Cuando dos personas se atraen, no pueden evitarse.
Lucy estaba emocionada por ser la nueva directora de los MV de Stray Kids. En cuanto conoció a Bang Chan, sabía que algo no iba bien en su corazón, pero su mente le decía otra cosa. La profesionalid...
Esa noche, hice caso a Chan y me acosté pronto después de haber hecho un plan de rodaje diferente con Suyeon por si Han no venía. Me desperté fresca y motivada. A diferencia de los demás rodajes todo estaba bajo control, incluso teníamos plan B. El que fuera mi tercer rodaje con el mismo equipo y con los chicos había calmado bastante mis nervios.
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Una hora después me encontraba en el set. Como era la canción main, JYP había decidido gastarse bien el dinero y me había dado bastante manga ancha con lo que quería hacer. El primer día empezábamos en el plató con los sets de la calle normal y la "boca abajo".
Estaba admirándolos cuando Suyeon apareció a mi lado.
— ¡Morning, Lucy! —dijo dándome mi típico vaso enorme de té negro con leche.
— Oh gracias, Suyeon —se lo cogí y le di el primer sorbo. Lo mejor de la mañana.
— ¿Te han dicho lo de Han?
— Sí sí, ya lo sé —preferí ahorrarme que había sido Chan a las 5 de la mañana— No hay problema. Vamos con ventaja, tenemos nuestro plan B. ¿Cómo va todo por aquí?
— De maravilla, en media hora empezamos.
— Ay, quiero llorar, no me puedo creer que todo vaya TAN bien. Bueno, sería todo genial si estuviera Hannie, pero necesita descansar. Voy a ver a los chicos.
Estaba llegando a los camerinos y ya se escuchaban los gritos típicos.
— ¡Noona! —chilló Hyunjin nada más verme.
— Pero... ¿Qué coño?
El pelo rubio de Hyunjin estaba rojo, pero no uno tranquilo y oscuro, rojo sangre.
— Oh, sí, me lo he cambiado, ¿qué te parece? —dijo girándose y moviendo mucho su pelo enlacado.
— ¿Qué qué me parece? Es... es...Estás tan potente... Quiero decir...
Hyunjin comenzó a reírse de mi falta de vocabulario. Sin duda le sentaba muy muy muy muy bien. En un movimiento sutil se movió ligeramente para dejar ver a Minho, que se encontraba a su espalda mirando el móvil.
— ¡Oh Dios Santo! —se me escapó y me llevé las manos a la boca lo más rápido que pude.
Minho se sobresaltó y me miró confuso.
— ¿Qué te pasa? —preguntó sin moverse del sitio.
— Tu... tu... tu pelo.
— Ah, sí, ahora es morado.
No podía dejar de mirarlo. Aquel tono y el corte de pelo que le habían hecho le daba un toque algo más afilado a sus facciones ya perfectas.
— Creo que es el mejor tono de pelo con el que te he visto nunca, o sea, estás guapísimo Minho.