aitana romero
Me rasqué los ojos con pereza mientras arqueaba un poco la espalda para estirar los huesos. Abrí los ojos y me encontré con la claridad de la ventana de mi salón, que por suerte era poca.
Había vuelto de hacer dos exámenes en la universidad y justo después de comer me quedé frita en el sofá. No me quejaba, porque la noche anterior apenas había logrado dormir y lo necesitaba.
Justo me llegó una llamada de Martina, a quien también le había contado lo que había pasado con Gavi. Me había dicho casi lo mismo que Sira y que Alejandro, aunque bueno, de una manera un poco más... Martina, ya sabéis.
—Tía, estoy con Sira —contestó al descolgar.
—Hola, chicas —dije entonces.
—Uy, ¿qué te ha pasado en la voz? ¿Estás bien? —preguntó la novia de Ferran.
—Sí sí, es que me acabo de despertar de la siesta —solté una pequeña risita.
—¿De la siesta? Pues vaya siesta, cariño, porque son las ocho de la noche —se burló la misma.
—¿Las ocho? —me incorporé rápidamente, no tenía nada que hacer pero no me gustaba sentir que había perdido el día, y además, no sabía cómo había podido dormir tanto.
—¿Y sabes qué? Estamos llegando a tu casa ya así que en un rato nos abres, ¿vale? —dijo entonces Martina.
—No me quejo, pero ¿para qué venís?
—Ah sí, se nos ha pasado decírtelo. Ansu nos ha invitado a una fiesta así que te vienes con nosotras —añadió.
—No sé... —dije no muy segura—. La verdad es que una fiesta no es lo que más me apetece en este momento.
—Quizá, pero sí lo que necesitas para olvidarte de todo un poco.
—Además, ¿qué tienes pensado hacer? ¿Seguir durmiendo? —se burló Sira.
—De hecho, sí, anoche no pegué ojo.
—¿Por lo de Gavi? —preguntó esta, hice un ruido con la boca indicándole que sí—. Pues para tu buena suerte estará en la fiesta.
¿De verdad Gavi iba a ir esa fiesta? No sabía si era porque el quería o porque le habían obligado sus amigos como a mi, pero si era la primera opción la verdad es que me iba a sentar muy mal. Me pregunté varias veces como podría estar Gavi, si estaba mal por lo que había pasado o si pasaba del tema, porque ni siquiera se había molestado en devolverme las llamadas.
Ya había dicho que no me apetecía nada ir a esa fiesta, y me seguía sin apetecer, pero iría solo porque estaría mi novio y quería hablar con él y zanjar el tema de una vez por todas.
Mis amigas no tardaron demasiado en llegar.
No tenía pensado quedarme mucho tiempo, solucionaría las cosas con Gavi y me vendría a casa seguramente.