aitana romero
Estampó su boca contra la mía en un movimiento rápido, poniendo sus manos donde terminaban mis muslos, cerca de mi intimidad. Le seguí el beso, pero al momento puse mis manos en su pecho y lo eché para atrás.
Me miró con el ceño fruncido.
—Están todos aquí —le dije, aún sin respiración.
—¿Y qué? Solo es un beso.
Yo enarqué las cejas.
Me agarró de la mano y caminamos rápido hasta el baño más alejado. Había varios cubículos, así que Gavi empezó a ir uno por uno revisando que estuvieran vacíos, lo que ma causó risa al verlo así.
Se acercó a mi cuando se aseguró de que no hubiera nadie y enarcó una ceja cuando me
vio reírme.—¿De qué te ríes? —preguntó poniendo sus manos en mi cintura, pegándome a él.
—De ti —contesté.
No le dejé que hablara porque uní sus labios con los míos. Lo empujé hasta que entramos a un cubículo y se sentó en el retrete. Puse el pestillo y me senté a horcajadas sobre él.
Gavi continuó besándome y masajeando mi culo como él quería, yo enredaba mis dedos en su pelo mientras me acomodaba sobre su erección ya notable.
Devoró mi cuello a su gusto mientras yo comenzaba un vaivén con mis caderas, moviéndome contra él. Dirigió su mano a mi zona, colándola en el poco espacio que había entre nuestros centros. Gemí contra su boca al sentir su dedos.
—Pablo —gemí.
—¿Qué quieres, Aitana? —me preguntó provocador mientras introducía dos dedos en mi interior.
Buscó mis ojos y yo los suyos, aunque él
placer no pudiera permitirme mantenerlos abiertos por mucho tiempo. Gemí cuando acentuó el ritmo.—¿Quieres que pare? —preguntó.
—Ni se te ocurra —acerté a decir.
—Pues entonces contéstame.
—Fóllame, Pablo —susurré en su oreja como pude.
Y eso fue suficiente para que parara y buscara un preservativo en su bolsillo. Cuando lo encontró me levanté de él lo justo para que se bajara los pantalones y se cubriera su miembro con el preservativo. En ese momento sentí que me desmayaba de la calentura.
Me cogió de la cintura y me sentó sobre él de nuevo. Agarré su miembro con la derecha y moví mi mano hasta que decidí encaminarlo hacia mi entrada. Cuando lo noté solté un gemido que por suerte fue inaudible.
Él agarraba mi culo y me ayudaba con los
movimientos. De adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante.Ya estaba llegando al clímax cuando Pablo comenzó a tocar mi intimidad a la vez que yo metía y sacaba su miembro de mi. Lo único que provocó aquello fue que los dos nos corriéramos rápidamente.
Cuando terminamos Pablo se apoyó en el respaldo del retrete mientras suspiraba, y yo me apoyaba en su pecho agitada. Sacó su miembro de mi y tiró el preservativo a la basura para empezar a acariciarme la espalda.
Si no fuera porque me acordé de dónde estábamos probablemente me hubiera quedado dormida ahí.
Nos vestimos y Pablo me dio un pico en los labios antes de salir. Decidimos que entraría yo primero para no dar el cante, y que luego lo haría él.
Hablaba con Martina y Sira sobre lo ocurrido y lo que anteriormente había hablado con Pedri. Entonces lo vi aparecer por la puerta mientras me volvían a dar ganas de besarlo otra vez.
Pasó por detrás de mi sonriéndome y rozando su brazo "accidentalmente" con mi culo. Me reí un poco y seguimos cada cual a nuestro rollo.
Un rato después, decidí que era hora de irme a casa, ya eran las siete de la tarde y tenía que hacer una cosa sobre una campaña publicitaria
para una marca, cosas de redes sociales. Avisé de que me iba y todos se despidieron de mi, menos Gavi, que me hizo una seña de que lo esperara fuera.Salí del salón mientras sacaba mi móvil para contestar algunos mensajes de mi madre preguntándome qué tal estaba todo por aquí. En cuanto levanté la vista de la pantalla vi al sevillano acercándose a mi. No me dio tiempo de hablar porque me cogió de la mejilla y se acercó a mi para besarme, introduciendo su lengua en mi boca.
Minutos después, después de muchos besos y picos, nos separamos.
—Solo quería despedirme bien —sonrió alzándose de hombros.
Me reí y volví a acercarme a él. Le di un último pico mientras el chico me abrazaba. Me separé y salí de La Masia para ir a mi casa a hacer todo lo que tenía pendiente.