CAPÍTULO 47

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Ahí estaba plantado, mi hermano al lado de Chan, con una sonrisa y de lo más tranquilo.

—Hola —dijo ampliando la sonrisa y saludando con la mano.

Sollozando y con lágrimas cayendo torrencialmente por mis ojos me acerqué a él. Abrió los brazos para recibirme, pero en cuanto estuve a su lado empecé a darle en el hombro.

—¿Hola? ¿Hola? ¿Tú eres idiota? ¿Sabes el susto que me has dado? —seguí dándole pero escuchaba risas a mis espaldas— ¿Desapareces dos días y sólo se te ocurre decir "Hola"?

—¡Ay, ay! —se quejaba entre risas intentando protegerse de mis golpes— ¡Basta! Quería daros una sorpresa.

—¿Sorpresa? Sorpresa la hostia que te voy a dar en cuanto te descuides. ¡Maldito idiota!

Como no paraba de pegarle, Chan que se había unido a las risas, me separó de él, pero eso no me evitó seguir chillándole.

—Te lo juro... ¡Cómo vuelvas a hacerme esto, te mato!

—Yo también te quiero, Lu.

Conmigo fuera de combate, entró al salón y saludó a los chicos hasta que llegó a Félix, que también había empezado a llorar.

—Hola —dijo poniéndose frente a él y cogiéndole de la cara para limpiar sus lágrimas.

—Ho.. Hola —sollozó Félix como pudo.

Liam se acercó más y lo besó lentamente. El amor con el que se estaban fundiendo en ese beso me hizo parar de llorar. Todos nos quedamos mirando sin poder evitarlo. Chan me soltó y me abrazó por la espalda dejando un pequeño beso en mi cuello. Con esto último me relajé del todo en sus brazos y cogí sus manos apretándolas con cariño. Podía notar su sonrisa en mi cuello.

Se separaron lentamente sin dejar de mirarse.

—¿Podemos hablar? —preguntó mi hermano poniéndole un mechón de pelo tras la oreja.

Félix asintió vehemente y Liam miró al resto de la sala, donde estábamos todos mirándolos embobados.

—¿En privado?

Aquello nos hizo despertar de nuestra ensoñación y algunos empezaron a moverse sin saber muy bien qué hacer. Changbin empezó a dar vueltas sobre sí mismo mirando a todos lados y I.N se metió las manos en los bolsillos mirando hacia arriba, como si aquello no fuera con él.

—Vamos a mi cuarto —dijo Félix riéndose de la situación.

—Esperad —me adelanté antes de que desaparecieran. Cogí mi bolso y saqué la tarjeta de mi habitación— Tomad, aquí estaréis más tranquilos.

Mi hermano me sonrió cogiéndo la tarjeta y susurrando un "gracias".

—Lo hago por Félix, no por ti. Tú no te lo mereces —contesté sacándole la lengua.

Liam se rió y me abrazó. Era tan grande que desaparecí bajo sus brazos. Metí las manos por debajo de la chaqueta y me aferré a él.

—¿No queréis comer algo antes de iros? —preguntó Minho.

Félix miró a mi hermano que negaba con la cabeza y el rubio lo imitó. Todos nos reímos mientras veíamos cómo se iban cogidos de la mano con algo de prisa.

—¡Por Dios, que cambien las sábanas mañana! —grité antes de que la puerta se cerrara.

—¿Más tranquila? —preguntó Chan cuando todo volvió a la normalidad.

—Sí, aún tengo el estómago algo revuelto, pero sí. Gracias por intentar calmarme —subí las manos por su pecho hasta sus hombros.

—Para eso estoy —contestó cogiéndome la cara imitando a Liam y me besó.

Sin RemedioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora