Aquella noche fue maravillosa. Mi corazón bailaba contento al son del amor que Chan y yo habíamos construido. Sin embargo, a partir del día siguiente mi cansancio y mi motivación me derrumbaron rápidamente. El trabajo que normalmente llevaba dos o tres semanas lo teníamos que comprimir en tres días. Sí que era verdad que el MV era muchísimo más sencillo que los demás (gracias a JYP), pero el trabajo seguía estando igual.
Apenas veía a Chan. Se iba al hotel a esperarme mientras trabajaba, pero llegaba tan cansada que tenía el tiempo justo para ducharme y acurrucarme en la cama junto a él para dormir (cosa que agradecía inmensamente). A los chicos sí que no los veía prácticamente nunca y los echaba mucho de menos.
Los días pasaron lentos pero rápidos a la vez y llegó el día antes del rodaje. Estábamos en casa de los chicos ya entrada la tarde. Liam llegaría de un momento a otro y se notaba.
Félix iba de arriba a abajo por toda la casa. Miraba de vez en cuando por la ventana a pesar de que no daba a la calle de la entrada. Ordenaba una y otra vez las estanterías del salón, recolocando los libros y demás cosas que había sobre ellas.
—Félix —lo llamé desde el sofá con media sonrisa. Estaba recostada sobre Chan, que pasaba sus brazos por mis hombros—. Félix —volví a llamar, pero estaba demasiado concentrado haciendo que los discos fueran de mayor a menor.
—¿¡Qué!? —saltó.
—Cariño, ¿no quieres sentarte con nosotros y hablamos de algo para distraerte?
—¿Qué? No no, estoy bien.
Chan y yo nos reímos del pobre, que se fue a por la siguiente estantería.
El timbre sonó asustándonos a todos. Félix saltó cogiéndose del pecho del susto.
—¡Voy yo! ¡Voy yo! ¡I'm coming! —gritó corriendo hacia la puerta y tropezando con todo lo que se ponía en su camino.
Descolgó el telefonillo preguntando "quién era". Hubo un segundo de silencio y entonces pegó un grito que nos volvió a asustar a todos. Abrió la puerta y desapareció de nuestra vista mientras escuchábamos cómo bajaba las escaleras corriendo.
—Al final se va a hacer daño... —susurró Minho llevándose una mano a la cara.
Al poco, oímos la puerta cerrarse. Miré en dirección al pasillo y vi a mi hermano entrar con Félix sobre él, agarrado a su cuerpo como si fuera un koala y desperdigando besos por toda su cara.
—¡Hola! —exclamó llegando al salón radiante a pesar de haberse pasado 12 horas en un avión.
—¡Liiiii! —me levanté corriendo para abrazarlo, pero se hacía difícil con Félix pegado a él.
—Cariño —dijo Liam mirando a su novio—, sólo será un momento. Deja que salude a los demás y luego puedes volver a subirte.
—Ah —parecía que Félix no se estaba dando cuenta de nada—, sí sí, perdón.
Se bajó, pero se quedó a su lado sin soltarle la mano. Por fin pude abrazarlo y luego saludó a los demás chocándoles la mano.
—Liam —lo llamó Chan—, queremos decirte algo.
Chan me miraba tan sonriente que parecía que fuéramos a ser padres. Y, creo que es justo lo que le pasó a mi hermano por la cabeza, porque me miró ojiplático.
—Oh, Dios mío, pero, ¿no sabéis lo que son los condones?
—¿Qué? Noooo, idiota —contesté dándole en el hombro.
—¿Entonces? —preguntó pasándose la mano donde le había dado.
Chan se acercó a mí tan lleno de vergüenza como de cariño y me rodeó la cintura.
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Sin Remedio
FanfictionCuando dos personas se atraen, no pueden evitarse. Lucy estaba emocionada por ser la nueva directora de los MV de Stray Kids. En cuanto conoció a Bang Chan, sabía que algo no iba bien en su corazón, pero su mente le decía otra cosa. La profesionalid...