que debía de hacer hasta que ya no notara ninguna molestia.

— ¿Estás contenta con tu brazo de vuelta?

— ¡Siiiiiiii! —grité haciendo un pequeño baile de felicidad.

— Ahora tendrás que hacer los ejercicios, ¿eh?

— Sii —repetí— Pero mañana... o pasado.

Chan me miró con los ojos entrecerrados y apretando los labios.

— Que sí, que sí. Volveré a ir a gym y haré los ejercicios. Seguro que Changbin se presta a ayudarme.

— Yo también puedo ayudarte —dijo acercándose, cogiéndome del brazo y haciendo uno de los ejercicios de la lista— ¿ves?

Había estado muy atento a todo lo que decía el médico, incluso había hecho más preguntas que yo.

— Sí, lo haces muy bien —contesté en un tono bajo y mirándole a los labios.

Al escucharme, dejó de prestar atención al brazo y la volvió hacia mí.

— ¿Sí? ¿Lo hago bien? —preguntó incluso con un tono más bajo.

Me relamí sólo de escucharlo y asentí lentamente viendo cómo pasaba la lengua por su labio inferior.

Dejó con cuidado el brazo y pasó sus dedos suavemente desde mi mano hasta el hombro.

Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora