CAPÍTULO 14

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A la mañana siguiente reviví como Lázaro. El haber estado descansando durante dos días seguidos me había ayudado a recobrar fuerzas. La presión en el pecho era tan pequeña que casi no la sentía, pero esto sentía que era por culpa de Chan.

Me levanté más o menos pronto y me puse en marcha al edificio con la moto. Pasé por la puerta y me quedé anonadada al ver un montón de periodistas esperando en ella. ¿Habría pasado algo con algún idol?

Pasé de largo y fui directa a la entrada del parking subterráneo para no tener que pasar por enfrente de ellos.

Cuando llegué arriba, la gente que no me saludaba de normal empezó a saludarme inclinando la cabeza. No sabía muy bien por qué pero correspondí a cada uno de ellos

Iba ir a la sala de producción, pero antes quería ir a saludar a los chicos y ver cómo se encontraban después de nuestra salida nocturna. Llamé a la puerta y entré. Como ya se estaba haciendo habitual me recibieron con un gran Luuucyyyy y me acerqué a saludarlos. Algunos de ellos hasta me dieron un abrazo, cosa que agradecí y me extrañó a partes iguales. Supuse que emborracharse juntos crea esos tipos de vínculos.

— ¿Cómo te encuentras? —preguntó Seungmin.

— Mejor, ¿me puse muy mal, verdad? Hay una parte de la noche que tengo en negro —miré de reojo a Chan al decir esto último. Él estaba con una sonrisa de oreja a oreja y soltó una breve risa.

— Bueno, serena desde luego no ibas. Pero no hiciste nada vergonzoso. No te preocupes —me animó I.N.

— La mayoría de vosotros tampoco iba muy sereno —reí mirando a Felix.

— Oi, oi, me caí al suelo porque tú me tiraste —se defendió Felix.

— ¿Te tiré al suelo? -pregunté alarmada.

— Se cayó porque fué incapaz de levantarte. Menos mal que estaba yo ahí -siguió ChangBin haciendo alarde de su fuerza y marcando músculo.

— Espera, ¿eso significa que yo también estaba en el suelo? —me tapé la boca con las manos horrorizada.

— Fue un pequeño tropiezo, pero te levantamos enseguida.

— Antes de reírnos de ti durante un rato —contestó Han. Le miré con los ojos entrecerrados y la boca prieta. Maldito.

— ¡Y me llamaste Binnie!

— ¿¡Qué!?

¿De dónde había sacado el valor para hacer eso?

Creo que el alcohol tuvo algo que ver.

Ah... ya...

— Y a mi Channie —habló por primera vez Chan sin quitar esa sonrisa de la cara.

— ¡¡¿¿Quéééé??!! —El horror iba en aumento.

— No te preocupes, me gustó. Denota confianza —volvió a decir Chan. Yo le miré con ternura, no podía quitarme de la cabeza el Chan's room de ayer.

— ¡Espera! A mi no me llamaste Hannie. Pensaba que yo era el que te caía mejor. ¿Por qué no lo hiciste? —preguntó cruzándose de brazos y enseñando una expresión de cabreo divertida.

— Mira, ni siquiera me acuerdo de llamarles así a ellos. Así que no te puedo dar los motivos de una borracha.

— Bueno, no pasa nada, a partir de ahora llámame oppa.

— No puedo hacer eso.

— No te preocupes, sé que no es por interés romántico aunque, con esta cara -puso sus manos alrededor de sus mofletes y sonrió de manera sensual— sé que es difícil contenerse.

Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora